08. La falta más grave parte 2

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El partido continuó con relativa normalidad, pero por razones evidentes, Axel fue suspendido por comportamientos antideportivos. Mientras tanto, en el hospital, Sam estaba impaciente por conocer los resultados. Se negaba a rendirse; no dejaría a su equipo solo en esto. A pesar de haber comenzado con una mentalidad confiada, ahora era invadido por el miedo de que su equipo no clasificara, y peor aún, sentía que sería culpa suya por no haberse esforzado lo suficiente. Era consciente de que gran parte de lo que sucedía era su responsabilidad. Ni siquiera podía mirar a Gaby a los ojos; Seguía resentido y un poco decepcionado. Sin embargo, también era consciente de que había contribuido significativamente a perturbar la paz en el ambiente.

Los pensamientos lo abrumaban, sentía que estaba pagando alguna clase de karma. Se notaba visiblemente estresado cuando Gaby por fin decidió interrumpir el silencio.

—Sam, yo... —En ese momento, la voz de Gaby se quebró y rompió en llanto. Entre sollozos apenas comprensibles, dijo.

—Sam, todo esto no hubiera pasado si no hubiera salido con alguien que apenas acababa de conocer. Realmente me emocionaba el poder tenerlo de pareja, pero eso no justifica lo que te hizo. Lo puse enfrente de ti como si no me importara tu amistad, fui una idiota, en realidad, todo es mi culpa, ignoré cómo te hacía sentir y decidí no tomarte en cuenta, espero que puedas perdonarme.

Gaby se tapó la cara en un intento dejar de llorar, pero Sam la tomó de las manos y, en un tono serio, dijo.

—Gaby, la verdad es que yo... —Sam tampoco pudo contener las lágrimas y, entre tanto llanto, trato de continuar con su discurso—. Aun sabiendo lo importante que era para ti, decidí molestarlo apropósito y lo provocaba solo por diversión, aun sabiendo que todos, y sobre todo tú, esperaban que pudiéramos convivir. Fui muy infantil. No pongas en riesgo a tu relación gracias a que yo esté pagando mis errores.

Los dos se abrazaron fuertemente mientras expresaban cuánto se importaban el uno al otro. Mientras tanto, el doctor en la puerta no quería interrumpir el momento, pero aún había más pacientes que atender. Después de que estos dos notaran su presencia, Sam apartó a Gaby y aclaró su voz para preguntar qué tan grave era.

Sam fue informado que tenía un esguince de primer grado en la rodilla, lo que impediría que pudiera jugar durante aproximadamente un mes. Sam estaba devastado, ya que esto significaría que no pasaría a las estatales. Pero aceptando su destino, este simplemente dejo salir un suspiro ante lo que ya se temía. Por su parte, Gaby no se lo tomó nada bien. Cuando prendió su teléfono para poder reclamarle a Axel, vio que su chat estaba lleno de mensajes por parte de él. En un ataque de celos e ira, Axel la había llenado de mensajes insultándola y reclamándole. Gaby no tolero lo tratos de Axel, así que solamente le mando un mensaje el cual decía:

—Ahora hazte responsable de tus acciones solo.

Después de eso, lo bloqueó y con mucha rabia arrojó su celular a la camilla, tapándose la boca para dejar salir un grito ahogado. Sam preocupado le preguntó si todo estaba bien, así que Gaby, furiosa, le mostro los mensajes.

—¿Quién se cree ese idiota? Después de todo lo que hizo, viene contra mí y me echa la culpa, ¡peor aún, me insulta como si yo te hubiera roto la rodilla! 

Sam la calmó mientras trataba de convencerla de que lo mejor era hablar cara a cara con él, en lugar de desaparecer como ya lo había hecho anteriormente con el mismo Sam, ya que eso nunca le resultaba bien. Gaby, un poco más calmada, le dio la razón a Sam. La prioridad ahora era el bienestar de Sam, así que ahora no era buena opción perder el tiempo con cosas que no se podían arreglar en ese momento. Por ahora, la amistad de Gaby y de Sam estaba restaurada y más fuerte que nunca.

Amor a primer cuartoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora