Aun analizando la situación Carlos y Checo no tardaron en acercarse para quitarle la trampa de oso, Charles saco un trapo de su bolsa con piedras, justo en el momento que lograron safar la trampa el monegasco amarro fuertemente el trapo alrededor de la lastimada.
Decidieron quedarse quietos por un tiempo, la herida aún sangraba pero al menos Hamilton no se sentía extraño en algún sentido, George se sentó a su lado para mostrar apoyo mientras Mick aún seguía parado sin acercarse al moreno, Max y Checo se sentaron cerca de unas rocas mientras el monegasco junto al madrileño se quedaron parados mirando los alrededores.
—¿Qué horas son?—pregunto Carlos mirando la luna extrañado—
Recibió como respuesta que algunos alzaran los hombros y otros se miraran entre sí, a ninguno se le había ocurrido la idea de llevar un reloj.
—Entonces...ni siquiera sabemos si esta por amanecer—Checo respondió desilusionado—. Mucho menos donde están los demás.
Como si fuera una señal del destino frente a ellos aparecieron dos hermanos asustados y cerca de ellos cuatro personas que no entendían el miedo de los otros.
—¿Pierre?—Max se levantó mirando a sus dos amigos parados cerca de ellos—. ¿Donde diablos estaban?
El rubio fue interrumpido por un Antonio corriendo hacia su hermano y este mismo recibiendolo con los brazos abiertos, era un reencuentro digno de una película, Charles también se acerco a revisar al japonés con una sonrisa, al menos ya sabía que sus amigos se encontraban vivos y a salvos, pronto los saludos, abrazos y llantos se convirtieron en curiosidad por tener a las otras dos personas que parecían querer expulsar su corazón en cualquier momento debido al miedo.
—Ustedes dos...¿se encuentran bien?—Daniel les pregunto confundido por la reacción qué recibió al colocar su mano en el hombro del rubio—
Los hermanos se miraron un momento como si estuvieran poniéndose de acuerdo en algo para mirar a los demás listo para hablar.
Pato se encontraba harto de escuchar todas las quejas del estadounidense, parecía no poder callarse por dos minutos, ahora el castaño se preguntaba como Oscar podía aguantarlo por mucho tiempo.
—No te sabes la de cerrar la boca—hablo irritado de escuchar tantas quejas—. Si quieres quejarte, amablemente te invito a usar el puto buzón de quejas.
Señalo una zona donde se encontraba un árbol con un olor repugnante y siguió caminando dejando a Logan asqueado y aun más molesto, comenzó a seguir al mexicano ahora en silencio, trato de alcanzarlo para quedar a su lado, lo miro un momento y hablo.
—¿Tienes algún plan?—
—No—
Logan iba a reprochar pero mejor se quedo callado, sabía que si decía algo más posiblemente el mexicano lo deje allí tirado a su suerte.
ESTÁS LEYENDO
𝘾𝙖𝙢𝙥𝙚𝙧 𝙖𝙫𝙚𝙘 𝙡𝙖 𝙢𝙤𝙧𝙩
HorrorSolo queríamos pasarla bien, reír, hacer manualidades, quemar malvaviscos y contar historias de terror alrededor de la fogata. Lo último que pensábamos era formar parte de una.