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Wichapas POV.

Me quedé mirándolo por un segundo, incrédulo por lo que acababa de decirme.

- Entonces vámonos - eso fue lo único que le pude decir, pues me encontraba perdido en sus ojos.

Ese par de ojos cristalinos por los que había descubierto una debilidad, debilidad que jamás creí tener por algo... Por alguien.

...

Me sentía frustrado, no tenerlo a mi lado era frustrante.

Pensé en buscarlo en su casa, pero su madre no era la clase de persona que lo dejaría ahí, sabiendo perfectamente que iría a buscarlo.

Mi mente comenzó a divagar en los recuerdos de cuando era niño.

Las personas comenzaron a odiarme desde que iba a la escuela, no entendía la razón, le preguntaba entre lágrimas a mi madre, pero ella nunca respondió.

Fue hasta que alguien se atrevió a decírmelo, esa persona no era nadie más que la madre de Build.

Fue duro escuchar que los demás me odiaban solo por la historia de mi madre.

Mis pequeños ojos comenzaron a gotear y salí corriendo cuando la misma señora que acababa de gritar las cosas más horribles se quejaba porque estaba llorando.

Tenía 14 años cuando eso pasó, preguntar a mi madre no sirvió de nada, pues después del divorcio solo bebía al llegar de trabajar.

Ese mismo día me encerré en la seguridad de mi habitación, llore toda la noche, ese día me prometí no volver a ser tan débil como para llorar frente a alguien de ese modo.

Abracé mis pequeñas y débiles piernas entre mis brazos sollozando como un pequeño niño, creo que es la última vez que actúe así, como un niño.

Me sorprendí a mi mismo con los ojos llenos de lágrimas.

Sacudí mi cabeza un par de veces para alejar esos pensamientos y salí de casa.

La fría brisa de invierno hizo que mis mejillas se sintieran entumecidas.

No había casi luz, tomando en cuenta que era realmente tarde.

Camine tan rápido como pude hasta la casita, pequeña y vieja, pero cálida.

Al llegar me encontré con Mile y Apo en el sofá, parecían preocupados.

- ¿Pasa algo? - pregunté apenas me acerque.

- Pong - dijo Apo con real preocupación.

- ¿Paso de nuevo? - pregunté aún confundido.

Si había algo que sabía era que Pong no era el mejor para escoger droga o mucho menos un dealer confiable.

- Le vendieron cocaína alterada - dijo Mile.

- Mierda Pong - susurré.

Camine directamente al pequeño cuarto donde siempre lo dejábamos cuando esto ocurría.

Estaba en la cama, completamente inconsciente, solo tenían medicina a un lado para cuando despertara, en este momento deseaba tener la capacidad para llevarlo a un hospital.

- Está mejor, creeme - dijo Mile mientras se recargaba en el marco de la puerta.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - reclamé.

- Porque nunca estás disponible - respondió con indiferencia.

- Sabes que eso no es cierto - dije.

- Lo es, últimamente te la pasas intentando rescatar a tu princesa de su torre, ¿no te parece exagerado? - dijo elevando su tono.

Un beso de Judas | Biblebuild Donde viven las historias. Descúbrelo ahora