|Me enamoré de un chico que conocí en el infierno,
Pienso en todas las cosas que me haces,
Cuando tiras de los hilos,
Hasta amo la forma en que me enciendes.|
|No eres Hades pero eres el Rey
Yo haría cualquier cosa,
Para poder llevarte a casa.|
Stel...
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Dabi me ayudó a limpiar el apartamento donde me hospedaría durante ese tiempo, así que como es normal, no paraba de buscar cosas que me indicaran algo del pasado de Dabi ya que solamente me había contado que su familia era numerosa y que no se hablaba con esta.
Busqué y busqué por toda la casa hasta que di con un cuadro dentro de un cajón del dormitorio, allí se veían tres niños con una mujer de cabello blanco mientras que la cara de lo que yo suponía que era el padre, estaba toda tachada de negro, pero solamente estaba tachado el cristal del cuadro así que decidí sacar la foto del marco.
Ahora podía ver bien quien era aquel hombre al que Dabi le tenía tanto desprecio, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando vi que se trataba de mi ex-jefe. Todoroki Enji.
Reconocí al instante quien era Dabi, de niño era adorable. Giré la foto y encontré una nota escrita a mano, así que me dispuse a leerla.
Touya, hijo. Sé que estás enfadado con tu padre y lo entiendo, te escribo esto en esta foto para que tengas un recuerdo de tu familia cuando te vayas de casa, te vi haciendo las maletas a escondidas, y no te voy a detener.
Por favor, perdona a tu padre algún día. Yo estaré aquí para lo que necesites, hijo.
Te quiero, Touya.
Me senté en el borde de la cama procesando la información, ¿Dabi era hijo de Enji? Aún no me lo podía creer. Aquel día no volví a ver más a Dabi en todo el día, sin embargo al día siguiente me lo encontré vaciando la comida de la nevera que había comprado el día anterior.
-¡Dabi! -Exclamé molesta, sin embargo él no me hizo caso y siguió comiendo.- ¿Cómo has entrado, por la ventana?
-Tengo llaves, es mi casa y entro cuando yo quiero. -Alcé mi ceja y él me sacó la lengua.- ¿Qué tal tu primera noche en palacio, princesita?
-Tu cama es cómoda, he dormido bien. -Simplemente sonrió.- ¿Dónde has dormido tú?
-No he dormido, pasé la noche despierto huyendo del psicópata de tu hermano pequeño. -Abrí los ojos sorprendida y me apoyé en la encimera de la cocina para poder escuchar el chisme completo.- Ya no me deja dormir en la base... -Murmuró Dabi.- Para él ahora mismo soy un traidor.
-¿Por qué no te quedas aquí? -Pregunté al servirme una taza de café. Él rió un poco mientras me observaba.-
-¿Contigo, aquí? ¿Podrás aguantarme? -Sonrió irónico.- Me lo tengo que pensar, soy un hombre difícil.
Uy sí, se me ponía digno.
-Por cierto, la poli ya está rastreando todo Japón para encontrarte, en cuanto entren a los barrios bajos saldremos corriendo de aquí.
