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Jay Park era el mejor estudiante de su generación. Estaba en tercer año de ingeniería mecánica y hasta el minuto no había reprobado nada. Absolutamente todos sus compañeros lo conocían por su increíble habilidad con el cálculo y la física.

El se sentía enormemente orgulloso de eso. Amaba ser el mejor.

Y es que no era solo lo académico el area donde él destacaba, si no que también lo hacía en el deporte y la música. Practicaba voleibol en el equipo de la universidad y era muy reconocido entre sus compañeros ya que lo hacía bien.

También tocaba el teclado en una pequeña banda universitaria que se reunía los viernes en un bar del sector para ganar un par de monedas.

Además se dedicaba a hacer clases y ayudantías para tener algo de dinero extra del que manejaba mes a mes. Su agenda solía estar llena de pendientes, pero de alguna forma siempre lograba cumplir.

Tenía casi toda su vida bajo control las veinticuatro horas del día.

Casi.

A excepción de Yang Jungwon.

Jay llevaba años enamorado del menor, quien estudiaba ingeniería biomedica, por lo que compartían facultad.

Su corazón latía fuertemente cada vez que lo veía pasar por los pasillos, haciendo notar rápidamente su presencia en todos lados. Intentaba no mirarlo mucho durante los recesos porque no quería delatarse a sí mismo.

Era una persona minuciosa que amaba poder controlar sus emociones y canalizar sus energías en cosas productivas.

Pero cuando Jungwon aparecía, todo cambiaba.

El problema es que el menor no tenía idea del amor que sentía Jay hacía él. Sabía perfectamente quien era, imposible no hacerlo, todos lo conocen por su buen rendimiento.

Pero para el menor, Jay era solo el chico inteligente que ayudaba en cálculo a cambio de un par de billetes.

Jungwon por su lado, era un chico más desordenado.

No era tonto, de lo contrario no estaría estudiando una carrera así de difícil. Pero su lema era "disfruta la vida universitaria, las notas realmente no importan en el futuro"
Así que prefería cuidar su salud mental, salir con sus amigos, jugar videojuegos y hacer estupideces. Total, vivía con su mejor amigo Ni-ki quien lo acompañaba en cada cosa que se le ocurría por lo que la diversión nunca faltaba.

No era el mejor en clases, y debía admitir que cálculo era un dolor de cabeza. Así que participaba de las ayudantías que daba Jay antes de los exámenes, para mejorar un poco sus notas.

El era menor, un año menor, por lo que no compartía ningún curso con el chico inteligente. Pero sabía quien era, ya que había salvado su pellejo más de una vez.

Jungwon no practicaba ningún deporte en particular, aunque los fines de semana iba a bailar coreografías de K-Pop a una academia. Le gustaba cantar pero solo cuando nadie lo veía.

El menor no tenía a alguien en mente si hablamos sinceramente. Le habían gustado un par de chicos pero no fueron más que enamoramientos fugaces que no pasaron de la segunda cita. Aunque si se había besado con varios chicos de esa facultad, pero nada serio, solo tonterías que uno hace borracho.

Jungwon sabía que era lindo. Le gustaba lucirlo vistiendo bien y cambiando el color de su cabello continuamente para generar impacto en los demás. Y no pasaba desapercibido, llamaba la atención de varias personas cuando caminaba por los pasillos del lugar.

Y eso generaba cortocircuitos en el cerebro de Jay.

— Wow, que color rojo chillón más fuerte— soltó Sunoo mientras anudaba los cordones de sus zapatillas, al mismo tiempo Yang Jungwon caminaba a unos metros de distancia con su mejor amigo— le queda bien de todas formas.

𝐈 𝐆𝐎𝐓 𝐀 𝐂𝐑𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍 𝐘𝐎𝐔 ꩜ 𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍 ᰔᩚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora