Capítulo 9

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Giro la llave en la cerradura tan sigilosamente como puedo, doy la vuelta al picaporte y abro la puerta lentamente. Lo único que deseo es meterme en mi habitación y dormir, pero Taehyung tiene el sueño más ligero del mundo, de modo que no sé si lo conseguiré.

El apartamento está en silencio y prácticamente a oscuras. La única claridad proviene de una luz de emergencia que insistí en dejar siempre encendida en el cuarto de baño. Brinda una claridad mínima, suficiente para proporcionar cierta orientación y no sumir el apartamento en una oscuridad total.

La silenciosa penumbra parece una buena señal. Puede que Taehyung haya bajado al bareto que hay en la esquina, junto al Stop'n Shop. Ambos locales huelen un poco a cloaca y sudor, pero nada de eso detiene a mi amigo cuando le apetece alcohol o chocolate. Llevo menos de una semana viviendo aquí y ya hemos visitado la tienda dos veces (para aprovisionarnos de Diet Coke y Chips Ahoy), y el bar, (para beber bourbon a palo seco porque no es la clase de sitio donde preparan martinis).

Cierro la puerta con cuidado y echo el pestillo, pero no pongo la cadena de seguridad con la esperanza de que mis conjeturas sobre el paradero de Taehyung sean correctas. Acto seguido me dirijo de puntillas a mi habitación por si acaso.

Resulta fácil orientarse por el apartamento. Era un piso normal antes de que los propietarios decidieran dividirlo y no supera los ochenta metros cuadrados. La sala principal cumple la triple función de vestíbulo, salón y comedor. También hay una cocina, un baño y dos dormitorios. El salón se halla a la izquierda y está cómodamente amueblado con un sillón y un sofá. En la pared principal destacan una chimenea que nunca se usa y una televisión de pantalla plana.

Justo delante de la puerta principal, más allá del metro y medio que constituye el vestíbulo, se halla el comedor que cuenta con una mesa de color naranja realmente fea y cuatro sillas de madera desparejadas. Es posible que Taehyung alquilara el apartamento cuando los precios estaban bajos, pero eso no significa que haya desembolsado más dinero. Lo ha amueblado con la mirada puesta en el coste, no en lo bien que pudiera quedar. No me importa, pero ya le he dicho que cuando me lo pueda permitir quiero pintar el interior y darle un aire un poco más Ikea. El estilo Casa y Jardín queda totalmente descartado.

La cocina está a la izquierda del salón y separada de este por una pared que algún día me encantaría derribar y convertir en zona de paso. Hasta que llegue ese momento, la cocinera no solo no puede ver la televisión, sino que se encuentra atrapada en un espacio claustrofóbico. Entre el comedor y la cocina hay dos peldaños que parecen no servir de nada, pero que conducen a dos dormitorios separados por un baño.

He recorrido más o menos un metro y estoy pasando de la entrada al comedor cuando una luz se enciende a mi izquierda. Me vuelvo y veo a Taehyung hecho un ovillo en el viejo sillón que Lady Miau-Miau, el gato que encontramos al llegar, utiliza para rascarse.

¿Te encuentras bien? —pregunto, porque un Taehyung meditando en la oscuridad no es cosa buena.

Estira los brazos, bosteza y despierta a Lady Miau-Miau que es una bola de pelo acurrucada en su regazo.

Estoy bien. Debo de haberme dormido.

Cambia de postura sin moverse del sillón y estira el cuello para aliviar los calambres. Lo observo en busca de alguna señal que indique que me está tomando el pelo, pero parece encontrarse perfectamente. Me siento aliviada. Pueden llamarme egoísta, pero no estoy de humor para ocuparme de otros dramas que no sean los míos.

Bueno, ¿y...? —me pregunta mientras la gata salta al suelo y se dirige sigilosamente a la cocina en busca de comida.

Me encojo de hombros sin moverme del sitio, con mi pequeño vestido negro y las sandalias de tacón colgando de mis dedos mientras mi culo desnudo se ventila bajo la falda con vuelo.

Union Ties | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora