|Me enamoré de un chico que conocí en el infierno,
Pienso en todas las cosas que me haces,
Cuando tiras de los hilos,
Hasta amo la forma en que me enciendes.|
|No eres Hades pero eres el Rey
Yo haría cualquier cosa,
Para poder llevarte a casa.|
Stel...
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Después de aquel día, Keigo no me volvió a hablar. Sí hicimos trabajos juntos, pero ya no era como antes.
Evidentemente me seguía viendo con Dabi, eso no cambió, incluso ya me había dado cuenta de mis sentimientos por él pero no quería aceptarlo de ninguna forma. En ese momento mientras pensaba aquello me dirigía a los barrios bajos para encontrarme con Dabi, había quedado allí con él.
Tenía música puesta en mis auriculares mientras caminaba hacia la ubicación que me envió por mensaje, me daba bastante curiosidad por saber que había preparado esta vez ya que cada vez que nos veíamos fuera de mi casa, preparaba cada cosa que me dejaba impresionada. Tenía un don para preparar planes ilegales y que nadie se enterase.
Cuando llegué lo pude ver apoyado en la pared de un edificio mientras fumaba y miraba su teléfono, me acerqué a él a paso lento y en cuanto me vio me saludó con un beso en los labios, cada vez que lo hacía me dejaba la mente en blanco.
-Hola guapa. -Saludó.- Acompáñame.
-¿Qué has hecho ahora, Dabi? -Él me guiñó un ojo y se adentró por la parte de atrás del edificio.- ¿Qué estamos haciendo?
-¿Te quieres callar y dejar de preguntar? -Habló con el ceño fruncido.- Tú solo sígueme, cachorra.
Ya básicamente lo ignoraba cuando me decía aquel apodo que detestaba. Dabi se paró en frente de la puerta trasera del edificio, a penas eran las doce de la noche por lo que supuse que lo que estaba haciendo era entrar ilegalmente al edificio. Él con una pinza metálica abrió la puerta ágilmente y me dejó pasar primero.
-Las damas, primero. -Pasé algo confundida pero entendí sus intenciones cuando me dio una nalgada.-
-¡Oye! -Él solamente se rió.-
Entramos sin hacer ruido y Dabi agarró mi mano para guiarme hasta donde él quería. Bajamos unas escaleras y llegamos a lo que parecía ser el sótano de aquel sitio, no me dijo que era pero supuse que era un hotel pues me llevó a una piscina enorme la cual estaba iluminada solamente por las luces de esta.
-Dabi, ¿qué es esto?
-Agua.
-No seas irónico. ¿Dónde estamos? -Dabi comenzó a quitarse la camiseta.- ¿Podrías contestarme en lugar de desnudarte?
-No te hagas, sé que te gusta. -Puse los ojos en blanco y él solamente me sonrió.- Nos hemos colado en un hotel, es el más caro de por aquí.
-Ah... ¿¡Y las cámaras?!
-Me ocupé de ellas personalmente, y de los trabajadores. -Alcé mi ceja y lo miré esperando a que dijera algo más.- No les hice nada, ¿por quién me tomas?
