|Me enamoré de un chico que conocí en el infierno,
Pienso en todas las cosas que me haces,
Cuando tiras de los hilos,
Hasta amo la forma en que me enciendes.|
|No eres Hades pero eres el Rey
Yo haría cualquier cosa,
Para poder llevarte a casa.|
Stel...
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Observé a Dabi durante un buen rato, él solamente me sonreía con cinismo mientras seguía manteniendo el agarre del cuello con fuerza.
-Suéltame, hijo de puta. -Murmuré, me costaba cada vez más respirar. Ante mi contestación, Dabi rió.-
-Mírate, tan patética. ¿No sé supone que eras una policía cualificada? -No pude aguantarme las ganas de escupirle en la cara.- Eres una increíble zorra.
Inmediatamente me lanzó al suelo con fuerza y limpió mi saliva de su cara.
No dudé en coger la pistola y apuntarlo, él se quedó en la misma posición, ni siquiera se inmutó.
-¿Te crees qué por una pistolita de mierda me vas a asustar, cachorrita? -Negó levemente con la cabeza.- Me han apuntado demasiadas veces con esas cosas.
-No me llames cachorrita. -Lo disparé, pero apartó su pierna antes.- Tch.
-Vaya vaya, demasiado carácter, habrá que domesticarte. -Se acercó a mi pero fui más rápida y me levanté del suelo, aún siguiendo apuntándolo.-
-No me trates como si fuera un puto perro. -Mascullé apretando la mandíbula, ese sujeto me había cabreado de sobremanera.-
-Es lo que eres, uno de los perros de los de arriba. -Se cruzó de brazos.- Mi amor, pobrecita. -Me miró con compasión fingida, evidentemente.-
-No sabes nada Dabi, ya te lo he dicho antes. -Se aguantó una carcajada y me miró con diversión.- ¿Qué?
-Y yo te he dicho que sé más cosas de ti de las que te crees, Shimura _______. -Abrí los ojos sorprendida, no le había dicho mi nombre nunca y era nueva en el cuerpo de policía, así que no sabía porque lo conocía.- ¡Vaya, tu cara es divertida! ¿A qué te he sorprendido?
-¡Cállate! -Lo disparé y le rocé la mejilla apropósito para asustarlo ya que no quería matarlo, sino arrestarlo.-
Dabi cada vez se acercaba más.
-Sé también que te abandonaron tus padres y tuviste que buscarte una casa de acogida, y también sé que tus padres de plástico murieron como si fueran un par de coladores. -Rió.- Patético.
-¡No hables así de ellos, no tienes derecho!
No pude contenerme más y fui hacia él para golpearlo, sin embargo, él me devolvía los golpes mucho más fuertes.
-¿¡Te has molestado?! -Carcajeó.- ¿¡Entonces que harás cuando te digo que tu adorado hermano sigue vivo?!
No me gustaba que hablasen de mi hermano. Como era pequeña, supuse que estaba muerto por culpa de mis padres, a mi solamente me tiraron a la calle. No supe más de él por lo que lo di por muerto.
