Amor a primer cuarto

01. El entrenamiento parte 1

En la vida de todo chico que no sabe qué rumbo tomar, llegan todo tipo de sorpresas y nuestro querido Sam, no fue excepción.

¿Te imaginas que lo que más odias en un futuro sea lo más preciado para ti?

Sam Romero siempre ha sido un chico que ha vivido la vida de una manera despreocupada, con la excepción de dos cosas: el basquetbol y su mejor y única amiga Gaby. Desde que tenía memoria, Gaby había sido su compañera inseparable, la persona con la que compartía cada uno de sus momentos. Sin embargo, en algún momento, la amistad que sentía por ella se transformó en algo más profundo. Sus sentimientos por ella eran un secreto que lo mantenía despierto por las noches, con el corazón latiéndole con fuerza cada vez que la veía, preguntándose constantemente si esos sentimientos eran recíprocos, a pesar de conocerla tan bien.

A medida que el último día de la secundaria se acercaba, Sam no podía evitar sentir que el tiempo se le escapaba. Sabía que pronto llegarían las vacaciones y que su oportunidad de confesar sus sentimientos se desvanecería si no actuaba pronto. Así que, después de noches de insomnio y días llenos de duda, por fin decidió que era el momento de reunir el valor y decirle a Gaby lo que había guardado durante años.

El último día de la secundaria llegó. Sam entró a la escuela decidido, con solo una cosa en mente, declararse a Gaby. Pasó la mañana pensando en las palabras que usaría, ensayando diferentes formas de confesarse y buscando el momento perfecto para hablar con ella. Durante la ceremonia de graduación, apenas pudo concentrarse en lo que ocurría a su alrededor; su mente estaba completamente enfocada en la inminente conversación.

Después de la ceremonia, encontró a Gaby cerca del viejo roble en el patio de la escuela, el lugar donde solían reunirse para hablar de todo y nada. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba a ella, sintiendo cómo la garganta se le secaba y las manos le sudaban. Gaby le sonrió al verlo, una sonrisa que siempre lograba calmarlo, pero esta vez no fue suficiente para detener el torrente de nervios que sentía.

—Gaby, tengo que decirte algo —dijo Sam, su voz temblando ligeramente.

Gaby lo miró con curiosidad, notando la seriedad en su expresión. —Claro ¿Qué pasa?

Sam tomó una profunda respiración, intentando encontrar las palabras adecuadas. —Gaby, tú sabes que eres mi mejor amiga y que siempre hemos estado ahí el uno para el otro. Pero... hace tiempo que siento algo más por ti. He estado enamorado de ti durante años y no podía seguir sin decírtelo.

Gaby quedó desconcertada ante la revelación. A pesar de su profunda amistad, ella nunca había visto a Sam de esa manera. Sus ojos se abrieron con sorpresa y una mezcla de emociones se reflejaron en su rostro.

—Sam, no sé qué decir —respondió, buscando las palabras correctas. —Tú eres muy importante para mí, pero... siempre te he visto casi como un hermano. Creo tal ves que lo que sientes es solo admiración y cariño por todo el tiempo que hemos pasado juntos.

La respuesta de Gaby fue un golpe inesperado para Sam. Su corazón, que momentos antes latía con esperanza, se sintió aplastado. Dolido y frustrado, reaccionó impulsivamente con una rabieta que provocó el disgusto de Gaby.

—¡No puedo creer que no lo veas! —exclamó Sam, con la voz quebrada por la emoción. —¡Pensé que me conocías mejor que nadie!

Gaby, sintiéndose atacada y confundida, replicó. —¡No es justo que me pongas en esta situación! Nunca quise hacerte daño. ¡Esto no es mi culpa!

Las palabras hirientes volaron de un lado a otro, y ambos dejaron salir emociones reprimidas. Sam la acusó de ser insensible y ciega a sus sentimientos, mientras Gaby le reprochaba su inmadurez y la presión que le estaba poniendo. La pelea se volvió tan acalorada que atrajo la atención de algunos compañeros, pero ni Sam ni Gaby se detuvieron. Al final, sus palabras habían creado una barrera de resentimiento que parecía insalvable, y consumando la disputa en que cada uno se fuera por su lado.