xii

1.9K 207 34
                                    

— Tu madre fue a comprar algunas cosas al almacén de la vuelta, ¿almorzaste?— la abuela de Jay se movía de un lado a otro por la cocina de su casa preparando algo que Jay desconocía.

— no, vine directo desde la universidad— soltó Jay levantándose para ir a ayudarla.

— deberías venir a más a visitarme! Tienes que estar con un problema y los ojos hinchados para que te acuerdes de tu vieja abuela, dos meses sin verte y eso que vivimos cerca.—contestó la abuela de Jay mientras metía tofu cortado a la olla. Jay intentaba ayudar pero sólo recibía pequeños toques en las manos por parte de su abuela para que se alejara.

— perdón, te prometo que vendré más seguido— Jay se dio vuelta para darle un suave abrazo a la señora, que lo ignoro completamente.— es que vives a las afueras de Seúl!, y la universidad ha estado muy pesada.

—¿te quedarás a dormir? Para preparar tu habitación, tengo la mitad de mis telares en tu cama.

— yo creo que pasaré acá un par de días si no te molesta, tengo que estudiar y el ruido de Seúl me esta nublando un poco— contestó Jay apoyando sus manos en la mesa de la cocina, justo al lado de su abuela.— tengo muchas distracciones y...

— claro que no me molesta, esta sigue siendo tu casa Jongseong— contestó su abuela sonriendo.

La señora vivía en la antigua casa de Jay, junto con su marido quien estaba la mayor parte del tiempo en cama.

Se cambiaron a ese lugar cuando el abuelo de Jay tuvo una complicación médica que los obligó a acercarse a la capital, y a pesar de que la casa estuvo desocupada un par de meses, ella se encargó de restaurar todo como lo era antes. La habitación de Jay parecía que jamás había sido vaciada, tenía los trofeos que ganó cuando adolescente y también algunos juguetes que aún guardaba.

La madre de Jay no tardó en llegar, y se sorprendió al ver a su hijo sentado tomando el caldo que su abuela le había servido.

— ¿y esta sorpresa?— dejó las bolsas que llevaba en las manos de lado acercándose a Jay— no me habías dicho que vendrías.

— tengo el celular apagado— contestó Jay mirando a su madre y estirando sus brazos para darle un abrazo, que ella contestó.

— ¿sucede algo? Tienes cara de preocupado.— preguntó y Jay suspiro cansado, comenzando a soltarle todos sus problemas a su mamá.

La madre de Jay terminó consolando a su hijo, quien seguía siendo igual de terco como cuando era un niño.
Jay siempre fue autoexigente. Al principio se debía a que su padre le exigía mucho, a pesar de ser un niño menor a los diez años. Hablaba mil actividades fuera de sus estudios que podría hacer, y lo solía comprarse con hijos de amigos cercanos. Ella siempre intento que eso no afectara a Jay.

Pero parecía que ese tipo de acciones seguían afectando a su hijo a pesar de vivir lejos de su padre por años. Toda la vida se había exigido el doble de lo normal.

Sabía perfectamente que hacer cuando este tipo de situaciones pasaba, prepararle un caldo, escucharlo desahogarse y luego comprarle un paquete de gomitas con forma de fresa. Era lo que más reconfortaba al chico, e incluso le pasó la receta de "calmar a Jay" a Sunoo antes de partir, para que me diera una mano cuando pudiera. La abuela de Jay también sabía cómo reconfortar a su nieto, y por lo mismo había decidido cocinarle algo caliente.

— reprobar no es el fin del mundo, no te mataremos si lo haces, y tampoco significa que no eres capaz— decía la señora mientras acariciaba el cabello de su hijo, y este cerraba los ojos.— yo reprobé varias veces, y aquí estoy! Me pagan bastante bien, te puedo mantener desde lejos.

𝐈 𝐆𝐎𝐓 𝐀 𝐂𝐑𝐔𝐒𝐇 𝐎𝐍 𝐘𝐎𝐔 ꩜ 𝐉𝐀𝐘𝐖𝐎𝐍 ᰔᩚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora