XII

402 36 17
                                    

14 de diciembre de 1892


El día del baile llega, y yo he tenido que comprar mi vestido en tiempo récord. Unos días antes las chicas de mi curso y yo decidimos que era buena idea ir todas a Sombrero Invisible. Así pues, Natty, Poppy, Nerida, Imelda, Samantha, Adelaide, Lenora, Anne, Nellie y yo nos pasamos horas y horas aconsejándonos entre nosotras qué vestido era mejor para cada una. El pobre vendedor, aunque estaba encantado, tuvo que sufrir nuestras constantes indecisiones. 

Al final yo me encariñé por un vestido verde oscuro precioso. Creo que me puede mi espíritu de Slytherin a la hora de comprar la ropa. Cuando me lo pruebo, veo por el rabillo del ojo cómo Anne está completamente sola mirando vestidos. Escoge uno amarillo chillón, y me acerco para examinarlo mejor. En realidad es la excusa perfecta para hablar un rato con ella, que es lo que verdaderamente busco.

—Es precioso, pero creo que a tu tono de piel le vendría algo más amarronado. Los tonos otoño te sientan fenomenal —le dedico una amable sonrisa y comienzo a mirar por el resto de perchas.

—La verdad es que esto no es lo mío... —me confiesa en un murmullo.

—No te preocupes, estamos aquí para eso —sonrío y cojo uno color canela—. ¿Qué te parece este?


Ella lo mira, y veo cómo se le iluminan los ojos de repente. No puedo evitar soltar una pequeña risita.

—Creo que podría quedarme bien.

—¡Eso pienso yo! —la animo.


Minutos después, cuando sale del probador parece otra chica completamente distinta. Sus mejillas están rosadas, y su actitud ha cambiado por completo. De estar apocada pasa a andar con confianza, yo la veo preciosa. Aplaudo satisfecha, y asiento:

—Es el indicado, pareces una princesa.

—¿Tú crees? Es decir, yo me veo bien, pero... 

—Nada de dudar, ¿a ti te gusta?

—Pues sí...

—¡Entonces decidido! —sonrío.


Ella me devuelve la sonrisa. Sé que desde que ha vuelto a Hogwarts no ha estado muy concentrada en hacer amigos. Tenía muchas cosas de los anteriores cursos que recuperar, y la mayoría del tiempo ha estado con Sebastian y Ominis en la Bóveda. Me consta que le importa demasiado el curso como para volver a perderlo. Aún así, mi intención nunca fue dejarla sola. Que me diera pánico relacionarme con ella no tiene nada que ver con el hecho de que no quiera que sea feliz. Quiero que tenga amigos, y que cada vez dependa menos de su hermano.

—Iv, yo... llevo queriendo hablar contigo unas semanas. Sobre lo que pasó... —dice entonces, sacándome de mis pensamientos.

—Oh —aquello me pilla por sorpresa—, ¿seguro? No es necesario si no quieres —arrugo mi nariz, intentando restarle importancia.

—Ivana Marie Parkinson —me mira fijamente—. Compartimos un vínculo que nadie más de nuestro alrededor puede entender. Sé por lo que estás pasando, y es culpa mía. ¿Y ni siquiera me vas a dejar hablar de ello?


No recuerdo haberle dicho mi segundo nombre, así que intuyo que ha sido Sebastian. Eso me saca los colores. Dejo escapar un leve suspiro, porque en parte sé que tiene razón. Miro a nuestro alrededor y veo que todas las chicas están hablando y riendo, sin prestarnos atención. Me vuelvo a centrar en ella.

Antichrist || Sebastian SallowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora