11

108 12 2
                                    

Adella

—¿Ir a dónde? – dije mirando a mi amiga con una sonrisa incredula, sosteniendo la tarjeta de invitación en mis manos

—Vamos, vamos, vamos – dice Amanda tirando de mi brazo emocionada —Es un baile con la temática de la época victoriana, dios, vamos Adella

—¿Estás loca?, no vamos a ir – digo mirando la invitación nuevamente —La época victoriana fue una de las épocas más nefastas, te recuerdo

—¡Fue una época hermosa!, ¡vamos a ir! – grita haciendo que todo el patio de la universidad nos mire

—Callate, aparte no tengo dinero para comprar un vestido para esa fiesta – digo dándole la invitación —No gastaré dinero que no tengo en esas cosas

Ella se levanta molesta y se va, suspiro siguiéndola por detrás mientras que ella murmura lo aburrida que soy y que seguramente nunca seré lo suficientemente divertida

—Dios, bien – digo cansada de sus comentarios, ella se voltea con una sonrisa —No te aseguro que mi vestido sea hermoso

—¡Dios!, ¡Gracias! – dice abrazándome haciendo que caiga para atrás por su fuerza

—Muevete bruta – digo quitandola de encima para tomar mis libros e irme a clases mientras que ella grita que me ama más que a nada y que haría sin mi

Camino a clases y en ese momento siento esa sensación de ser observada como el resto de los días, aunque estaba acostumbrada a la sensación siempre tenía la duda de dónde me estará mirando

No me busques

Su voz hace que me espante un poco al oírla en mi cabeza, oigo su risa al sentirme en la silla casi en frente del pizarrón pero lo sigo buscando con la mirada

Que no me busques sorda

—No me digas sorda – digo abriendo los libros sobre la mesa

Entonces obedece

—Entonces obedece – lo imitó y en ese momento siento que alguien tira de mi cabello –¡Oye!

Los que están en el salón me voltean a ver por mi reacción, no hay nadie detrás de mi entonces solamente les dedico una mirada y vuelvo mi vista a mis cuadernos, oigo su risa nuevamente en mi cabeza haciendo que comencé a molestarme

Eres fácil de fastidiar

—¿Porque no me dejas en paz?

Porqué tu me invocaste

—Supera – digo tratando de no hablar muy alto

—Hablo la que tiene figuritas en sus cajones

Deja de revisar mis cajones y revisaste el culo

Mi culo está perfectamente bien

—Perfectamente roto

No como yo te lo dejaba a ti, eso es obvio

la calentura se me fue a las mejillas Haciendo que mi respiración se aceleré, la simple idea de su cuerpo sobre el mío, desnudo, de sus manos tocandome en lugares donde nadie tendría que tocar

Destinada a ser suyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora