Caos en el tiempo (NOTQE 2)

Capítulo 3 Tempas eternitas

POV NASHI*

Ambos círculos se hicieron más grandes y las luces rosas y doradas emitieron una onda expansiva que hizo estremecer a los árboles cercanos. Un viento muy fuerte sopló en todas direcciones y la tierra empezó a temblar. Yo estaba en en centro de todo y solo gritaba, pero no eran gritos de terror, eran de furia e ira. Zeref me miraba desde la distancia con una marcada sonrisa en la cara mientras que a su lado, la esfera en la que se encontraba desmayado Haru seguía intacata y el humo la cubría por completo. Haru estaba ahí dentro, sin poder hacer nada, siendo envenenado y muy posiblemente a punto de morir y yo no sabía qué hacer para salvarle. Solo expulsaba mi poder mágico hacia fuera sin saber qué hacer con él mientras la frustración me consumía por dentro y las dudas y el miedo a no poder hacer nada me atacaban.

《Nashi, cálmate o perderás el control》

La dulce voz me pedía calma pero no podía hacerlo. Creo que había dejado de ser yo... Mi cuerpo se llenó de esas escamas negras por completo. Era mi dragon force el que me estaba consumiendo, estaba perdiendo el control sobre él y mis poderes por culpa de mis sentimientos descontrolados... la imagen de Haru tendido en el suelo sobre un charco de sangre volvió a aparecer en mi mente y volví a gritar desesperada.

《¡Nashi reacciona!》

-Bien Nashi.-dijo Zeref con sus ojos rojos llenos de malicia.-Solo un poco más.

Dejé de gritar y miré a Zeref furiosa mientras apretaba los dientes. Se estaba riendo de mi, de mi total incapacidad de hacer algo bien, de ser una maga que no podía controlar ni sus propios poderes y eso me desquiciaba, me volvía loca y sí, perdía el control más facilmente si no lo había perdido ya del todo.

-Vamos, admite tu derrota, cesa este intento inútil y entrégame tu magia, siempre estuvo destinada a ser mia asíque no te resistas más.-dijo Zeref.

《No le escuches Nashi. Tu magia no es magia común, es algo que solo tú puedes controlar, ¡EIEN CONFIA EN TI!》

-¿Eien?-repetí confusa.

En ese instante otra imagen de cuando era pequeña cruzó mi mente. Me encontraba en un cementerio, frente a una tumba y a mi lado Happy, el exceed de papá me abrazaba mientras yo lloraba. Entonces la voz apareció en mi mente.

《Canta, Eien cantará contigo》

Mi yo de niña empezó a cantar una dulce y triste melodía que cuando abrí los ojos en el presente seguí oyendo resonar en mi cabeza. Instintivamente también empecé a cantar por inercia, sorprendida de que supiera la letra de una canción que jamás había escuchado... Eien, ese era el nombre de la voz que siempre me ha estado acompañando, siento que ya lo sabía, de alguna forma, conocía su nombre... lo supe desde hace mucho tiempo...

-Soy dueña del tiempo que rige el destino

Busco la llave que abra esta senda infinita

Ahora abro la puerta hacia la eternidad

《El sello se ha roto, el tiempo ha despertado》-dijo la voz de Eien.《No hay vuelta atrás》

De repente, sentí un fuerte dolor en la cabeza y miles de imágenes confusas pasaron una tras otra ante mis ojos. En ellas aparecieron uno tras otro un encapuchado, mi madre, una isla de cristal, después mi padre, Zeref, los miembros del gremio, mis padres cubiertos por una luz mientras desaparecían, yo llorando, un barco, Gray, Juvia, la antigua casa de papá, Happy, el maestro, el cementerio, una tumba... una inscripción en ella, dos nombres, Natsu y Lucy...

Empecé a gritar asustada por lo que había visto. ¿Había visto la tumba de mis padres? Eso no podía ser, ellos estaban vivos... Nada tenía senido y sentía que la cabeza iba a estallar. Noté que algunas lágrimas caían de mis ojos mientras agonizaba. No entendía qué me estaba pasando ni lo que esas imágenes significaban, solo sabía que no quería recordarlas porque en ellas solo había dolor... pero la voz de Eien tomó la palabra y empezó a cantar, haciendo que mis gritos se ahogasen por completo en un inesperado silencio. No era una nana, tampoco una canción de cuna... era una melodía triste que de alguna forma estaba conectada conmigo y esas imágenes borrosas pero a la vez me calmaba... respiré hondo y miré a Zeref mientras yo volvía a cantar. Zeref me miró sorprendido y puede que por primera vez preocupado por mis acciones.