Recatipi-recati-recuti-recatipitu-recapitulizando-recapitulando (parte 2)

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Los gritos del estadio estaban a tope, mi corazón bailaba con cada minuto que avanzaba. PÍO femenil había llegado a la final de la Queens y estaba a punto de ganar. Tenía las manos apretadas en el escritorio. Mi comunidad y yo ansiabamos la victoria de nuestro equipo. Estaba tan tensa que me dolía el cuello, necesitaba que el árbitro parara este pinche juego, ya.

El pitido del árbitro sonó y no me lo podía creer.

—¡Se acabó!, ¡Se acabó!, ¡Se acabó! —grité desgarrándome la garganta.

Me aplasté en mi silla, no podía creerlo, todo el esfuerzo, lo invertido, el estar aquí en el Cívitas otra vez, todo había valido la pena. Todas las jugadoras corrieron al campo, yo me levanté de golpe y grité con todas mis fuerzas. En el calor del momento me saqué los audífonos y corrí con las chicas.

Nos abrazamos mientras dábamos brincos, toda la afición estaba eufórica. Nosotras igual, habían chicas en el pasto y otras nos abalanzamos con ellas. Nuestro equipo era el primero en ser campeón femenil. Las pollas lo habían hecho increíble.

—¡Sí! ¡Vamos, chingada madre, vamos! —no podía contener el puto orgullo que me daba venir a este pinche estadio y demostrar lo que mi equipo era capaz de hacer. Todo era un sueño, un increíble sueño.

Los abrazos continuaron, estaba muy contenta por todo. Todas lo estaban, Ari y Juan corrieron a felicitarme. Todo parecía irreal. Habíamos ido contra toda España, éramos el equipo más odiado del país y este triunfo era un calla bocas estupendo. La verdad las chicas lo habían hecho excelente, literal lo dieron todo; a pesar de las lesiones y del hate que recibían por mi culpa.

Esa noche llevé a todos a cenar, les agradecí por todo. Estaba demasiado contenta, este era un triunfo que necesitaba demasiado, para mí y para ellas. No podía estar más feliz, no cabía de la emoción, no me entraba en la cabeza todo lo que este año me daba, este era mi llamado para seguir esforzándome y ser fuerte otra vez.

Al otro día la cruda realidad regresó, no sé porque pinche madre se me había ocurrido beber unas horas antes de tomar un puto vuelo de diesceis horas. Me tomé dos pastillas para aguantar el mareo y le imploré a Dios que no me abandonara durante el viaje o vomitaría a alguien. Ari y Juan tomaron un vuelo distinto porque no encontramos ni uno juntos, así que me vine sola y sufriendo.

Ama quería que le avisara cuando regresaba para pasar por mí, estaba muy contenta por el triunfo de PÍO entonces seguramente, estaría esperándome las horas que fueran necesarias. Ambas eran estupendas amigas conmigo, les empecé a ganar un gran aprecio, la neta este año han sido mi principal apoyo para todo. Literal estaban disponibles para mí en mis peores y mejores momentos, las adoraba demasiado.

Al bajar pasé a la zona de equipaje y esperé por mis maletas. Chingos de mensajes de Ama comenzaron a llegar, que a qué hora llegaba, que dónde venía y un buen más. En Ciudad de México le avisé mi ubicación y la hora en la que abordaba el vuelo, así que no estaba tan desinformada de mí. Le dije que le bajara tantito a su desmadre, que ya estaba esperando mis maletas, me respondió con un okey todo seco y me saqué de pedo.

Andaba en la pendeja, arrastrando mi maletita cuando escuché una buya a lo lejos: mis padres, mis amigos, Ama, Filis y Félix estaban en la entrada del aeropuerto con unas pancartas bien bonitas. Sonreí genuinamente feliz y me acerqué intentando mantener la facha, además estaba cansada para correr, aunque me derritieron el corazoncito con su gesto tan bonito.

—Hija, ¡muchas felicidades por tu logro! ¡Te amo mucho! —el abrazo de mi mamá me aguadó los ojos, por suerte mis infalibles gafas me cubrían perfecto.

—Muchas gracias ma, te amo también —la apachurré y fui con mi papá.

—Mija, ojalá te hayas divertido mucho —él tenía el mismo temperamento seco que yo, así que nos dimos un abrazo más corto y luego se acercó Ama.

Astromelia  | Rivers x ElMarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora