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Después de unos 30 minutos mi hoja seguía en blanco, tenía tanto en mente que mis manos no sabían cómo expresarlo.

Mire una y otra vez la hoja en blanco pensando en como describir todas las cosas que estaban pasando por mi mente y sobre todo, por mi corazón.

La pluma daba vueltas por mi mano, pero no escribía nada, lo único que escribí fue una W, después me arrepentí de iniciar con su nombre y lo deje así.

Me recosté sobre la mesa mientras miraba la mesita que decoraba mi habitación con ese libro de portada negra decorado con letras doradas.

Me puse a pensar en el tiempo que llevaba en la iglesia y cuánto tiempo había invertido en tocar la guitarra ahí.

No sabía el porque me gustaba estar ahí, algo parecía estar bien cuando pisaba ese lugar, como si las cosas malas que se que hago se borrarán en ese momento.

Quizá solo buscaba consuelo en esas cosas.

No me di cuenta de cuando me quedé dormido, solo hasta el día siguiente cuando mi madre tomo mi hombro avisando que era tarde.

Me levanté rápidamente para prepararme para la escuela.

Bajé las escaleras cuando estuve listo.

Mi madre tomo las llaves del auto y me llevo a la escuela.

Durante el camino no íbamos hablando demasiado, solo cosas rutinarias.

— ¿Cómo te va en la escuela? — preguntó repentinamente.

— Bien, ¿Por qué la pregunta? — contesté.

— ¿Tienes nuevos amigos? — preguntó sin contestar a mi pregunta.

No respondí, estaba intentando saber algo, pero, ¿Que exactamente?.

Trate de recordar algo que dije o algo que hice.

Lo único que pude pensar era que Jeff le había dicho algo.

Aún que tenía que empezar a confiar más en Jeff a pesar de las cosas que había hecho antes.

— ¿Por qué? — pregunté intentando averiguar lo que pasaba.

— Solo quiero saber — dijo.

— Los mismos de siempre mamá — contesté cuando llegamos a la puerta de la escuela sin darle oportunidad a preguntar nada más.

— ¿Que hay de nuevo con Wichapas? — preguntó mientras tomaba mis cosas para salir del auto.

— Nada nuevo. Hasta luego mamá — respondí mientras me despedía rápidamente.

Quizá había sido algo sospechoso, pero lo último que quería era a mi madre buscando información en algún otro lugar.

Entre a mi salón completamente agotado en la primera hora, este tipo de pláticas con mi madre me hacían perder energía.

Tenía miedo de que mi madre descubriera algo, con una cosa tan pequeña mi madre podría descubrir hasta el último pequeño detalle.

Un escalofrío recorrió mi espalda en ese momento.

Salí de mis pensamientos cuando entro el maestro, solo entonces me di cuenta de que Barcode no había llegado aún.

Después de la clase llame a Barcode.

— Ya estoy aquí —

Barcode dijo esto mientras asomaba su cabeza por el marco de la puerta.

— Hola — dije.

Un beso de Judas | Biblebuild Donde viven las historias. Descúbrelo ahora