NOTA DE AUTOR:
Este capítulo contiene conversaciones en otro idioma que no están traducidas en el texto porque no constituyen un conocimiento disponible para Hermione. La información no es necesaria para seguir o entender el curso de la historia, pero los lectores son bienvenidos a traducirlos por sus cuentas.
Recibí ayuda y asesoramiento con el idioma de parte de nayrunoai.
[...]
Hermione queda con la boca abierta.
Malfoy arquea una ceja, con ojos desafiantes.—Después de todo...—dice él.—no esperarás que confíe en la palabra de una hija de muggles, ¿verdad? Si quieres obtener lo que yo sé, tendrás que hacer el Juramento Inquebrantable. Si pierdes, te vas.—baja la mirada hacia ella, inclinando la cabeza hacia un lado, con una postura claramente engreída, como si el triunfo ya fuera inminente.—Será mi recompensa por el tiempo que gaste enseñándote, y le haré un favor al Mundo Mágico al deshacerme de ti.
Entonces sonríe, y sus dientes brillan de una manera que podría haber sido encantadora en otras circunstancias. Luce encantador. La disonancia entre su apariencia y sus intenciones es inquietante.
Es mucho más perverso ahora. Como si algo hubiera cambiado desde su primer encuentro en la biblioteca. Sabe que no puede deberse sólo a que ella le había ganado la primera prueba.
Entonces se da cuenta: se está instalando en Hogwarts. Ya ha visto y oído lo suficiente como para saber cómo se supone que debe actuar, cómo se supone que debe verla, cómo debe tratarla. Es inevitable que caiga en el mismo molde.
Realmente encajaría perfecto en Slytherin.
Su pecho se contrae y aquel momento se siente como un vistazo al futuro, a la norma que regirá su vida, donde la crueldad es ineludible y tan casual que es casi pasiva. Una forma de conveniencia.
Y quizá es eso lo que se necesita para sobrevivir en el mundo mágico. A las brujas y a los magos no les importa nadie más. Eligen sus prioridades y tratan a todo y a todos los que se encuentren fuera de aquellos parámetros como una pérdida aceptable.
Siempre había creído que aquel era un rasgo de los Slytherin, pero ahora está comenzando a descubrir que Dumbledore sigue el mismo patrón. Que todo el mundo mágico es así.
Si Hermione quiere triunfar entonces tiene que entrar en el mismo juego que juegan aquellos con poder; volverse fría e indiferente, sin miedo de lastimar a las personas que se meten en su camino, y no preocuparse por el daño colateral que pueda existir, porque a nadie le importa cuando se trata de ella. La única opción que tiene, la única disponible para ella, es escalar hasta que sea lo suficientemente poderosa como para que nadie pudiera aplastarla, ni siquiera aunque lo intenten.
Durante seis años ha hecho lo mejor posible, ha dado lo mejor de sí, ha hecho todo tal como le dijeron que debía hacerlo, ¿y qué ha conseguido con eso? Estar allí de pie, siendo obligada a arriesgar todo lo que tiene a cambio de una última oportunidad de algo.
No es justo, y a casi nadie le importa que no sea justo. Y cuando sí les importa, igual no es suficiente para hacer nada al respecto.
Hay tanta rabia en su interior que cree que podría quemarla hasta hacer un agujero en su corazón.
Traga con la boca seca.—Bien.—accede ella porque no tiene otra opción. Le aterra que él se dé cuenta de eso, así que agrega con imprudencia.—Pero entonces quiero un juramento de tu parte. No es una apuesta real si el riesgo no va en ambos sentidos.
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LET THE DARK IN | Traducción
FanfictionEn un mundo donde el ascenso de Voldemort nunca ocurrió, la sociedad de los Magos ha encontrado nuevas formas de reprimir y excluir a aquellos que consideran forasteros. Hermione Granger asiste a Hogwarts como una de las pocas estudiantes nacidas de...