13. Violeta

1.7K 63 17
                                    

Cuando Paul me dejó en casa eran las cuatro de la mañana. No era demasiado tarde para haber salido de fiesta, y estaba bastante hiperactiva por las confesiones y los bailes de la noche. Se me había rebajado un poco el nivel de alcohol en sangre durante el trayecto en coche, pero seguía sin ser capaz de asimilar del todo lo que había hablado con Chiara.

Había sido, en toda regla, una declaración de intenciones, sin contar la parte de la leve borrachera que ambas compartíamos No sabía cómo tomármelo, porque aunque a Denna se lo había reconocido, nunca pensé que lo haría con Chiara tan deprisa. Pero era tan difícil no acercarme a ella... ¿Cómo podía estar mal algo que se sentía tan bien? El roce de sus manos, el olor de su pelo, la calidez de su cara, el brillo de sus ojos. Lo tentadores que eran sus labios. Y las ganas que tenía de conocerla con ropa y sin ropa, para ser honestos.

Y es que Chiara había conseguido engancharme física y mentalmente, sobre todo por su personalidad, más que por su apariencia, aunque también era para destacar. Era complicado encontrar a alguien que te sedujera con todas sus facetas, y ese alguien era Chiara. Lo tenía más claro que nunca.

Como no podía dormir, me puse a mirar las fotos que me había hecho en la fiesta. Me gustó mucho una que había subido Chiara a las historias de instagram, y no dudé ni dos segundos en resubirla. En ella, salíamos juntas con dos de mis gafas de sol, sacando la lengua a Ruslana, que era la que nos hacía la foto. Chiara había escrito "mi Vivi", así que yo la imité y puse "mi Kiki". Con esas caras de felicidad en mente me fui a la cama, sabiendo que el día siguiente sería intenso en cuanto llamara a Julia para hablar con ella. No pude evitar sentirme culpable, pero la decisión estaba tomada. Los sentimientos cambian, y eso no era culpa ni de Julia, ni de Chiara, ni mía.

Julia vino a mi casa en cuanto la llamé. Aprovechamos para hablar allí porque ni mis padres ni mi hermana iban a estar en todo el día, así que podríamos estar tranquilas. Se avecinaba la catástrofe.

- Ya sé a lo que he venido, Violeta- me dijo Julia cuando nos sentamos en el sofá del salón, una al lado de la otra-. Pero me gustaría saber qué ha pasado.

- Te pediría que no me lo pusieras tan fácil, porque para mí ha sido de imprevisto y necesito sentirme mal por lo que te he hecho, porque no te mereces el daño que te voy a hacer, y yo sí- le contesté, pasándome la lengua por los labios antes de tomar aire.

- No hables así de ti, sólo cuéntame cómo ha sido- fue la única respuesta que recibí.

No había pensado nada. No tenía ni idea de cómo iba a abordar la situación, pero recordé las palabras de Denna cuando me dijo que fuera honesta y que tuviera tacto. Me estaban entrando ganas de llorar, porque a fin de cuentas, estaba terminando con un amor de dos años.

- He conocido a alguien, Julia- empecé, intentando mirarla a los ojos, aunque a veces no era capaz de hacerlo-. Alguien que me transmite paz, ilusión por descubrir emociones nuevas y ganas de querer ser mejor persona. Y no es que tú no hayas conseguido despertar todo eso en mí, pero es que esta vez es distinto. Es como una fuerza sobrenatural que me amarra a una persona hasta el punto de querer conocerla al 100%, que me llena el corazón de luz y me atrae a descubrir una nueva versión de mí misma, más bondadosa, más pura y más honesta. Siento mucho todo lo que nos ha pasado, porque no lo he buscado ni me lo esperaba, y quiero que entiendas que tú no has hecho nada mal. Simplemente estas cosas pueden pasar, y a lo mejor el fallo está en mí, por haber sido una persona débil y encapricharme de alguien más cuando contigo lo tenía todo. Pero también quiero que entiendas que no es un impulso, que estoy segura de esto, y que es algo que no he tenido que plantearme porque todas las facetas de la Violeta que soy se han enganchado de la misma persona.

Julia no respondió de inmediato, pero estuvo mirándome a los ojos durante todo el discurso, como si quisiera vez en lo más profundo de mi ser que mi mirada no mentía. Y tuvo que ver algo muy real, porque después de todo lo que dije, lo único que ella hizo fue sonreír.

Es por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora