Violeta se apoyó en mi hombro y cerré los ojos ante su contacto, sin dejar de tocar el piano. Noté cómo cogía aire y empezaba a cantar, al principio con voz temblorosa. Conforme avanzaban los versos, la chica cantaba con más seguridad, haciendo giros sutiles en la melodía, convirtiendo la canción en una versión que era completamente suya. Completamente humana y preciosa.
Al llegar al estribillo no abrí la boca, sino que contuve la respiración para seguir disfrutando de Violeta. La chica se separó de mi hombro y me miró a los ojos, pidiéndome con la mirada que cantara con ella. Dudé por un segundo, pero no tardé en darle lo que me pedía, porque me moría de ganas de ver cómo podían empastar nuestras voces. Dejé de tocar el piano y le cogí las manos, cantando con ella. Estaba tan metida en el momento que no me imaginaba cómo sería ver la escena desde fuera, pero estaba segura de que habíamos creado una atmósfera mágica a nuestro alrededor. No podía evitar mirarla con amor, con dulzura y con admiración, porque su voz era realmente asombrosa.
Cuando la canción llegó a su fin, Violeta tenía lágrimas en los ojos, y me derretí al verla buscar cobijo en el hueco de mi cuello. La rodeé con los brazos y apoyé la cabeza sobre la suya, acariciándole el pelo. Había sido muy emocionante, y supe que ese se iba a convertir en un recuerdo que se quedaría conmigo para siempre. Me estaba enamorando y no había vuelta atrás.
- Vio, ha sido precioso, ¿cómo cantas así de bien y no me lo dices?- le pregunté, dejando besos en su cabeza.
- No hablemos, sólo abrázame.
Obedecí al instante, porque quién era yo para no darle el cariño que me pedía. La estreché con más fuerza entre mis brazos, y Violeta se aferró a mi sudadera, dejando escapar un leve lloriqueo.
- Llevaba mucho tiempo queriendo soltarme- me susurró ella, sin despegarse de mí-. Disfruto mucho cantando y escribiendo, pero me da pánico que la gente lo sepa porque no quiero que se aprovechen de mi vulnerabilidad.
- Vivi, eres sensibilidad pura, y nadie podría utilizar eso tan bonito que eres capaz de hacer para dañarte- le dije, sin dejar de acariciarle-. Tienes que dejar que el mundo disfrute de ti y de tu magia, porque de verdad que es impresionante. Yo me siento muy agradecida de que te hayas abierto conmigo, sobre todo después de saber que era algo tan difícil para ti.
- Ha sido gracias a ti- me respondió Violeta, mirándome por primera vez desde que había terminado la canción-. Porque me siento en casa contigo, me transmites confianza para poder ser yo, y fuerza para animarme a no esconderme.
- Eres preciosa- le contesté, viendo cómo brillaban sus ojitos.
Le di un beso tierno en los labios, de esos que van llenos de amor, sin segundas intenciones. De esos que te cortaban la respiración por la cantidad de sentimiento que llevan impregnados.
- Te quiero- me dijo en voz baja.
Mi corazón dio un salto de alegría dentro de mi pecho. Una sonrisa se abrió paso entre mis labios sin permiso, y me quedé mirándola sin ser capaz de procesar lo que había oído. Violeta llevó una mano a mi mejilla y la acarició en un roce muy suave, diciéndome con la mirada que verdaderamente sentía lo que había dicho.
- Vio, no quiero presionarte, y sé que va todo muy rápido, pero te quiero, y quiero estar contigo, porque desde que has aparecido en mi vida, mis días son mucho más alegres, me siento feliz todo el tiempo, y me encantaría darte todo el amor que me sale cada vez que te veo, si a ti te parece bien. No hace falta que me respondas ya, no quiero ser violenta, y entiendo perfectamente que acabas de terminar una relación de mucho tiempo, que tendrás heridas que curar y todo eso, pero de verdad que me encantaría ayudarte en el proceso y demostrarte lo mucho que te adoro, porque es algo tan grande que no sé si te lo estoy enseñando bien...
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Es por ti
FanfictionVioleta está haciendo las prácticas de la carrera de periodismo, aunque su sueño es vivir de la música, pero no termina de verse preparada para ello. Chiara dejó la carrera de marketing para dedicarse a su pasión, que es la composición, o como ella...