The World Is Yours L.s.

Epílogo

Acariciaba con cuidado su pancita de 6 meses, estaba cada vez más enorme. Pero a pesar de todo, su bebé seguía siendo bueno con él, más allá de algunos síntomas leves del embarazo.

Sin la ayuda de sus amigos no habría podido hacerlo solo. Había llegado hasta ese continente desconocido, con solo una pequeña cantidad de dinero, dispuesto a empezar de cero una vez más y a dejar atrás a alfas abusivos.

Ni siquiera se le había pasado por la cabeza no tener a su pequeño, desde esa horrible vez en Florida, cuando se entero de su existencia.

Sin embargo había estado tan asustado y enojado por tener que dejar su hogar, por su error de amar al hombre equivocado.

Louis había actuado mal y él no estaba dispuesto a quedarse a su lado o se habría visto arrastrado irremediablemente al horrible final de su esposo. Porque sí, Louis, el amor de su vida había muerto, producto de una horrible venganza por meterse con el hombre equivocado. Hugo Sosa, su socio.

A pesar de todo, Harry lo había llorado con desesperación, no podía mandar en su corazón, lo amaba terriblemente y en su mente solo guardaba los bonitos momentos que le había brindado Louis, quien lo había salvado una vez, pero él no había podido hacer lo mismo. Su único amor se había destruido a si mismo, convirtiéndose en el hombre vil en quien siempre temía convertirse.

Ahora Harry no estaba seguro de que volvería a amar. En América no quedaba nada para él, así que había salido del país, en busca de que no hubieran represalias. Porque hasta para eso, Louis los había dejado marcados para siempre.

Su cuñado, junto a Liam habían hecho todo para sacarlo rápidamente de Usa, y enviarlo curiosamente a ese país, donde no había estado nunca, pero que sin embargo era su ex esposo.

Se habían establecido en un pueblito lleno de refugiados políticos y sobrevivientes de la 2da guerra mundia, en Italia.

Un refugio para él y su pequeño bebé donde no le cuestionaban el por qué era un Omega sin marca, ni donde estaba el padre de su cachorro.

Una oportunidad nueva.

—¡Oh por dios! No te he visto tres días y ya parece haber dos de esos ahí. —Señaló intrigado, su risueño cuñado.

—Es solo uno. —Aseguró sonrojado.

—¿Estás seguro?

—Sí. —Se acomodó en la silla.

—Será un niño grande entonces.

Harry sonrió, el también pensaba que sería un niño. Su pequeño rayito de sol, le haría compañía en su vida solitaria. Y sería el único hombre que existiría en su vida. Su verdadero amor.

Zayn también había seguido sus pasos, desde hace un par de meses dejó Norteamérica. Y no se le había ocurrido mejor idea que escapar a ese Rincón del mundo. Así que puso sus ojos en la misma Villa de Italia de su cuñado.