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Adella

Camino por la universidad buscando el baño de mujeres, me estaba haciendo desde la mañana pero salí rápidamente de la cama porque llegaba tarde y no era una opción pedir permiso para ir al baño durante la clases

Al ver la figura de una mujer en una puerta suspiro aliviada y entro rápidamente para entrar a uno de los cubículos para hacer mis necesidades y luego salir para lavarme las manos

Noto como las luces del baño titilan un poco llamando mi atención pero mi corazón late con fuerza al oír un silbido en el baño, cierro la canilla y volteo para todos lados buscando el proveniente de ese silbido pero no encuentro nada ni siquiera en los baños

—¿Hola? – llamo esperando una respuesta Pero el silbido sigue hasta que lo siento cerca de mi oído

Me volteo encontrándome con el espejo frente al lavamanos pero en ese momento veo como el espejo se distorsiona hasta que me deja ver unos ojos verdes y una sonrisa burlona

—Que carajos – digo acercándome más al espejo viendo si de verdad no estoy alucinando o si es realmente eso, si hay una persona a través del espejo

—Dios, sigues igual – dice parando de silbar mientras que me mira de arriba para abajo —Aunque siempre fuiste hermosa

—Que mierda eres – digo tocando el espejo con la intención de tocarlo Pero solo siento el vidrio bajo mi dedo

—Oye, esa boca – me reprende mientras que aún conserva su sonrisa en el rostro, veo como las luces dejaron de titilar —Me presento, Soy Ian, dios del canto y la belleza

Mi boca se abre ligeramente mientras que el me mira esperando una respuesta de mi parte Pero mi cabeza no articula que el está metido en el espejo del baño donde casi me da un infarto

—Si sientas baba, me voy – Advierte

—¿Dices que eres un dios del canto y la belleza? – digo buscando una afirmación, una segunda afirmación Pero el me mira como si fuera una estúpida

—¿Eres estúpida o algo así? – dice rodeando los ojos y chisquea los dedos para que lo deje de mirar como si fuera el ser más horrible del mundo —Mi canto atrae al igual que mi belleza

—No había oído de tí – digo mirándolo más de cerca

—Es que no soy tan famoso como tú esposo Demon – dice suspirando mientras que me mira fastidiado —Supongo que ser príncipe del Inframundo tiene sus ventajas

—¿Espera? ¿Mi esposo? ¿Demon? – artículo

—Estoy empezando a pensar que tienes algo mal en la cabeza y me estás asustando – dice alejándose un poco del espejo

—No, no te vayas es que esto es nuevo para mí – digo mirándolo ahora con una sonrisa para calmarlo —Cuentame lo de Demon

—Pero como es que no sabes que Demon, tu esposo desde hace siglos literalmente, es el dios del que más se habla, aparte de Zeus – dice tocándose el cabello como si le aburriera decir esto

—¿Zeus? – digo mirándolo impresionada y suelto una risita —Me estoy volviendo loca, primero un demonio aparece en mi casa diciendo cosas que solamente traen problemas, luego le ofrecí que mis senos como si de un chupetín se tratara y ahora un espejo mi habla

—Oye, lo de los senos estuvo demás – dice mirándome con el ceño fruncido –Y no soy un espejo, soy un dios

Sus brazos se extienden hasta que veo sus dedos a los costados del espejo y se impulsa para salir de el como si fuera algo normal de todos los días para el o para el mundo, lleva un traje rojo llamativo que lo hace ver apuesto pero su vibra grita que te alejes

Comienzo a reír anodada y caigo al suelo, desmayandome

Demon

—Ahora que hiciste – digo mirando como Ian carga a mi mujer en brazos

—¿Seguro que quieres seguir siendo marido de esta mujer?, tardo más de cinco minutos en entender que eres el dios del Inframundo – dice y la tomo en brazos viendo como sigue dormida a pesar de lo pesado que es el viaje al castillo aquí abajo

—No es algo a lo que esté acostumbrada – digo con obviedad para llevarla a mi habitación y dejarla sobre la cama

—Se trato de loca y hablo sobre ofrecer sus senos como chupetín en feria – dice y en ese momento una sonrisa se aproxima por mis labios mientras que la sigo mirándo, estando dormida sigue siendo hermosa

—Siempre tienes que largar lo primero que piensas ¿no? – le hablo a ella aunque se que no responderá

—Okey, me estás asustando me voy a mí casa – informa Ian yéndose de mi habitación
—Pero dale unas pastillitas, si actúa así en frente de la gente pensaran que tú estás igual y lo estás pero que ellos no lo sepan

Rodeo los ojos y la sigo mirando con fascinación, como si fuera lo único que vale la pena en este maldito lunes y lo vale, más que nada en el mundo

Salgo de la habitación y me encuentro a una de las esclavas pasar por mi lado Pero la tomo del brazo lo que hace que me mire —En mi habitación se encuentra mi mujer, que nadie se acerque, alguien se atreve a entrar y la que pagará la consecuencia serás tu

Ella asiente horrorizada y me alejo para sentarme en la mesa nuevamente, antes de que Ian llegará con Adella en sus manos, para comer tranquilamente mientras que espero que ella despierte, después de todo no tengo nada más interesante que hacer

Pasa una hora exactamente y en ese momento mi oído se agudiza para oír como ella abre la puerta de un azote y golpea violentamente a la esclava que no la deja salir de la habitación

Ella debe creer que está secuestrada y posiblemente no recuerde que en esa habitación es donde ella dormía día y noche sobre mi pecho, donde la había hecho mía y por supuesto. Dónde murió

—¡Alejense! – grita cuando mis guardas la quieren meter a la habitación nuevamente pero cuando sienten mi presencia no sé atreven a tocarla

Sus ojos al verme se llenan de alivio y a la vez odio, odio porque piensa que yo la rapte para quedarmela toda la vida, cosa que podría hacer Pero no lo hago por respeto a ella y alivio porque su cuerpo se relaja al saber que si algo pasa, yo la protegeré

—¡Tú! – grita en mi dirección y veo su mano en mi dirección por lo cual la tomo de la muñeca para que no toque mi rostro y eso la hace rabiar más –¡Secuestrador! ¡Sucio! ¡Pervertido!

Sonrió mirándola mientras que me maldice en todos los idiomas posibles

Dentro de ella, estoy seguro que se guarda la mujer que me conquistó con una de sus batallas 

Destinada a ser suyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora