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POV NASHI~Abrí los ojos con desgana y me desperecé lentamente. Aún sentía mis mejillas húmedas ya que al parecer mientras dormía había estado llorando... y no entendía por qué.
Mis padres solo querían protegerme y la única solución a la que habían llegado era la de encerrarme como en una cárcel... Llevaba toda mi vida encerrada en Magnolia pero en estos momentos era como si ese cerco se hubiera hecho más pequeño.Ahora podía defenderme, sabía que podía hacerlo. Eien estaba conmigo y no dudaría en ayudarme pero eso era algo que nadie sabía ni podían saber.
Salí de la cama y me acerqué a la puerta, tomé el picaporte para abrirla pero no cedió, estaba cerrado. Comencé a moverlo y a golpear la puerta bruscamente. ¿A santo de qué me habían encerrado?
-Ya va, ya va.
Oí la voz de Haru a través de la puerta y me alejé de ella. Haru entró en mi habitación con una bandeja que contenía el desayuno. Pasó sin mirarme y se sentó en la cama mientras yo lo miraba con los brazos puestos en jarra.
-¿A qué viene esto?-pregunté.
-¿El qué?-me preguntó con indiferencia.
-No me vengas con esas.-señalé la puerta enfadada y él se encongió de hombros.
-Es cosa de mamá y papá.
Yo bajé el brazo lentamente. Sin poder asimilarlo. El cerco verdaderamente se había estrechado, ¿ahora no podría salir ni de mi propia habitación?
-Genial.-le di un golpe seco a la pared mientras tenía la cara cubierta por mi despeinada melena.-¿Dónde están?-pregunté.-¡Quiero una explicación!-grité mientras levanté la cabeza.
Haru me miró algo asustado al ver la expresión de mi rostro. Estaba completamente enfadada y el agujero que había hecho en la pared con mi golpe era prueba de ello.
-Se han ido.-cambié mi gesto a uno confuso.-Hoy muy temprano me lo han dicho.-Se tumbó en la cama y colocó sus brazos tras la cabeza.-Dijeron que volverán en unos días y me han dejado a tu cargo. Vamos, que soy tu perro guardián hasta que vuelvan.
Refunfuñé y maldije por lo bajo y me senté a su lado en mi cama. Se habían marchado...
-¿A dónde se han ido?
Haru negó con la cabeza indicando que no lo sabía y me mordí el labio. Era frustrante, encerrada sin una explicación... esto no era propio de ellos. Pero si no estaban sus reglas no me afectaban así que volví a abrir la puerta y cuando estaba a punto de salir de choqué contra el aire. Revolví mi cabeza y me sobé donde había recibido el golpe. Miré la puerta atónita y descubrí las runas violetas de Freed. Miré a Haru y él asintió. Salí corriendo hacia la ventana abierta y golpeé el aire hasta tocar otra vez las runas.
-Se me olvidó decirte que Freed estuvo esta mañana aquí antes de que nuestros padres se fueran. Esta vez sí que se han tomando enserio lo de no dejarte salir.
-¿¿Y entonces tú cómo es que puedes entrar??-le grité.
-La reglas de estas runas son simples: Nashi Dragneel no puede salir del perímetro delimitado por las runas pero todo aquel al que ella considere bienvenido puede entrar.-recitó Haru.
Apreté los dientes y me apoyé en la ventana. Esto es una jaula, una verdadera jaula. Haru se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.
-Mamá me ha dicho que te alimente así que... que aproveche.
Haru se aproximó a la puerta y cuando estuvo a punto de salir lo llamé. Acababa de recordar que debía hablar con él. Haru accedió de mala gana a sentarse de nuevo en la cama y yo también lo hice. Me puse a desayunar y cuando terminé empecé a hablarle... aunque no sabía cómo empezar y me quedé mirándolo. No sabía cómo empezar a explicarle algo tan complicado... Él me miró extrañado y apartó la mirada hacia la ventana. Fue entonces cuando vi que de su cuello colgaba una cadena de plata y tragué duro al lo que parecía el extremo de una llave de tono jade.
Sin poder contenerlo estiré mi brazo y Haru al darse cuenta se alejó y tomó la llave por fuera de la camiseta roja que llevaba.
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Caos en el tiempo (NOTQE 2)
FanfikceEsta es la continuación /secuela de mi anterior fanfic llamado Natsu o Tsuna ¿Quién eres? La verdad es que recomiendo leer ese antes que este ya que la historia se basa en la anterior y sería conveniente saber lo que sucede en el primer libro. Ademá...