Secreto revelado. V

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—Hombros rectos y atrás, manos sueltas. Eso Drossi. No cruces tantos los pies y mueve un poco más la cadera, vuelta y pose.

Los sonidos de varios tacones se escuchaban en ese salón, aparte de las indicaciones en español de mi instructor.

Había llegado de la preparatoria para asistir a la academia de modelaje. Como es algo obvio, he llevado una vida normal dentro de lo que cabe. Mi pasión es el modelaje, los concursos de belleza, siempre he soñado con ser una Miss, y estoy segura de que lo lograré.

He ganado varios concursos desde niña, todo mi cuarto permanece repleto de coronas y bandas.

Por ahora no me estoy preparando para un concurso que sea pronto. Quiero dedicarme a tener una imágen de Miss hasta que cumpla la mayoría de edad y participar en el Miss Japón, para así ganar el Miss Universo.

Un sueño difícil de cumplir, más no imposible para mí.

—Dame otra pose, y vuelta. Fuerza en el cuerpo y la cabeza la giras antes, sonrisa, mueve el pelo, y listo. Excelente querida, siento ese sazón venezolano corriendo por tus venas.

Carlos es mi instructor, es de Venezuela. Mi papá lo contrató personalmente para que me preparara. Mi papá tiene raíces venezolanas, su mamá, mi abuela era de Venezuela y mi abuelo americano. Llevo muy presente mis tres nacionalidades, a diferencia de Areth y Peter, que aman más ser de Japón.

—¿Tú crees? Me alegra. Viniendo de un venezolano quiere decir que lo hago bien.— Le halagué con una sonrisa.

—Ay mi niña, vas excelente, si sigues preparándote así no cabe duda que serás la siguiente Alicia Machado.— Me tomó de los hombres mientras sonreía.— Anda a cambiarte mientras practico con Hari. Ya que ustedes van a tomar un café, me traen algo a mí.

Pasó el tiempo y nos encontrábamos Hari, Dyanne otra compañera de modelaje y yo caminando hacia la cafetería.

—Drossi ¿Cuándo nos enseñarás a hablar español? De milagro te entiendo cuando hablas inglés, pero cuando hablas español con el instructor Carlos siento que están invocando a un ente raro.— Dyanne habló mientras hacía un puchero y cruzaba sus labios. Me reí por su gesto.

—Yo no sé hablar tan bien el español, solo mantengo algunas conversaciones. El instructor a veces dice unas palabras raras que no entiendo.

Entramos a la cafetería, la campana del lugar indicó nuestra llegada al abrir la puerta.

—Oh sí, como la palabra esa que nos causó risa a todas, creo que era ¿Chacapa?— Habló Riri

—Pachaca creo.

Un chico se asomó a la barra para pedir nuestra orden.

Mientras pediamos, sentí una energía maldita muy fuerte fuera de la cafetería.

—Ehh, chicas, justo mi hermano me acaba de decir que necesita verme, así que me iré. Se pone molesto si soy impuntual.— Ambas me miraron de una forma rara.

—Pero ¿No te viene a buscar?— Cuestionó Hari.

—No, está por acá cerca. Me tengo que ir, nos vemos pasado mañana.

Las abracé y me despedí de ellas.

Hari podía ver las maldiciones, más no sentir su presencia como yo. Y no quería que pasara un posible mal momento, y mucho menos Dyanne quien no entendería la situación.

Salí de la cafetería mientras caminaba. Me estaba comenzando a sentir nerviosa, notaba la presencia de varias maldiciones a mi alrededor, pero trataba de actuar normal por la cantidad de gente que había en las calles.

𝐄𝐍𝐃𝐆𝐀𝐌𝐄 | Gojo Satoru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora