Bea me besó... No, Bea. Me. Está. Besando.
¿Cómo demonios acabamos así?
Quedé petrificado. No me hubiera esperado esto de ella jamás. Pero no me aparté, porque... me gustó.
Al cabo de unos segundos que parecieron eternos, Bea se separó y soltó mi camisa.
Ninguno dijo nada, supongo que Bea actuó sin pensarlo mucho y ahora estaba ruborizada. Era incapaz de mirarme a los ojos. Hasta que al fin añadió:
—Yo... Lo siento... Lo siento, Jack.
Intentó huir, pero no se lo permití, la tomé del brazo y provoqué que se girase hacia mí.
Ella quedó estupefacta al igual que yo antes.
Rápidamente, antes de que pudiera hacer nada, me apresuré a tomarla de la cintura y acercarla a mí hasta besarla de nuevo.
A la mierda todo.
La besé con más ganas que antes. Puse mi mano sobre su nuca y la acerqué a mí. Ella rodeó mi cuello con sus brazos y quedamos completamente pegados. Se notaban las ansias, el deseo, las ganas... ¿A quién queremos engañar? Ambos nos teníamos ganas desde el inicio y no supimos quién daría el paso. Supongo que Bea fue la valiente de los dos.
Terminé tomándola de la cintura y ella rodeó mi cintura con sus piernas. La pegué a la pared y Bea abrió su boca bajo la mía, dando paso a nuestras lenguas. Tiró más de mí para profundizar el beso. Su boca se movía perfectamente al ritmo de la mía.
¿Les cuento un secreto?
Bea fue mi primer beso. En el armario. No sabía si contarlo como primer beso o no, ya que era un juego. Pero, ¿Este? Sin duda quiero a Bea a mi lado. Ha sido la única chica que ha permanecido a mi lado conociendo mis locuras, que compartimos gustos y que, aunque fuera después fingido, al inicio me siguió mis bromas... Es sencillamente perfecta.
Ahora entiendo por qué su ex novio estaba tan cabreado. Es decir, ¿Quién querría romper con ella?
Solo que fui demasiado ciego. Me quería engañar a mí mismo fingiendo que todo esto era una pura amistad extraña. Aunque, bajo esta mentira que creé, en realidad había deseo...
Al final, aunque no quería que ese beso acabara, tuvimos que separarnos por falta de oxígeno. Apoyé mi frente contra la suya. Nuestras respiraciones eran bastante agitadas. Yo no solté a Bea y ella tampoco hizo el ademán de bajarse de mi agarre y seguía aferrada a mi cuello.
—No imaginas cuánto deseé esto—logró pronunciar Bea casi en un hilo de voz.
—¿Y por qué esperaste?
—¿Me hubieras correspondido el beso?
—¿No es lo que he hecho ahora?
—Digo antes. ¿Realmente crees que yo podría estar con alguien como tú?
—¿Qué significa eso?—Alcé la mirada.
—Ya sabes. Yo soy una chica del montón, nada destacable, en cambio, tú lo tienes todo, llamas la atención de todos.
—Bea, créeme, eres MUY destacable.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Porque a mis ojos, eres la única chica existente en el planeta.
Hizo el ademán de decir algo más pero cerró la boca. Pasaron unos segundos hasta que ella habló:
—Por favor, no te alejes—suplicó.
—¿Qué?
—No te alejes... Puedo... puedo soportar volver a ser tu amiga y fingir que nada de esto pasó si así lo quieres, pero, no te alejes. Por favor...
Realmente ella quería estar a mi lado. ¿Cómo es que Bea quiere estar conmigo? Yo soy... Ni yo me aguanto, ¿Por qué me quiere?
—¿Por qué crees que querría eso?
Mi respuesta la tomó por sorpresa.
—Porque, solo somos...
—Amigos—terminé por ella—, ya lo sé, pero ¿De verdad crees que después de esto no querré volver a besarte? ¿Crees que puedo ir por ahí y fingir que no quiero más? ¿Qué te hace pensar eso?
—Porque no es recíproco.
—¿Y qué sabrás tú si es recíproco o no? ¿Acaso sabes lo que quiero?
Ella negó con la cabeza, tímida.
—No.
—Pues pregunta primero.
Bea resopló.
—¿Qué quieres, Jack?
—A ti—la besé de nuevo.
Y volvimos a empezar. Ella reforzó su agarre de las piernas y con sus brazos
—aún rodeando mi cuello— me acercó más a ella.Ya tenía el oxígeno suficiente para volver a hacer lo que quería. Bea me deseaba, y yo deseaba más esto.
¿Que finja que nada pasó? Y una mierda.
Quería más, mucho más de ella. Pero esto ya fue un paso bastante gordo, no iba a presionarla, de lo contrario, la espantaría. Y no podía espantar a la única chica que me aguantaba y compartía gustos. No. Bea solo podía ser mía.
¿La putada de esto? Que si lo mío con Bea no funciona, estoy seguro que no podría volver a besar a nadie más así. Ese dulce sabor de sus labios, esa pasión, esas ganas, ese movimiento... Me volvía loco.
No iba a permitir que nadie más la tocara, que nadie más le hiciese nada... Suena tóxico, lo sé, pero quiero a Bea solo para mí, al igual que yo soy solo suyo... Siempre seré suyo.
Y en el mejor momento, otra parejita subió a la terraza y nos interrumpió.
Mier-da.
Me hubiera gustado darles un puñetazo, cerrar la puerta del balcón y seguir con Bea, pero ella parecía bastante avergonzada al ver que nos habían visto. Así que decidí sacar a Bea de allí y la llevé al jardín. Ahí tampoco había nadie que nos molestase, todos estaban dentro e igual podíamos tomar aire fresco.
A pesar de estar afuera, a solas, nuestras respiraciones volvieron a ser algo agitadas. No tanto como antes, claro, pero si nos habían pillado en un buen punto.
Hubo un silencio hasta que Bea intervino.
—Bueno...—Bea colocó un mechón suelto detrás de la oreja que se le había escapado de la coleta debido a... Bueno, lo de arriba.
—¿Bueno?—La miré.
—Ha estado bien.
—¿Solo «bien»? ¿Me tomas el pelo?
Ella se cruzó de brazos y me miró, desafiante.
—Los he tenido mejores.
—Y una mierda.
Bea rio ante mi reacción.
—¿Qué? ¿Creías que alimentaría a tu ego?
—No, acabas de quitármelo por completo.
De nuevo, Bea rio a carcajadas.
—Bueno, si tanto herí tu ego... Quizá deberías mostrarme que puedes con más.
—¿Me estás retando?—entrecerré los ojos.
—Es posible, Sparrow.
—Deberías saber entonces que yo nunca pierdo un reto.
Y antes de que pudiera decir algo más, levanté a Bea en peso. Ella rodeó mi cintura con sus piernas de nuevo y la estampé contra la pared de la casa, y continuamos con lo que habíamos empezado arriba.
No es que fuera un buen lugar para enrrollarse, pero no iba a perder la oportunidad ni de coña.
Después de esto... No sé qué me deparará con Bea después de todo esto, pero ojalá no sea un sueño.
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Un amor inesperado
RomansaJack, un chico despreocupado, sin problemas y sin planes de futuro. Bea, una chica obsesa con la organización y el orden, pero incluso en su mundo tan organizado, está llena de problemas que no paran de desarmar sus planes. Bea solo quiere terminar...