Inevitablemente, nuestros trabajos nos juntaron físicamente, pues hoy viajamos a San Diego, por la TwitchCon. Era algo de lo que no me podía zafar, pues ya estaba comprado el boleto de avión y apartada la casa en la que íbamos a quedarnos con los demás, todos juntos. Al estar uno al lado del otro, pensé que algo iba a ser diferente, pero hasta ahora todo era como siempre. Él era como siempre, yo no, pero lo intentaba.
—¿Ya terminaste de grabar tu historia? Vamos a buscar un cafecito —Osvaldo estaba parado detrás de mí, con una notoria cara de fastidio. Aún así intentando ser amable.
Páramos en CDMX y ya estábamos algo cansados con todo el ajetreo del viaje. Para él era peor, gracias a sus largas piernas estar en un asiento de avión era lo más desesperante y como era un dramático, andaba con su carota de culo. Estaba molesto de que yo cupiera dónde fuera y él tuviera que sufrir todo entumecido en un espacio tan reducido para su estatura.
—Osvaldo, tranquilo, ya casi abordamos —tenía que trotar detrás de él para alcanzarlo.
—Necesito estirar las piernas un poco, antes de subirme a ese pinche avión, vamos Rivis, avanza, avanza —giró hacia mí y ahora, yo puse cara de fastidio.
—¡Ya te dije que no me digas Rivis!
—Así te dice Roier y no veo que se la hagas de pedo —abrí la boca ofendida, no supe qué contestarle. Él me miró con una sonrisa de lado, solo estaba jugando.
—¿Ya vas a empezar? —giré los ojos.
—¡Sí! Sí, porque como yo no puedo jugar contigo, vas y buscas a mi reemplazo ¿No? —comenzó con otro de sus dramas y le dí el avión.
—¡Ay!, no puede ser contigo... —caminé con prisa hacia la cafetería. Lo cierto es que, extrañamente, su drama se sentía bien. He estado sobrepensando mucho las cosas como una tonta.
Durante el vuelo busqué indicios de que él estuviera incómodo conmigo pero nada, me trataba como siempre y nada más pasaba. Era claro que yo veía cosas dónde no había nada, yo estaba peda y él no, y aunque eso signifique que el sabe lo que hice esa noche. No le tomó la importancia que yo le estaba dando. Soy su amiga vato y hasta ahí. Tenía que sacarme esto de la cabeza de una vez por todas. Por suerte, a un señor se le ocurrió comprar el asiento de enmedio y estuvimos separados, lo que me ayudaba a distraerme y pensar en otras cosas.
—Bueno... hay que elegir un cuarto —murmuró mientras miraba la enorme casota que habíamos rentado, de verdad era enorme.
Venía arrastrando mi gran maleta, en realidad mi ropa no era el problema, era alguien sencilla, pero cargaba con un arsenal de cables, cargadores, una cámara y mi computadora. El mojón me miró y soltó una carcajada.
—Estás todo enano, mien. Dame esa cosa que si no te me caes y te partes tu madre —y aunque rechisté, él solo me la arrebató sin inconvenientes.
—Yo puedo solita —me quejé.
—Claro que sí —pellizcó mi cachete mientras me guiñaba el ojo. Mi cuerpo se tensó en automático, ni siquiera pude replicar, porque ya se había alejado hacía el fondo del pasillo.
Sobé mi cachete y avancé con él. Pero por su gesto me había dejado un poco deslumbrada, todo está en mi mente, no fue la gran cosa, solo estoy quedando loca. Tomé mi vape para relajarme un poco y él solo se quejó al verme fumando. Luego de eso, cada uno eligió una recámara y con todo acomodado me fui a la sala para ver algo.
—Ama dice que el vuelo sigue retrasado y Ded no me contesta —se sentó al lado de mí en el sofá—, ¿Qué vas a poner?
—No sé, solo prendí la tele para saber qué servicios tenía —le ofrecí el control—, si tienes algo en mente, ponlo.
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Astromelia | Rivers x ElMariana
Fiksi PenggemarQuintral, se enamora de Amancay; ambos se corresponden pero ninguno lo sabe. Cuando una epidemia azota su tribu, él enferma de gravedad. Buscando la cura, Amancay escala una montaña para obtener una flor especial. Un cóndor le exige su corazón como...