En cuanto mi cuerpo se relajó y el éxtasis abandonó mis extremidades, entrelacé mis piernas con las de Chiara, que descansaba a mi lado.
Toda la habitación me daba vueltas, porque aún podía notar el vodka viajando por mi organismo. Sabía que me dolería la cabeza al día siguiente si no me tomaba una aspirina cuanto antes. Al mirar al reloj de pared que tenía Chiara colgado encima del escritorio, vi que eran casi las seis de la mañana, y abrí mucho los ojos. Se me había pasado el tiempo volando.
Sobrecogida por la brevedad de los minutos, y un poco borracha para estar dándole tantas vueltas al asunto de lo efímera que era la vida, abracé a la chica, que esperaba con los ojos cerrados a que yo rompiera el silencio.
- No te miro porque tengo un mareo encima ahora mismo que es para flipar- me dijo ella, con la voz un poco ronca después de tantas horas chillando en la fiesta-. No sé por qué te he seguido a beber ese mejunje.
- ¿Qué ibas a beber si no, malibú con piña?- quise saber, preguntándole con aire de superioridad para picarla.
- Pues sí- respondió Chiara, a la defensiva-. O ginebra con limón, como en Menorca.
Fingió cabrearse conmigo, pero cuando me pegué más a su cuerpo, no me rechazó, sino que me dejó un hueco en su hombro, donde apoyé la cabeza y suspiré profundamente. Nos quedamos lo que pudieron ser minutos u horas calladas, sin hablar, ella mirando a un punto perdido por detrás del piano, y yo mirándola a ella. Me acariciaba el pelo despreocupadamente y yo le hacía cosquillitas en la barriga, notando cómo subía y bajaba con cada respiración.
- Gracias por quitarme el bloqueo, Kiki- le dije al cabo de un rato, porque me daba la impresión de que ella no sabía cómo sacar el tema-. Pensaba que te costaría más, pero has sido muy cuidadosa.
- ¿De verdad lo crees?- me preguntó Chiara, poniendo cara de perrito bebé.
- No lo creo, te lo estoy diciendo porque lo sé, y así es como me he sentido.
Ella suspiró aliviada, expulsando todo el aire que había estado reteniendo en los pulmones. La entendía. Aunque Chiara hubiera intentado hacer como si nada, habían sido semanas de incertidumbre tanto para mí como para ella. En todo ese tiempo, había tenido que reprimir algunos de sus impulsos naturales, en parte por miedo a interrumpir el proceso mental que yo estaba llevando a cabo para ser capaz de no ver una amenaza en todo lo que me rodeaba.
No era fácil pasar por un episodio de abuso, aunque por suerte hubiera quedado en un intento. Y si no había sido fácil para mí, para ella tampoco. Cuando te encuentras en una situación así, en la que llegas a plantearte renunciar a tu validez como persona, y te preguntas a ti misma si es que te mereces que te pasen cosas malas, es muy complicado salir sin heridas.
En mi caso, y eso era algo que sólo había hablado con la psicóloga, yo decidí dejar de pelear. Cerrar los ojos y dejar que pasara lo que tuviera que pasar. Y era cierto que llegó Chiara para ayudarme, pero si no hubiera aparecido, yo estaba hecha a la idea de que me iba a convertir en un objeto. Me estaba dejando cosificar por un señor al que no conocía, y estaba conforme con ello. Porque en el momento era preferible eso a la muerte, y si me hubiera resistido, a lo mejor Chiara habría ido a mi funeral en vez de llevarme a su casa.
Siempre había tenido que soportar que me llamaran intensa o exagerada por mi manera de vivir las cosas y de explicar esas vivencias. A día de hoy, creía haber conseguido redimirme y ser mi propia amiga, no ser yo la primera que se machacase. Pero así era, y desde siempre había vivido las cosas con mucha intensidad. Por tanto, los sustos también los vivía a lo grande. Y aquello había sido un susto muy grande hasta para mí.
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Es por ti
FanfictionVioleta está haciendo las prácticas de la carrera de periodismo, aunque su sueño es vivir de la música, pero no termina de verse preparada para ello. Chiara dejó la carrera de marketing para dedicarse a su pasión, que es la composición, o como ella...