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—Oh, es que la escena me conmovía – dice con un tono de burla en su voz

—¿Que haces aquí, hermana? – digo volteandome para mirarla fijamente a esos ojos llenos de oscuridad pero al mismo tiempo llenos de luz

—Vine a comprobar que es cierto – dice mirando a la figura dormida detrás de mi pero se acerca para tocarle el rostro suavemente

—Ni lo pienses Melinoe – digo mirándola con advertencia en mis ojos viendo cómo sus manos la tocan

—Debo admitir que hice un buen trabajo – dice ahora mirándome con una sonrisa

—Le haces honor a su don, ahora largo – digo alejándola

—Oye, que sea tu hermana menor no te da el derecho a tratarme así – dice mirándome con reproche mientras que cubro el cuerpo de Adella con cuidado—Recuerda que mi don es dar paz

—Y oscuridad – le recuerdo —Tu padre es el rey del Inframundo princesita

oigo como refunfuña atrás de mí y sonrió dejando a Adella dormir tranquilamente

Me volteo y salgo de la habitación para sacarla de ahí pero simplemente la mira y luego me sigue por detrás, desde niños su mirada me llamo la atención

Melinoe hija del rey de Inframundo pero también hija de Perséfone, reina de los secretos muertos, aquellos que nadie puede saber y que nadie sabrá. Mi madre

—Te dije que no pasaría mucho hasta que volviera – dijo sentándose sobre la mesa donde Adella solía estudiar—La muerte no es eterna como todos creen

—El reencarnar y morir son cosas diferentes – le digo tomando un sorbo de café pero lo dejo aún lado cuando me doy cuenta que es el café de Adella, muy amargo

—Pero reencarnar en un cuerpo tan parecido a su vida pasada, es otra onda – dice con una sonrisa y corre un mechón de su cabello aún lado dejando ver su rostro—¿Ya te la follaste?

—¿Que clase de pregunta es esa? – digo mirándola con una ceja alzada

—No te hagas el tonto, seguramente se te paro la polla al verla de nuevo – dice apuntandome con un dedo

—No seas estúpida – digo rodeando los ojos

Suspiré mientras que veía como bajaba de la mesa y miraba los libros de Adella mientras yo permanecía en cocina, mirando como toma libros y los Lee un poco con tal de distraerse pero le aburre leer cosas que ya sabe

—Humanos – dice tirando los libros aún lado

—Cuidado con eso – digo mirando el libro en el suelo 

—¿Me vas a contar cómo la encontraste? – dice acercándose a mi

—¿No tienes almas en penas a quien molestar?

—Vengo a pasar el rato con mi hermanito

Rodeo los ojos y tomo de nuevo el café de Adella, no está tan mal Después de todo—Ella me encontró

—¿Que?

—Ella estaba jugando a una estupidez con sus amigos y su cuerpo me mandó la señal – le explicó mirándola a los ojos fijamente mientras que ella traga saliva

—¿Te reconoció?

—Al creer que era otra persona trate de asustarla pero luego ví esos ojos...

—Demon

—Esos ojos todavía me miran con ese brillo Melinoe, ella no me recuerda del todo pero si cuerpo aún reacciona conmigo

Destinada a ser suyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora