No me había dado tiempo a decirle nada, porque en cuanto me vio se fue. Entré con rapidez al baño para mirarme en el espejo, por si tenía el pintalabios corrido o algo, pero vi que mi cara estaba bien. No tenía ni idea de qué le había causado tanto nerviosismo a la chica, que la había llevado a irse prácticamente corriendo tras encontrarse conmigo. Me dio un poco de pena, porque de cerca era todavía más guapa.
En cuanto me senté al piano sentí que todos me miraban, lo cuál era lógico, porque estaba allí para eso. Pero la mirada de esa chica se me clavó al instante, y aunque no fue hasta el final de la canción que abrí los ojos para encontrarme con ella, me calaron en lo más profundo de mi ser. Tenía una mirada marrón, que podría haber sido de lo más común, salvo por la manera que tenían de mirarme. Me sentí admirada, aunque no sabía si estaba bien pensar en eso porque mi carrera como cantante no había empezado siquiera, pero gracias a esa muchacha pude descubrir que quizá mis canciones sí que fuesen capaces de remover los sentimientos de la gente por dentro.
- Chiara, has estado impresionante- me felicitó Vicky cuando salí del baño.
Sonreí agradecida, esperando no perder mi trabajo, ese que me estaba costando tanto mantener por culpa de mis despistes e idas de cabeza.
- ¿De verdad? ¿No estás enfadada, ni siquiera un poco?- le pregunté, mirando al suelo con verdadero arrepentimiento.
- Ni siquiera un poco, porque lo que acabas de hacer nos ha dejado impresionados a todos- me aseguró, poniéndome una mano en el hombro-. Seguro que pronto llegará el día en el que un productor musical se cruza en tu camino y está dispuesto a ayudarte a despegar, porque vas a tener un éxito inmenso.
- Voy a llorar, Vicky- le dije en voz baja, sonriendo ampliamente por sus palabras. Qué bien sienta que admiren y halaguen tu trabajo. Y no sólo tu trabajo, también tu pasión.
Estaba a punto de irme a casa cuando recordé que sobre el lavabo del baño había un móvil que no era mío. Alguien debía habérselo olvidado, así que entré a por él y se lo llevé a Ruslana, por si el dueño volvía para reclamarlo.
- Gracias, Kiks- me sonrió mi amiga saliendo de la cocina, mirando el móvil con intriga-. Supongo que antes de que acabe mi turno vendrá alguien a por él.
- Genial, Rus- le dije, cogiendo mis cosas y poniéndome el abrigo para irme-. Oye, ¿te espero en casa? ¿A qué hora sales?
- Me faltan aún dos horas, pero esta gente quería ir después a tomar algo al bar de la esquina, ¿te apuntas?
Miré el reloj y resoplé, barajando mis opciones. Hacía mucho tiempo que no veía a Omar, Álvaro y Bea, y tenía ganas de pasar una noche con ellos como hacíamos en verano, pero la mudanza me tenía consumida, seguramente porque yo había sido la única en deshacer las cajas, ya que las de Ruslana estaban todavía prácticamente intactas.
- Creo que me voy a casa a dormir, así que me uniré otro día- dije denegando la oferta, porque casi me dormía de pie del sueño que tenía-. Mañana te espero para desayunar, no me dejes tirada.
- Ya no eres lo que eras antes, Kiki, estoy decepcionada. Las fiestas sin ti no son lo mismo- dijo Ruslana, poniendo cara de pena intentando ablandarme.
Esta vez no me iba a dejar engatusar, que la última vez acabé a las seis de la mañana en casa de Álvaro hablando con sus plantas. Sonreí al recordarlo, y me prometí que dentro de poco volvería a quedar con ellos.
- Lo siento, Rus, pero algunos preferimos dormir para poder ir a comprar muebles mañana y no tener que comer en una caja de cartón.
- Le quitas lo bonito a la vida, ¿lo sabes?- me replicó Ruslana, frunciendo el ceño en mi dirección-. Por cierto, ¿te suena esta chica? A lo mejor es la dueña del móvil.
ESTÁS LEYENDO
Es por ti
FanfictionVioleta está haciendo las prácticas de la carrera de periodismo, aunque su sueño es vivir de la música, pero no termina de verse preparada para ello. Chiara dejó la carrera de marketing para dedicarse a su pasión, que es la composición, o como ella...