Estuve una hora entera cantando. El comedor estaba a reventar de gente, y Vicky me dio la opción de alargar el bolo. Ni siquiera dudé, y canté varias de mis canciones, además de algunas versiones de canciones de pop en inglés y baladas en castellano. Toqué el piano, la guitarra y canté a capela, sin ningún tipo de base. Me parecía más apropiado para ese día, sobre todo porque sabía que en una de las mesas más cercanas a mí se encontraba Violeta, escuchándome con atención.
Aunque no quise cantar todas las canciones mirándola a ella, me resultó imposible no desviar la mirada hacia la pelirroja en prácticamente todo lo que duró el bolo. Sus ojos me atrapaban porque la notaba mirarme fijamente, y cuando hacía contacto visual con ella, era extremadamente difícil cambiar de objetivo. Me miraba con tanto amor, tanta ternura y tanta admiración que me derretía por dentro. Y estaba increíble esa noche. Llevaba el pelo ondulado por encima del hombro, un top negro que sólo le tapaba el pecho y unos pantalones también negros que realzaban sus piernas, perfilando sus caderas y estrechando su cintura. Sobre el top llevaba una americana del mismo color, que parecía estar hecha a medida para ella. Se había maquillado los ojos de un marrón suave, con pinceladas doradas en la zona del lagrimal, que hacía parecer más profunda su mirada. Los labios se los había pintado con ese pintalabios marrón que no podía faltar en su bolso, y las uñas las llevaba rojas, a juego con uno de sus anillos dorados, que tenían un corazón rojo en el centro. Si alguien me hubiera dicho que Violeta era hija de la mismísima Afrodita, no habría sido yo quien lo desmintiera.
En cuanto terminé de cantar, una marea de aplausos resonó en mi cabeza. Violeta, Alex y Denna se pusieron de pie, aplaudiendo más fuerte que nadie. Se unieron a ellos los comensales de varias mesas más, y una chica incluso vitoreaba mi nombre. Aquello tenía que ser un sueño. Sonreí con gratitud al público que me había escuchado y me despedí con un gesto alegre de la mano, para volver a la habitación donde había dejado todas mis cosas. Por el camino, me encontré con Ruslana, que aún llevaba el uniforme de trabajo. Me abrazó cariñosamente y me levantó un par de centímetros del suelo, zarandeándome con felicidad.
- Eres una maravilla, Kiks- exclamó mi amiga, cogiéndome la cara con las manos para darme un beso en la frente-. Ha sido espectacular, ¿has visto cómo has conseguido mantener el silencio de la sala durante una hora? La gente apenas ha comido; nos están pidiendo que recalentemos sus platos de lo fríos que se han quedado.
- Gracias, Rus. Venir aquí a hacer esto me llena de alegría- le dije, sin poder dejar de sonreír-. Anda, pregúntale a Vicky si hay algo que me pueda comer, que me muero de hambre. Y en cuanto acabe tu turno, te cambias y nos vamos de fiesta.
Ruslana se metió en la cocina sacándome la lengua y haciendo un gesto de lo más rockero con la mano. Era su sello de identidad. Me disponía a cambiarme de ropa, pero una voz me lo impidió. Esperaba encontrarme con Violeta, pero la sorpresa fue aún mayor.
- Disculpa- pronunció un hombre a mis espaldas-. Chiara, ¿verdad?
Me giré para mirarle. No me sonaba de nada aquel chico, pero haciendo memoria, caí en la cuenta de que era una de las personas que me aplaudieron con más ímpetu cuando terminé la última canción.
- Sí, soy yo- respondí, frunciendo levemente el ceño sin dejar de sonreír.
- Encantado- me contestó él, tendiéndome una mano que yo estreché-. Soy Vic Mirallas, productor musical.
El corazón me dio un vuelco. ¿Había oído bien? Carraspeé la garganta sutilmente antes de asentir con la cabeza. No podía ser cierto. No te hagas ilusiones, Chiara.
- Verás, he venido a cenar con unos compañeros de trabajo, y todos nos hemos quedado impresionados con la personalidad de tu voz. Pensamos que tienes un ángel ahí dentro que podría dar mucho más de sí- empezó a decir él, aunque yo prácticamente no podía escucharlo.
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Es por ti
FanfictionVioleta está haciendo las prácticas de la carrera de periodismo, aunque su sueño es vivir de la música, pero no termina de verse preparada para ello. Chiara dejó la carrera de marketing para dedicarse a su pasión, que es la composición, o como ella...