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     Los Salter habían llegado temprano esa mañana al circuito Silverstone para acomodarse antes de darles la bienvenida a los chicos que fueron seleccionados para esa magnífica oportunidad, la extrovertida personalidad de Nikolett no se hizo esperar cuando los llevaron a conocer a los ejecutivos de Nissan, saludando a todo el mundo con entusiasmo teniendo a Jack algo estresado por su imparable energía, así que aprovechó el momento en que su hija pasó cerca de él para jalarla hacia atrás por la capucha de su suéter manteniendola quieta.

     —¡Hey!—llegó un hombre de cabello largo abriendo los brazos con emoción, la chica soltó una risita nasal al ver que su padre suspiraba con cansancio—. Qué bueno que están aquí. Tú debes ser Nikolett.

     —Así es, un placer conocerlo—con su mano no enyesada estrechó la del señor como saludo—. Este lugar es asombroso.

     —Oh, entonces tienes buen gusto—bromea Danny haciendo a la castaña reír.

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     Finalmente llegó el momento, el corazón de la muchacha incrementaba sus latidos cada vez que se encontraban más cerca del campo, estaba a nada de explotar de la felicidad y eso Jack lo notaba fácilmente, el hombre sentía el estómago algo revuelto por ver a su hija emocionada por algo justo como de pequeña, pero le atormentaba que ESE mundo, las carreras, fuera la razón, ya Niko había sufrido de un choque, no se permitía imaginar lo que ocurriría si la dejaba competir y pasaba lo peor, que no saliera con vida del auto.

     Claro que la quería, Jack adoraba a su hija, pero no quería mandarla a una posible muerte, ese deporte era peligroso y él lo sabía por mano propia, dejó su reflexión de lado al escuchar el grito de Nikolett.

     —¡Ay Dios mío! ¡Me va a dar algo!—chilló Niko adelantando a todos para correr al circuito—. ¿Puedo besarla? No importa, lo haré de todas formas—se arrodilló comenzando a estampar sus labios sin ninguna pena sobre la pista—. ¡Oh! ¡Puedo morir en paz! ¡Bendito seas Nissan!

     Los adultos presentes soltaban una que otra carcajada por la divertida escena que la chica Salter les presentaba, era tan abierta que nadie dudaba de su amor por aquel deporte de altas velocidades, a lo lejos se escucharon los motores y cuando los autos entraron en su campo de visión Nikolett cubrió su boca con el yeso sosteniéndose del brazo de su padre soltando chillidos por la euforia.

     —Contrólate—regañó Jack a su hija, rodando los ojos con un atisbo de sonrisa.

     —Estoy teniendo un orgasmo visual..¡Ay!—se queja la chica por el zape, cortesía de su progenitor—. ¡Este es el mejor castigo de mi vida!

     Nikolett se tomó su tiempo para observar a los diez corredores mientras bajaban de sus respectivos autos, quería ir a abrazarlos a todos por lo adorables que se veían con sus trajes de Nomex, sus mejillas comenzaban a doler por la gran sonrisa que tenía, la muchacha a duras penas centró su vista en Danny quien avanzaba para darle las bienvenida a los chicos.

     —Ustedes diez, provenientes de ocho distintos países, son los mejores pilotos virtuales del mundo—comienza—. Han superado increíbles obstáculos para estar aquí. Ahora están en esta pista con una enorme oportunidad—el hombre hizo una pausa dramática para continuar—. El ganador tendrá un lugar en la escudería Nissan y un puesto en la historia de las carreras.

     —Qué emoción—le susurró Niko a su padre mientras se aferraba a su chaqueta.

     —Ahora, les presento al jefe de mecánicos quién les enseñará cómo lograrlo, Jack Salter.

     Así el nombrado comenzó a caminar saludando con una sonrisa hipócrita a los concursantes, arrastrando a Nikolett con él, la conocía y estaba seguro que en cuanto le quitara los ojos de encima se iría a hacer algún desorden, la castaña no se opuso ya que estaría más cerca de los autos, movió su mano saludando con entusiasmo a las únicas chicas siendo respondida con la misma energía.

