JACK, EL ENGATUSADOR

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Jack había aceptado jugar conmigo a los 7 minutos en el paraíso y no sé si eso es bueno o malo. Quiero decir, no me desagrada la idea de estar con él en el mismo armario, pero estoy ha sido para él una especie de compromiso y por eso quería morirme.

—Muy bien...—Lucía apretó los dientes, estaba claro que le sentó como el culo aquello.

Nos encerró a ambos en el armario del cuarto del anfitrión. Estaba de los nervios y muerta de la vergüenza, sentía que debía disculparme.

—Lo siento...—me disculpé, cabizbaja.

—¿Sentirlo? ¿Por qué?—Frunció el ceño.

—Pues por... esto—nos señalé a ambos—. Sé que no querías, es...

Él chasqueó la lengua.

—Nada de esto es culpa tuya. Solo que Lucía es una gilipollas.

Al fin estamos de acuerdo en algo.

—Ya, pero aún así...

—¿Por qué ese tanque seguía afirmando que sois pareja?—Preguntó de repente.

Vale, esa pregunta me pilló totalmente desprevenida.

—Ah, pues... Él aún no ha procesado la ruptura. Él se creía que mandaba en la relación y cuando corté con él porque estaba harta... Digamos que no se lo tomó muy bien.

—Ya, eso comprobé. Me buscó de nuevo.

—Lo siento muchísimo, yo...

—¿Por qué te disculpas por todo? Tú no tienes la culpa de la imbécil de Lucía ni del inútil de tu ex novio. Son cosas que pasan—se encogió de hombros.

Era la primera vez que alguien me defendía así y opinaba de esa forma respecto a mí.

—Oye... gracias por mentir por mí—tragué saliva y desvié la mirada.

—¿Cuándo he mentido exactamente por ti?

—Pues, afuera, hace unos minutos sobre mí... Sobre la envidia de Lucía y todo eso.

—No mentía—afirmó, serio—. Alguien tenía que decirle la verdad a Lucía. Si eres guapa, eres guapa—se encogió de hombros.

¿Cómo con una simples palabras pudo acelerarme tanto el corazón? Me empecé a poner nerviosa, ¿De verdad le parecía atractiva? Quiero decir, yo tengo la autoestima suficiente para creerme guapa, pero que me lo diga un chico ajeno... Y ahora que me fijo... sus ojos eran parecidos a los míos, solo que los suyos eran más claros, más... bonitos. Podría mirarlos todo el día.

Pasé una mano por mi pelo. Creo que Jack pudo notar mi nerviosismo.

—¿Es la primera vez que juegas a esto?—Esbozó una sonrisa juguetona.

—Am... ¿Tanto se nota?—Esbocé una pequeña sonrisa nerviosa.

Sí, tuve novio pero nunca antes había jugado a esto. Y si a este juego le sumamos la presencia de Jack... Me ponía más nerviosa.

—Un poco—negó, divertido.

—¿Por qué Lucía querría que jugase a esto?—Desvié la mirada y murmuré esto último más para mí.

—No sé, quizá intentaba probar algo pero le salió mal la jugada—esbozó una sonrisa victoriosa.

—Sí, supongo.

—A todo esto, ¿Qué tal el libro?—preguntó mientras jugueteaba con una prenda del armario.

—¿Eh?—Le miré de nuevo.

—Sí, el otro día te llevaste un libro, ¿Qué tal?

¿Por qué me saca el tema del libro ahora? Quiero decir, amo hablar de libros, pero ¿Por qué lo habrá preguntado él y ahora mismo?

—Lo empecé ayer, sólo leí el primer capítulo pero no está mal.

—Ah...

Creo que solo intentaba sacar algún tema de conversación. ¿Qué debería decir?

—¡Treinta segundos!—Gritó uno desde fuera.

—No tienes ni idea de cómo acaba el juego, ¿A que no?—Me miró de reojo.

—Em... no.

¿Acaso esto tiene un final distinto? ¿No era simplemente estar encerrada con él en el armario durante 7 minutos? Tengo miedo.

Jack negó con la cabeza.

—Bien. No sé cómo besaría tu novio y tampoco me interesa saberlo, pero te voy a enseñar lo que es un beso de verdad.

Fruncí el ceño, confusa, ¿De qué habla...? Y lo siguiente pasó muy rápido...

Jack pasó su mano por detrás de mí nuca y tiró de mí hasta pegar sus labios a los míos. Sentí que el mundo se detuvo y solo pude centrarme en Jack y su beso. Sin duda besaba muchísimo mejor que Mario. Creo que me dejé llevar demasiado porque rodeé su cuello con mis brazos y lo pegué aún más a mí. Jack bajó sus manos hasta mi cintura y terminó cortando toda la distancia que había entre nosotros, profundizando el beso.

Fuimos acelerando el ritmo y yo seguí a Jack. En un momento, abrí mi boca bajo la suya, dando paso a su lengua y cuando la cosa empezaba a calentarse...

—¡Tiempo!—Abrieron de repente la puerta del armario.

Jack dejó de besarme, pero no me soltó y yo tampoco a él. Parecía totalmente despreocupado, como si no pasara nada, mientras que todos estaban boquiabiertos; más en concreto Lucía y Mario.

Ups...

Temía que Mario le hiciera algo a Jack, pero ni se movió.

—Vaya, Mario. Parece que tenías poco contenta a tu ex novia. Entiendo ahora una de las numerosas razones por las que te dejó—enfatizó la palabra «ex» y esbozó una sonrisa victoriosa.

Dicho esto, terminamos separándonos y él salió del diminuto armario para volver con su amigo, quien lo miraba incrédulo.

Segundos después, todos volvieron a lo que estaban haciendo; Mario salió cabreado de la casa y Lucía apretó tanto el vaso de plástico que acabó explotando y todo el líquido acabó en la cara de Lucía. Tuvo que irse corriendo al baño a limpiarse.

Yo seguía ahí parada, en shock. Llevé mis dedos hacia mis labios, aún podía sentir los dulces y carnosos labios de Jack. Sin duda alguna, Jack me había dado el mejor y más apasionado beso en toda mi vida. Después de él dudo que vuelva a besar a alguien igual. No iba a poder olvidarme de él, eso seguro. Sentía envidia de la ex novia de Jack, y digo «ex» porque dudo que bese así a alguien teniendo novia. Y estoy envidiosa porque es imposible que Jack pudiera besar así de bien por naturaleza, seguramente haya besado mucho o a muchas. Alguien que besa así y con esa pasión se nota que ha tenido mucha práctica.

No podía seguir en la fiesta, ya que no podía parar de pensar en Jack y dudo que pueda distraer mi mente si lo tenía a él delante. Así que, terminé yéndome a casa. Preferí ir andando para que el viento fresco de la noche me quitase el calor que sentía por dentro. Me pregunto, ¿Qué hubiera pasado si no nos hubieran interrumpido? ¿Hubiera ido a más o...? Ojalá poder comprobarlo de alguna manera. Y si algo tenía claro es que de alguna manera; Jack me había engatusado y quería más de él. Ya no era solo por sus jodidos besos, sino que había sido el único que había dado la cara por mí hasta ahora. Quiero conocerle, quiero pasar más tiempo con él... Y con suerte, quizá surja algo entre nosotros, aunque lo dudo muchísimo, pero por probar...

Un amor inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora