Bea
¿Quieren que sea sincera con ustedes, queridos lectores? Pues... No, Jaime no me pidió que le llevase las llaves a Jack. Simplemente...
12 horas antes...
Había vuelto al pueblo después de haber dejado a Jack en su casa y... Whoa, vaya casa. No la vi por dentro pero debe ser una pasada. Qué bueno es tener dinero...
Aparqué mi moto unas calles más abajo—ya que no había sitio en mi calle—y me dirigí a mi casa cuando alguien me chocó por detrás y terminé cayendo al suelo.
—¡¿Qué demonios...?!—Me incorporé y vi a Jaime tirado en el suelo—¿Jaime?
—¿Eh? ¡Ah, Bea! Queridísima y hermosa Bea, ¿Qué tal?
Su tono, su expresión... Su todo decía a gritos: «Estoy borracho.»
—¿Qué cojones haces en medio de la calle, borracho?—Me levanté y le ayudé a él a ponerse en pie aunque al final tuve que sujetarlo para que no cayera debido a que se tambaleaba por el mareo del alcohol.
—Pues mira, todo empezó cuando me empecé a enrrollar con Belén. Iba todo bien hasta que la confundí con mi ex por el pedo que llevo y me abofeteó.
Qué raro, ¿Cómo iban a abofetearlo por ello? Qué imbécil.
—¿Y qué?—Resoplé.
—Que después de eso, me puse a buscar a Jack pero no lo vi por ninguna parte y fue entonces que me encontré sus llaves tiradas en el armario.
«¿Cómo diablos acabó metido en el armario?». Creo que prefiero no saberlo.
—¿Y qué más?
—Pues ¿Qué más va a ser?—sacó las llaves de su bolsillo—. Había salido a buscarlo para llevarle sus llaves.
Oh oh. Así que Jack perdió sus llaves cuando nosotros estábamos en el armario haciendo...
Ca-ga-da. Pobre Jack.
—¿Lo has visto? ¿Sabes dónde está?—Preguntó mirando a todos lados.
—¿Eh?
Quizá esta sea mi oportunidad. Si le miento, podré ver de nuevo a Jack con la excusa de tener que llevarle sus llaves...
—Sí, sí, lo vi hace nada. Dame las llaves, yo se las llevo—intenté alcanzar las llaves pero Jaime se apartó.
—¡Hey, alto ahí! ¿Por qué quieres llevárselas tú?—Entrecerró los ojos.
Resoplé y negué con la cabeza.
—Porque tú estás como una cuba. No estás en condiciones de ir a ningún lado.
—Eso no es...
Y antes de poder decir nada más... Vomitó. Para mi suerte, giró la cabeza a tiempo y salí limpia del asqueroso acontecimiento. Aproveché su debilidad del vómito para robarle las llaves.
—Me encargaré de dárselas—salí corriendo.
—¡Hey, espe...!—vomitó de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Un amor inesperado
RomanceJack, un chico despreocupado, sin problemas y sin planes de futuro. Bea, una chica obsesa con la organización y el orden, pero incluso en su mundo tan organizado, está llena de problemas que no paran de desarmar sus planes. Bea solo quiere terminar...