|Me enamoré de un chico que conocí en el infierno,
Pienso en todas las cosas que me haces,
Cuando tiras de los hilos,
Hasta amo la forma en que me enciendes.|
|No eres Hades pero eres el Rey
Yo haría cualquier cosa,
Para poder llevarte a casa.|
Stel...
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Cuando terminé contar todo lo ocurrido, miré a Hawks algo incómoda. Él simplemente se quedó sin palabras y luego apretó sus labios sin saber que decir.
-Keigo. -Lo llamé.- ¿Por qué Dabi sabía sobre mi hermano? -Pregunté insegura, me ponía los pelos de punta pensar que había investigado sobre mi.-
-No lo sé, pero eso me da más razones para quedarme contigo. -Se levantó del sillón.- No sé como ese enfermo mental ha conseguido esa información, pero no pienso permitir que vuelva a hacerte ningún daño. -Cogió su maleta.- ¿Tienes habitación de invitados?
-Sí, a la derecha del pasillo. -Asintió y se fue hacia allí.- Es muy bueno conmigo. -Susurré.-
-¿Has dicho algo, pajarito? -Se asomó un poco por la puerta, yo negué rápidamente, él sonrió y se volvió a meter a la habitación.-
Poco después salió y se sentó a mi lado. Me preguntó si podía pedir pizza para cenar ya que la cocina nunca se le había dado muy bien, a lo que acepté encantada. ¿Quién le diría que no a una pizza?
La compañía de Keigo me fue genial para mi pésimo estado de ánimo, siempre encontraba alguna forma de hacerme reír con sus bromas y su torpeza en la cocina hacía que lo encontrase bastante adorable.
Nos pasábamos el día juntos mirando películas o series, también me ayudaba a cambiarme las vendas de las heridas y me preguntaba cada día si me dolía la muñeca, en definitiva, Keigo es un amor de persona.
Llegó una noche tormentosa, era primavera y las temperaturas estaban bastante inestables. Esa noche intenté dormir pero entre la tormenta que le daba un ambiente tenebroso y que no podía parar de pensar en las palabras de Dabi, acabé teniendo una pesadilla con él como protagonista.
Me levanté de la cama rápidamente y jadeé asustada, la tormenta no cesaba.
Caminé hacia la cocina a tomarme un vaso de leche para ver si podría hacerme efecto, pero al haber hecho ruido, desperté a Keigo.
-¿______? ¿Ocurre algo? -Salió de su cuarto frotándose un ojo, me sentía mal por haberlo despertado.-
-Lo siento Keigo, te he despertado. -Él se acercó a mi.- He tenido una pesadilla con Dabi. -Él suspiró un poco.-
-¿Aún sigues pensando en eso? Ya casi ha pasado una semana. -Me encogí de hombros, no era fácil de olvidar.-
Me tomé el vaso de leche y al dejarlo en el fregadero, Keigo me abrazó por los hombros desde atrás.
-Duerme conmigo. -Mis ojos se salieron de sus órbitas, Hawks estaba muy raro.- No quiero que estés sola cuando lo estás pasando mal.
-Pero... -Me callé para pensarlo un poco, pero su respiración en mi cuello no me dejaba.- No quisiera molestarte.