     —Bien, la gente a mis espaldas ansía que demuestren que pueden lograr lo imposible. Yo voy a demostrar lo contrario—habló sin quitar su mueca de falsa amabilidad, Niko detrás de él apretó los labios evitando la risa—. Hola. ¿Cómo te llamas?—Jack se acercó a uno de los chicos.

     —Jann Mardenborough—se presentó levantándose del capó con una linda sonrisa.

     —Jann. Qué alto eres—resalta el hombre analizándolo—. ¿Cabes en el auto?

     —No lo sé—estaba algo nervioso, Nikolett sabía que ese era el efecto que su padre causaba a veces—. Pero en el juego, si.

     Jack frunció un poco el ceño recordándole a Jann que eso no era un juego, logrando que el chico se quedara en silencio por la vergüenza, aprovechando que su padre no la veía empezó a burlarse regresando la sonrisa al rostro del moreno para al final hacerle una seña para que no se preocupara, él le dio un pequeño asentimiento para agradecer.

     —Las carreras—vuelve a hablar Jack—. Requieren fuerza, una tremenda voluntad, inteligencia, sensibilidad...solo hay un puñado de personas en todo el mundo que lo hacen al nivel que se les exigirá a ustedes—indica dándole una que otra mirada a su hija, que asentía estando de acuerdo con lo que decía—. En una carrera, las fuerzas G serán el doble de lo que un astronauta experimenta en el despegue. Y bajo esas condiciones, se verán obligados a tomar decisiones en fracciones de segundos que podrían matarlos...—siguió con la intención de asustarlos—. O peor, matar a alguien más.

     La mirada de Nikolett quedó fija en los autos, recorriendo cada centímetro para guardarlo en su mente, los dedos le picaban, quería manejar aunque sea una vuelta, salió de su ensoñación cuando sintió que su padre se acercaba a ella tomándola con cuidado del brazo derecho, levantándolo.

     —En el mejor de los casos terminarían así—anuncia a los demás mostrando el yeso en el ante brazo de su hija—. Y con algunos cortes o golpes, a ella ya se le quitaron—Jack ignoró olímpicamente la mueca de indignación de Niko, regresando a su discurso—. Son riesgos increíbles. Y si no están dispuestos a correrlos quiero que se vayan...—la castaña giró sobre sus talones comenzado a dibujar un circulo imaginario sobre su oreja indicándole a Danny que su padre había enloquecido.

     Mientras Jack seguía hablando de que los presionaría solo para demostrar que ninguno de ellos tenía lo necesario para eso, Nikolett le hacía mímica a cada palabra, ya que las había escuchado por tanto tiempo cada vez que le suplicaba a su padre permitirle ser piloto, sabía que entrar a las carreras ilegales fue un enorme error y le molestaba que se lo recordaran porque quería dejarlo atrás, en esos momentos no veía otra opción.

     Quería enmendar las cosas, solo no sabía cómo.

     —Bienvenidos—finalizó Jack Salter para girarse a su hija—. Tres meses—le dijo para volver a tomarla de la capucha y arrastrarla con los demás adultos.

     —¿¡Qué!? ¿¡Por qué!?—chilló confundida por el aumento de su castigo mientras caminaba en reversa, los corredores la miraban soltando varias risas.

     —Por andar de chistosa.

     —Buena motivación, Churchill—Danny puso su mano sobre el hombro de Jack, dándole una rápida mirada a Niko con gracia.

     Al tiempo en el que Danny les confesaba a los corredores que ese era su sueño, el convertir pilotos virtuales en verdaderos profesionales, la mirada azul de Nikolett volvió a encontrarse con los ojos marrones de Jann y ambos se sonrieron nuevamente, con algo de timidez el muchacho bajó un poco la cabeza sin dejar su alegre expresión para luego volver a observarla.

     Y sin darse cuenta, algo muy bonito estaba comenzando entre ellos dos.



𝙁𝙚𝙚𝙡 𝙄𝙣𝙫𝙞𝙣𝙘𝙞𝙗𝙡𝙚 ━━𝘑𝘢𝘯𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘥𝘦𝘯𝘣𝘰𝘳𝘰𝘶𝘨𝘩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora