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Su intensa mirada solo lograba ponerla más de los nervios. Daba vueltas inspeccionando su cuerpo, hasta llegó a sujetar una de sus alas como si fuera normal.

—Si. Eres un ángel, pero no entiendo, ¿Que haces en el infierno? —Luficer paso sus manos por el ala del ángel, esta tenía un leve sonrojo en sus mejillas. Nadie había tenido el descaro de tocarlas.

Intento decir algo, pero el Rey del Infierno apareció frente suyo. Tapo su boca al darse cuenta de su estatura, su acción confundió al rubio. Más ella oculto su risa bajo su palma.

—Yo... fui desterrada del cielo.

—¿Desterrada? ¿Siguen haciendo eso? Hm, ¿Que hiciste?

—Bueno. Yo...

No quería decirlo.

—Vamos, habla. Es un orden del Rey.

—¡Hice muchas preguntas e ignore ordenes! —respondió. La cercanía del rubio fue su limite y respondió.

—¿Órdenes?

—Adam es cruel, chismoso y se mete donde no lo llaman. Me acuso, fui sometida a un tonto juicio y finalmente me trajeron aquí... —comenzó a explicar la rubia.

—Ya veo. Bueno, coincidimos en qué Adam es un idiota. Por eso sus esposas lo dejaron.

—¡¿Verdad?! —dejo caer sus hombros— Le hice un chiste sobre sus esposas y no lo tomo bien, ¿pero vio sus cuernos? Eso es una clara señal de infidelidad. Dicen que la tercera es la correcta, pero estoy segura que sólo sus cuernos se volverán más grandes.

Lucifer parpadeo, impactado. La bella ángel había hablado cada vez más rápido y no tuvo miedo de sujetar sus manos y seguir hablando sobre los cuernos de Adam.

Pero finalmente reacciono y libero al ex ángel.

—Que pena. Lo lamento, señor Lucifer. Mi nombre es Daisy, un placer. —río algo nerviosa al separarse.

—No, esta bien, tranquila. Me alegra que alguien más odie a Adam.

—Si. Por cierto. Gracias por salvarme antes, señor Lucifer. De no ser por usted seguro ya estaría muerta, bueno, más muerta que ahora.

Inclino su cuerpo hacia el rey del Infierno a modo de agradecimiento.

—No debe preocuparse más, cuando acabe la matanza allí fuera me iré. Así no lo molestare en sus importantes responsabilidades como Rey del Infierno.

—¿Responsabilidad? —miro detrás suyo sus responsabilidades "importantes".

—¿Le molesta si me quedo aquí? Prometo no interrumpí ni hablar, ¡si quiere no respiro!

Lucifer estuvo por interrumpirla, pero de golpe ella cayó de rodillas, cubrió su rostro que empezó a cubrirse de lagrimas.

—¿A quien intento engañar? ¡Esto es horrible! Yo solo... Yo solo quería saber, ¡pero no escucharon! Seguro ellos regresaran por mi. ¿Cierto? Todo fue un error.

Sus ojos llorosos conectaron con los del demonio. Lucifer apretó sus labios, soltó un pequeño suspiro. Tomó las manos del ángel y la ayudó a ponerse en pie. Le tendió un pañuelo con el que limpiar sus lágrimas.

No sabia como calmarla. Y los gritos de afuera no ayudaban para calmar a la mujer de hebras rubias.
Daisy limpio sus lágrimas con el paño, observo de nuevo al Rey del Infierno.

—Lo siento. Me veo patetica, ¿no? Incluso ofendí su reino, de verdad lo siento, señor Lucifer.

—Tranquila. Seguro más de uno estuvo en tu posición y con la misma reacción. No digo que ángeles caigan del cielo siempre, pero los demonios a veces reaccionan así. Eso creo...

Ángel caído || Lucifer Morningstar [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora