Enero, Sábado 20, 6:00 AM
POV Kaminari.
Mis párpados se alzaron con la ligereza de un rayo, como si un coro de mariposas danzara en mi pecho. Era una de esas mañanas en las que el aire vibraba con una energía especial, y me encontré levantándome de la cama más temprano de lo habitual. La razón tenía un nombre: Midoriya.
Sí, estaba enamorado. Antes de él, nunca había despertado a las 6 de la mañana por nadie más.
Mi pijama de Pikachus me envolvía mientras me preparaba para la misión del día: dejarle un regalo a Midoriya frente a su puerta. Agarré cuidadosamente el obsequio, consciente de mi torpeza habitual. Esta vez, debía ser precavido.
Salí de mi habitación con los ojos alerta, escudriñando los pasillos para asegurarme de que no hubiera testigos. Me acerqué a la puerta en sigilo, con mis pasos apenas audibles. Las manos me temblaban de emoción mientras depositaba el regalo frente a su umbral. Me aseguré de que estuviera presentable, digno de él cuando saliera de su habitación.
Sonreí satisfecho con mi obra maestra, a la que había dedicado esfuerzo y cariño. Pero justo cuando estaba a punto de darme la vuelta y regresar a mi habitación, la puerta se abrió de golpe. Mi corazón dio un vuelco en el pecho, y me quedé paralizado por un segundo. Estaba jodido.
Justo cuando estaba a punto de darme la vuelta y regresar a mi habitación, la puerta de Izuku se abrió de golpe. Mi corazón dio un vuelco en mi pecho y me quedé paralizado por un segundo.
Estaba jodido.
Mi cerebro se puso en marcha a toda velocidad, buscando desesperadamente una excusa lo suficientemente ingeniosa para justificar mi repentina aparición. Sentía como si mis neuronas estuvieran lanzando destellos de ideas entre sí, tratando de encontrar la solución perfecta.
Con la respiración agitada y el corazón palpitando a un ritmo frenético, me armé de valor para enfrentarme a Midoriya, esperando ver en su rostro una mezcla de sorpresa y confusión por mi llegada tan temprana a su puerta.
Pero al darme la vuelta, me quedé completamente atónito al descubrir que Izuku parecía estar completamente absorto en sus pensamientos. Ni siquiera parecía notar mi presencia, y mucho menos el regalo que estaba en el suelo, mientras pasaba junto a mí con la mirada entrecerrada.
Quedé paralizado en medio del pasillo, observando cómo se alejaba sin siquiera notar mi presencia.
La sensación de desilusión me golpeó con fuerza al ver cómo pasaba junto a mí, ajeno a mi presencia y al pequeño obsequio que le dejé.
¿Acaso era tan insignificante para él que ni siquiera me reconociera?
Un nudo de tristeza se formó en mi pecho, haciéndome cuestionar si realmente importaba en su mundo.
Pero rápidamente me obligué a apartar esos pensamientos negativos. Quizás Izuku simplemente estaba medio dormido, o quién sabe, tal vez era sonámbulo. No podía permitir que la tristeza me dominara tan fácilmente.
Con determinación, decidí seguir adelante con mi día, dejando atrás el pasillo y regresando a mi habitación con paso firme. Aunque hubiera deseado que notara mi gesto, me reconfortaba la idea de que al regresar encontraría el regalo y sabría que estaba pensando en él.
Quizás, en el fondo, esa era la esencia del amor, hacer cosas especiales por alguien sin esperar nada a cambio.
Realmente mi mente estaba en su máximo esplendor. Quizás debería considerar madrugar más a menudo, como dicen, "al que madruga, Dios le ayuda". Y en este caso, esperaba que esa ayuda divina me guiara en mi misión de conquistar a mi amado.
ESTÁS LEYENDO
Admiradores secretos. - Dekubowl -
RomanceIzuku Midoriya es un estudiante de la prestigiosa Academia U.A., donde su vida da un giro inesperado cuando recibe una carta anónima que le confiesa su amor. A partir de ese momento, comienza a recibir más cartas y regalos de diferentes admiradores...