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Danilo regresó a su casa con una enorme sonrisa iluminando su rostro. Tarareaba una canción con felicidad mientras caminaba, contagiado por la emoción de haber jugado tan bien en la cancha de Liniers. Cada paso resonaba con una melodía interna que reflejaba la satisfacción que sentía.

Al llegar a su hogar, apenas pudo contener la emoción que lo invadía. Quería explicarle a la pelirroja cómo había logrado destacarse ese día en el campo de juego, cómo cada movimiento, regate y gol lo acercaban un poco más a la posibilidad de salir de la miseria que a veces lo abrazaba.

La idea de formar parte de ese equipo de fútbol se convirtió en una luz de esperanza para Sánchez. Imaginaba una vida diferente, lejos de las limitaciones que conocía. La felicidad irradiaba de él al pensar en todas las posibilidades que se abrían frente a él, como si aquel equipo fuera la llave para mejorar su situación.

Con la sonrisa aún dibujada en su rostro, el castaño entró a su casa con la esperanza de compartir su alegría con Rodríguez y, quizás, encontrar en ese entusiasmo compartido un lazo más fuerte entre ellos.

Él abrió la puerta de su departamento corriendo, ansioso por contarle a Martina sobre su día lleno de logros y emociones. Su rostro reflejaba la intensidad de lo que sentía, pero su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de que ella no estaba en la sala.

Revisó cada rincón, la sala, la cocina, y su mirada se posó en Sebas, quien dormía plácidamente en el sillón. Un nudo de preocupación se formó en el estómago de Sánchez al no encontrar a Martina en ningún lugar visible.

Decidió acercarse al baño y tocó dos veces la puerta, pero no obtuvo respuesta. Un leve sentimiento de inquietud se apoderó de él al confirmar que ella no se encontraba allí. Se dio cuenta de que Martina se había ido, y la ausencia de su presencia dejó un vacío en la habitación, los platos que habían usado para comer se encontraban completamente limpios, ella los había lavado.

La tristeza se apoderó de Danilo al darse cuenta de que la ausencia de Martina no estaba vinculada a una tarea cotidiana, sino a algo más profundo. La habitación que antes estaba llena de alegría y una vida de ensueño, ahora resonaba con un silencio que amplificaba su soledad.

Abrió la puerta de su habitación con la esperanza de encontrarla allí, pero el vacío persistía. Su mente se llenó de pensamientos oscuros mientras contemplaba la realidad de que ella se había ido sin dejar rastro. Se preguntó si algo en su relación había cambiado, si las complicaciones de su vida habían que ella se arrepintiera de seguir con él.

La melodía alegre que tarareaba momentos antes se desvaneció, y en su lugar quedó un eco de tristeza. Se sentó en el borde de su colchón, abrumado por la incertidumbre de lo que podría haber ocurrido. La luz de esperanza que sentía por su desempeño en la cancha se disipó, dejando espacio para una sombra de desesperación.

Danilo anhelaba compartir su felicidad, pero ahora se encontraba solo, con la sensación de haber perdido algo valioso. El futuro que imaginaba se volvía borroso, y la incertidumbre se apoderaba de su corazón, preguntándose si encontraría respuestas y consuelo en el camino que se extendía ante él.

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Martina experimentaba una abrumadora incertidumbre que se reflejaba sombríamente en cada rincón de su habitación. El dolor persistente en sus hombros se entrelazaba con la pulsante molestia en su cabeza lastimada. La cama, destinada a aliviar el dolor, permanecía inalcanzable, forzándola a sentarse y apoyar su espalda contra la fría pared.

RESCATATE | Danilo Sánchez | Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora