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     El sol comenzó a iluminar poco a poco dando inicio a un nuevo día, la luz acarició con delicadeza el rostro de cierta castaña animándola a abrir sus ojos, al querer girarse para mirar la hora en el reloj sintió un peso en su cadera, confundida se estrujó los parpados y cuando pudo enfocar la vista lo primero que llamó su atención fue el televisor aún encendido, la poca pereza que quedaba en su cuerpo se evaporó al ver a tres personas extra esparcidas por su cama y a dos en los muebles.

     —Leah, hey—Nikolett movió con cuidado el brazo de la chica que dormía a su izquierda—. ¡Despierten! Antonio, vamos—con su pie empujó la espalda del español sin lastimarlo, parecían muertos.

     Un gruñido se escuchó detrás de ella mientras un brazo se aferraba más a su cintura:—Cinco minutos más—murmuró una ronca voz.

     —Jann...¡Jann!—la chica se giró comenzando a dar palmadas en la mejilla del chico que aún medio dormido intentó abrir los ojos—. Despierta—se sentó tomando dos almohadas lista para lanzarlas a los muebles—. ¡Matty! ¡Jo Hwan!

     —Deja dormir, Niko—Antonio movía su brazo como si estuviera espantando moscas.

     —¡Tienen clase, tonto!—la castaña se liberó de Jann comenzando a sacudir al español con fuerza—. ¿Por qué esto es tan difícil?

     Finalmente, Nikolett pudo sacarlos casi a patadas de su habitación ya que todos querían seguir durmiendo, la chica tuvo que explicarles que así tendrían tiempo para quitarse las caras de muertos que se traían.

     Cuando quedó sola arregló rápidamente el lugar y luego entró al baño a atender sus asuntos, salió ya vestida como una persona decente pensando en lo que haría en el día para entretenerse, hoy los corredores irían a otra clase teórica impartida por Jack Salter, desde la discusión que tuvieron padre e hija no intercambiaban ni una sola palabra, por eso Nikolett no estaría allí.

     Después de un rato la chica fue al comedor para desayunar y al terminar fue al circuito para vaguear recostada en las gradas, tal vez esperando respuestas de las nubes pero se conformaba con formas de animales.

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     Jack pausó el video que se había tomado de la carrera del día anterior, el muchacho que manejaba el auto que sufrió el choque estaba un poco irritado por el recordatorio de su accidente.

     —Si no se deciden a rebasar...—empieza a hablar el adulto—. Si en algún momento piensan: "No voy a hacerlo"...deben parar, frenar antes...

     —Lo intenté. Los frenos no respondieron—Jann susurró con molestia y Salter lo escuchó, pidiéndole que repitiera lo dicho, los demás corredores voltearon a verlo—. Traté de frenar y los frenos no...

     —¿No funcionaron?—se adelantó Jack.

     —No dije eso. Creo que se cristalizaron.

     Para el jefe de mecánicos, lo que estaba oyendo era una pésima excusa, ¿qué iba a saber un gamer sobre autos en la vida real? No terminaba de creerlo, dispuesto a defenderse, Mardenborough insistió que llevaba años manejándolos, los otros estudiantes veían atentos la discusión.

     Con una advertencia de que si seguía cometiendo esos errores para la próxima no sería tan afortunado, dio por finalizada la sesión, al ser el último Jann se acercó a Salter.

     —¿Por qué crees que estamos aquí? Sabemos cómo funcionan estos autos—se detuvo frente a Jack—. Sé de lo que hablo. No tengo miedo.

     El hombre se sentó sobre una de las mesas mirándolo fijamente para después soltar una risa:—Llevo veinticinco años en esto. Sé cuando alguien tiene miedo—dijo con tranquilidad—. En el mejor de los casos, el tipo no gana...y este es el caso. No es para avergonzarse. Está bien—parecía como si Jack le estuviera hablando a un niño pequeño—. Solo un pequeño porcentaje de la población puede hacerlo...pero es hora de renunciar. Si los frenos no se cristalizaron, igual te irás a casa.

     Más tarde Jack fue a la pista y se acercó al auto que le pertenecía a Jann, uno de los mecánicos bajó del vehículo ya arreglado, vistiendo un traje de Nomex rojo con el casco bajo el brazo.

     —Tenía razón. Los frenos se cristalizaron—anuncia el hombre.

     Al quedar solo, después de unos segundos una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Salter mientras se acercaba al auto para cerrar la puerta del copiloto, dirigió la mirada hacia las gradas encontrándose con Nikolett recostada en los asientos con los brazos levantados haciendo varios movimientos simulando el aire.

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     Más tarde Jack ingresó a la sala donde se llevaban a cabo parte de los entrenamientos encontrando a Jann utilizando una de las máquinas para correr.

     —Hola—llamó la atención del chico mientras se apoyaba en una de las caminadoras—. ¿Cómo supiste eso del auto?

     —He pasado horas configurando autos en GT—dijo Jann luego de recuperar un poco el aliento—. Sé qué crees que solo es un simulador, pero es bueno.

     Luego de un silencio Jack vuelve a hablar:— Mañana es tu oportunidad. Marcel quedó afuera—anuncia—. Eres de los cinco finalistas. Correrán en la mañana.

     A sus espaldas escuchó los gritos eufóricos de Jann mientras salía del gimnasio haciéndolo sonreír, aunque una voz a sus espaldas logró darle un pequeño susto.

     —Estás sonriendo.

     Cuando se giró pudo ver a su hija recostada de una pared con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo:—¿Tengo prohibido hacerlo?—pregunta burlón.

     —Para nada—Nikolett se paró correctamente para asomarse y ver a Jann festejar, ella soltó una risita que Jack notó—. Tenías tiempo sin hacerlo, no sonríes mucho, Salter.

     La chica le dio una última mirada a su padre para darle la espalda e irse por su camino, puede que ellos tuvieran sus discusiones de vez en cuando, pero Nikolett era la que siempre lograba regresar el ambiente a la normalidad con sus chistes.

     Esa noche los cinco finalistas dormían tranquilamente en sus camas, aunque Antonio se levantó por el sonido de un saxofón, el muchacho le preguntó a Leah si también lo oía, recibiendo una afirmación.

     —Pss...Jann—le habló al moreno—. ¿Qué diablos es eso?

     —Es Kenny G—susurra con obviedad.

     —¿Quién es Kenny G?—Antonio y Leah estaban confundidos.

     —Mañana hay una gran carrera. Esto me relaja—Jann les explicó—. Le voy a bajar.

     Volvió a reproducir la música mientras los chicos a su lado buscaban algo para cubrirse los oídos:—Te hubieras ido a dormir con Niko, loco—murmura Antonio con la almohada alrededor de su cabeza.

     Y a pesar de la melodía que sonaba a través de sus auriculares, Jann logró escuchar aquello y no pudo reprimir la sonrisa por imaginarse volver a repetir la relajante experiencia de dormir con Nikolett.





𝙁𝙚𝙚𝙡 𝙄𝙣𝙫𝙞𝙣𝙘𝙞𝙗𝙡𝙚 ━━𝘑𝘢𝘯𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘥𝘦𝘯𝘣𝘰𝘳𝘰𝘶𝘨𝘩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora