11. El uniforme

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Después de una gloriosa derrota, todos regresaron felices y con la cabeza en alto. A pesar de no haber ganado, se llevaron una valiosa experiencia y enseñanza. Finalmente, después de tanto esfuerzo, Axel y Sam lograron llevarse decente y como compañeros de un equipo funcional. Milagrosamente, podía mantener una conversación de cinco minutos sin que se tornara agresiva.

Pasaron unos cuantos días y ocurrió lo inesperado: se seguían llevando bien. Nadie podía creerlo. Gaby, en particular, estaba asombrada. Recordaba claramente cómo, antes del viaje, Sam y Axel no podían ni mirarse a los ojos sin lanzarse miradas asesinas. Ahora, verlos interactuar cordialmente era casi surrealista. Se preguntaba una y otra vez qué había ocurrido exactamente durante el viaje que provocó tal cambio tan abrupto. Gaby estaba a punto de pensar que los habían secuestrado para llevarlos a un campamento de conversión o incluso a un psiquiátrico, ya que estaban más estables que nunca.

"¿Qué habrá pasado?", se preguntaba constantemente, "¿Cómo es posible que dos personas tan diferentes, que antes no podían ni estar en la misma habitación, ahora trabajaran juntas tan armoniosamente?".

Al momento de entrenar, a diferencia de hace semanas, sacaban el mejor potencial del equipo. Este momento en la vida de Carlos se llamaba felicidad. Su orgullo alcanzó niveles estratosféricos, ya que sus esfuerzos no fueron en vano y en sus manos tenía al equipo con uno de los mejores talentos y potencial en desarrollo. Ahora, Carlos podría convertirse en el capitán del mejor equipo en toda la república, y Gaby no podía esperar a ver hasta dónde llegarían.

Todo estaba a su favor, pero un pequeño problema apareció en el camino. En el partido anterior, casi fueron sancionados por no llevar uniforme, lo que provocó un gran revuelo. La ausencia de uniformes no solo les hizo perder puntos importantes, sino también el revuelo causado en el partido por ciertas disputas dentro del equipo. La situación podría haber llevado a la descalificación del equipo si no hubiera sido por la intervención rápida y persuasiva de Carlos, quien logró convencer a los oficiales del partido para que les dieran una última oportunidad.

Esta experiencia dejó claro que no podían permitirse otro error similar. Así que cuando Carlos fue informado de que su equipo necesitaba un uniforme obligatoriamente o serían descalificados, se dio cuenta de la urgencia y gravedad de la situación. Sin uniforme, no solo perderían su lugar en el torneo, sino que también se verían privados de la oportunidad de demostrar su verdadero potencial. La presión estaba sobre sus hombros para encontrar una solución inmediata.

Carlos tuvo que arreglárselas para diseñar un uniforme y conseguir proveedores en tiempo récord, ya que el siguiente partido sería en dos semanas y los uniformes tardarían en ser entregados en una semana. Esto significaba que no había margen para errores ni demoras. Se embarcó en una búsqueda frenética, contactando a numerosas empresas y negociando términos que normalmente habrían llevado semanas de planificación.

Finalmente, en el entrenamiento reunió a todos para darles la noticia.

—Muchachos, hay noticias urgentes que son decisivas para el futuro de nuestro equipo. Se nos informó que es obligatorio portar un uniforme en el siguiente partido. Tendremos que reunir entre cada uno 2000 pesos (120 dólares), pero para que no sea un gasto fuerte para ustedes, organicé una pequeña rifa para que puedan costearse el uniforme sin problema. Aunque uno de nuestros mayores problemas es el poco tiempo.

Después de esto, Vixi le dio a todo el Equipo a cada uno una hoja para llenar los datos de la rifa. Todos casi al mismo tiempo llenaron los datos de la hoja y pagaron el dinero en un solo monto sin problemas, todos menos Sam.

Sam se quedó en el fondo aplicando la ley de Jurassic Park ("si no me muevo no me ven") mientras escuchaba cómo Axel, bastante apenado, le decía a Alan.

Amor a primer cuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora