Capítulo 39

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(Suly)

La verdad aunque quisiera negarlo, la carta, el olvido de mi padre, la hora en que me escribió mi madre...me afectó más de lo que esperaba.

No tenía ganas de levantarme al día siguiente, incluso las chicas vinieron a visitarme.

Desventajas de vivir con Criss...

Sí, fue ella la que las llamó. Pero su visita no cambió mucho las cosas, yo seguía sin tener ganas de nada.

Me invitaron a ir por una pizza pero tampoco era algo que me apeteciera, Mel insistió en quedarse conmigo pero no le iba a arruinar el plan, así que fingí estar bien para que se fuera...

Ella ya estaba ilusionada con ir y no me gusta ser la aguafiestas del grupo, era mejor que ellos disfrutaran, al fin y al cabo lo que me estaba pasando era muy mío y por lo que ellas no podían hacer nada.

Pero ya ver a Iván fue otro nivel, no pude seguir haciéndome la fuerte con él, por eso terminé contándoselo todo, cómo me sentía, lo que me estaba pasando y las ganas que tenía en ese momento de morirme, como siempre él me abrazó, me escuchó y me hizo entender que él siempre iba a estar conmigo.

Prometió hacer hasta lo imposible para que volviera a sonreír. Y sí que lo hizo, o al menos lo intentó...

Tengo que reconocer que una vez que me puse los patines, y empecé a caerme como siempre que lo hacía mientras todos me miraban, e Iván seguía en sus intentos fallidos de levantarme y pedirme que lo volviera a intentar, comencé a olvidarme poco a poco de todos mis problemas, solo nos reíamos una y otra vez de lo mala que era y entonces lo entendí, Rose tenía razón en aquel comentario que publicó el día de mi cumpleaños:

"Sin importar la oscuridad, la soledad ni los problemas, siempre hay una luz que te enseña el camino"

Y eso eran ellos para mí, una gran luz al final del camino, porque ellos me enseñaron que se puede brillar en medio de la oscuridad y que pase lo que pase ellos nunca me iban a abandonar.

Porque aunque a veces me cerrara con ellos o ellos conmigo, en aquel momento realmente pensaba que los verdaderos amigos eran para siempre.

(Iván)

Ya era casa al anochecer cuando veníamos caminando por los alrededores del parque, el aire fresco le revolvió el cabello, ella de repente parecía tan tranquila que cualquiera pensaría que estaba bien.

- Gracias por sacarme de mi casa...- me brindó una sonrisa triste, - la verdad es que lo necesitaba.

- Siempre que necesito salir corriendo ahí o de cualquier sitio, solo tienes que llamarme.

Ella no dijo nada, seguimos caminando en silencio la que pareció una eternidad, cuando llegamos al frente de su casa vi que no se decidió a entrar sino que se sentó en la acera y se abrazó las rodillas con fuerza, yo estaba seguro de que quería decirme algo pero no sabía cómo empezar y yo la verdad no tenía idea de cómo tantear el terreno, por lo que solo me limité a sentarme a su lado y esperar a que dijera algo.

- El otro día me encontré a Gonzalo...- dijo al cabo de un rato, yo seguí en silencio hasta que decidió continuar, - me pidió perdón otra vez, quiere que volvamos a ser...amigos...

- ¿Amigos? - reí con ironía...

- Sí...es...es lo que siempre fuimos...- en ese momento no pude descifrar su expresión, no parecía alegre de decirlo pero tampoco triste, ni mucho menos decepcionada, más bien era una especie de neutralidad total.

Aunque estaba completamente seguro de que muy en el fondo aún le afectaba.

- Aún duele ¿no? - me atreví a preguntar.

Divididos (Parte 1) [Borradores]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora