Enigma de cartas

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Enero, Martes 9, 6:29 AM.

POV Izuku Midoriya.

Los primeros destellos del sol inundaron mi acogedora habitación a través de las cortinas, anunciando la llegada de un nuevo día. Mi despertador, fiel compañero de cada madrugada, rompió el silencio a las 6:30 a. m., marcando el inicio de otra jornada.

Al levantarme, aún envuelto en los retazos de incredulidad de la noche anterior, estiré mi cuerpo como un gato, tratando de ahuyentar la somnolencia que se aferraba a mí. La carta revoloteaba en mi cabeza, desencadenando un latir constante en mi corazón y pintándome las mejillas con un rubor que no podía ocultar.

Dirigiéndome al baño, me sumergí en la rutina matutina, pero mi mente seguía inmersa en pensamientos tumultuosos. ¿Debería compartir este secreto con alguien? Tal vez consultarlo con Ochako y Tsuyu, sonaba tentador, la idea de hablar con Todoroki o Iida me resultaba un tanto embarazosa.

Finalmente, vestí mi uniforme con meticulosidad, menos la corbata, ya que no la sabia hacer muy bien. Tomé mi mochila, guardando los libros y cuadernos que estaban dispersos por mi escritorio, ocultando entre ellos el fragmento de papel que guardaba el eco de mis emociones. Lo tome cuidadosamente, ignorando la tentación de volverlo a leer por milésima vez, y lo guarde en mi cajón.

Descendí las escaleras de los dormitorios, absorto en mis propios pensamientos. Saludé a mis compañeros madrugadores, entre ellos Momo, Iida y Todoroki, quienes ya disfrutaban del desayuno en la sala común. Me uní a la mesa, tomando asiento entre los únicos compañeros masculinos.

Buenos días, Midoriya. ¿Listo para otro día de clases? - Preguntó Iida con su característico entusiasmo, a lo que respondí con una sonrisa afirmativa.

¡Sí, definitivamente! Siempre estoy listo. - Respondí, sirviéndome un vaso de jugo.

Buenos días, Midoriya. - Saludó Todoroki con su habitual seriedad.

Buenos días, Todoroki. ¿Cómo descansaste? - Le pregunté, con un interés genuino.

La sorpresa en los ojos de Todoroki ante mi preocupación sugirió que quizás no estaba acostumbrado a que alguien se preocupara por esos detalles.

Todoroki parpadeó un par de veces antes de responder, como si estuviera procesando la novedad de mi pregunta.

Bien, gracias. No tengo problemas para conciliar el sueño. - Murmuró, desviando la mirada hacia su plato de desayuno.

Sonreí comprensivamente, notando la singularidad de Todoroki y su reticencia a compartir detalles personales. Sin embargo, algo en su mirada indicaba que apreciaba mi gesto.

Buenos días, Yaoyorozu. ¿Lograste terminar la tarea de ayer? - Inquirí, dirigiéndome a ella.

Buenos días, Midoriya. Sí, no resultó tan difícil como parecía. - Comentó Yaoyorozu mientras disfrutaba de un bol de arroz.

Concuerdo, solo era cuestión de investigar en los libros adecuados. - Añadió Iida, ajustándose los lentes.

Haciendo memoria, recordé que tenía que devolverle a Iida un libro que me prestó la semana pasada para estudiar. 

Hablando de libros, Iida, tengo que devolverte el tuyo de la tarea de la semana anterior, pero lo dejé en mi casillero en la Academia.

No te preocupes, me lo puedes devolver cuando estemos allá. Me alegra que te haya sido útil. - Respondió Iida con una sonrisa.

Midoriya, si necesitas más ayuda con los estudios, estaré encantado de colaborar para el próximo examen. - Intervino Todoroki, mostrando una disposición que no solía expresar con facilidad.

Admiradores secretos. - Dekubowl -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora