2. California

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Ve más despacio niño alocado,eres tan ambicioso para ser tan joven

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Ve más despacio niño alocado,
eres tan ambicioso para ser tan joven.

Pero si eres tan inteligente, dime:

¿Por qué sigues teniendo tanto miedo?

Vienna

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Llegaron a los barrios de mala muerte de la baja y hermosa California de los 80s, dónde los inmigrantes y turistas convivían juntos en condominios rentados, junto a la playa y el cálido sol estadounidense.

Liam estaba relajado con la misión, nunca se permitía perder los papeles, dónde Louis era fuego dispuesto a prenderse a la más mínima chispa, Liam era sosegado y fluía como una corriente de agua ligera.

El ojimarrón estaba tranquilo, pero Louis no podía estar tan confiado, aunque quisiera. Solo irían a entregar el dinero, sacar la pasta e irse de allí, simple. Sin embargo, nada podía ser tan simple.

Habían quedado en una de las habitaciones de esos departamentos de numerosos pisos, y Luis no se podía fiar. Eran los jodidos colombianos.

Había conocido de sobra a esa gente en Sudamérica y sabía que no podías dejar cabos sueltos con ellos. Podían tramar algo, eran sanguinarios por naturaleza, y asiduos a traicionar con tal de ganarse unos dólares de más en la venta de coca.

Estacionaron el auto al frente del departamento barato en que los habían citado y Louis se dio la vuelta ante sus dos compañeros que se quedaban.

Y se apresuró a dejarle muy en claro un par de cosas a Liam, que ya miraba a las omegas que pasaban en diminutos bikinis y vestidos floreados que tapaban poco más que su trasero, tratando de ver algo más debajo de sus diminutas prendas.

—Joder Liam, ponme atención. —Regañó pegándole un golpe en la cabeza. —15 minutos, si no salgo en 15 minutos es que algo anda mal, habitación número 9. —Repitió.

El ojimarrón asintió.

—Lo sé, lo sé. —Se encogió de hombros. —15 minutos hermano.

El castaño se bajó del auto con Leo pisándole los talones, ambos harían el trabajo pesado, irían a la habitación y sacarían la pasta mientras Liam y Clifford los esperaban afuera con el dinero, en caso de que algo saliera mal, lo cual era más que probable.

Aseguro el arma en sus pantalones una vez más y subió las malditas escaleras de madera, hasta el tercer piso, consiente en todo momento del peso de la Beretta, que lo ayudaría si algo se torcía.

Tocó la puerta indicada y un hombre de mediana edad, alfa y moreno, un colombiano se apareció ante él.

—¿Tú eres David? —Preguntó.

—El mismo. —Aseguró El alfa. —Usted debe ser Omar Méndez.

—Solo los emisarios. —Contestó Louis y señaló a su amigo.

The World Is Yours L.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora