L2. Capítulo 4 Un cumpleaños y un susto de muerte

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Después de la desastrosa clase del "profesor" Lockhart, Alya busco a Marcus Flint para que la dejara hacer la prueba para cambiar de pocision en el equipo, ya que no le gustaba tener que hacer de guardiana y, de paso, aprovecharía para demostrarle a Flint que ella podía entrar por su valía al equipo sin tener que comprar su puesto.
Fue un poco complicado convencerlo, pero finalmente accedió a que Alya se presentará con la condición de que si no le convencia como ella lo hacía no entraría al equipo. Alya rápidamente acepto; después de todo, ella no le tenía miedo a nadie, mucho menos a Marcus Flint.
Después de las pruebas Flint, un poco mal humorado, le otorgó a Alya el puesto de bateador por el cual se había presentado.

Era fin de semana, y Alya había decidido dormir hasta bien tarde para recuperar las horas de sueño perdidas por las pesadillas.

Su propósito se vio frustrado cuando sintió como era zarandeada, al abrir los ojos soltó un gritó por lo cerca que estaba el rostro de la chica con cara de perro.

Alya: ¡Parkinson! ¿Se puede saber cuál es tu problema y por qué me despiertas tan temprano?- pregunto irritada.

Pansy: En primera, buenos días y no es tan temprano como tú dices, en segunda; Flint te espera en la sala común para un entrenamiento de última hora- respondió, también de mal humor. Alya soltó un bufido.

Alya: ¿Se puede saber a qué juega Marcus?- pregunto sin esperar respuesta, luego miro a la puerta y frunció el seño-. ¿Como diantres entraste a mi habitación?

Parkinson se encojio de hombros.

Pansy: Un Alohomora. Deberías asegurar mejor la puerta. Me voy, y no tardes en bajar.- dijo mientras salía, con una sonrisa en el rostro.

La mañana ya estaba siendo bastante mala para Alya, la cual tenía el cabello más rojo que la mismísima sangre. Nadie del equipo se atrevió a dirigirle la palabras mientras iban al Gran Comedor a desayunar, ni tampoco mientras se dirigían al campo de quidditch.
Repentinamente a Alya recordó algo que le había dicho su hermana.

Alya: Pero… ¿hoy no es la práctica de los Griffindor?- inquirió.

Draco: Si.

Alya: No entiendo. Entonces porque Flint quiere hacer la práctica hoy…- a su mente vino el recuerdo del segundo libro, esa misma parte donde se encontraba ella.

Draco le sonrió de lado a su prima.

Draco: Esa es la gracia. Flint quiere interrumpir la práctica de ellos.

Alya: ¡Pero lo tienen reservado!- intento explicar, pero ya sabía que sería en vano, su primo soltó una risita.

Draco: ¿Y? ¿Snape no te lo contó?

En aquel momento llegaron a los vestuarios. Alya sabía a lo que se refería Draco, al permiso que había firmado con la excusa de que Draco necesita entrenamiento al ser nuevo. Pero ella no podía hacer nada para evitar el enfrentamiento, por lo que se resigno y decidió ponerse la túnica de quidditch.
Flint dijo unas breves palabras, no era un discurso ni tampoco unas palabras de aliento; era más bien una advertencia.
Tomaron sus escobas, las Nimbus 2.001 y salieron al campo. Los Griffindor se encontraban en medio de su entrenamiento, volando velozmente de un lado al otro. Alya, que se encontraba junto a Draco; atrás de todos los demás jugadores los cuales eran mucho más altos que ellos.
Vio a lo lejos como los jugadores iban descendiendo; Wood iba a la cabeza, debido al enojo aterrizó más bruscamente de lo que habría querido y al desmontar se tambaleó un poco.

Oliver: Flint -gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin-, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya podéis largaros!

¿Reencarne En Harry Potter? 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora