9. Propuesta

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Estoy lista para los flashes

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Estoy lista para los flashes.

Prometo que seré amable,
pero no me detendré hasta que ese chico sea mío.

Cariño no hay otra superestrella,
te seguiré hasta que me ames.

Paparazzi.

---¥---

Hace tres meses había dejado de trabajar para Benjamín Watts, y ahora solamente los unía una relación de socios, ya que en ese mundo todos se conocían y hacían los mismos negocios, las mismas alianzas entre ellos, respetando su autoridad y dominio como capos de la mafia.

Ahora, ya no eran más empleado y trabajador. Ya no le debía obediencia ni respeto alguno a Watts, mucho menos lealtad, pero Louis se lo profesaba de todos modos, no era esa clase de persona, que les das de comer y te muerden la mano.

Así que cada uno había decidido seguir por su lado, sin entrometerse en los negocios, ni en el terreno del otro.

Y Louis actualmente trabajaba con Hugo Sosa, comprándole la droga desde Sudamérica, para distribuirla directamente en USA, por lo tanto, se habían ganado varios enemigos, pero nada que no pudieran manejar, en poco tiempo se encargaron de eliminarlos en conjunto. Sosa no era de dejar cabos sueltos y a Louis esto último le agradaba también.

Son solo negocios. Benjamín había dicho a Louis al despedirse. Claro, solo negocios.

Eso sí jamás le pagó mal cuando trabajaba para él, dejo todo en orden y sin cabos atados.

Así que había ido a visitarlo a su casa de playa en Florida, porque quería felicitarlo por su nueva adquisición de un club millonario y de un negocio en común.

No lo encontró.

Watts no estaba en casa, según sus guardias, pero en cambio, los empleados le dieron el aviso de que, si estaba, su esposo. El señorito Harry, como lo llamaban.

Louis lo pensó un momento, podía irse de allí y volver cuando Benjamín volviera o podía ver a Harry ahora.

Jamás encontraría mejor ocasión que esta, pensó. Solo lo había podido observar a la distancia y entre la multitud lejana, cuando coincidían en las fiestas y en algunas reuniones en los clubs de su marido.

Watts ni siquiera le había permitido acercarse a más de cincuenta metros de distancia de ellos, teniendo que observarlo en silencio y guardar las formas.

Y extrañaba a su feroz tigresito. De Baltimore, como solía recalcar el Omega.

Pidió verlo, así que lo dejaron pasar confiando en él, ya que era viejo amigo del jefe y también había trabajado con ellos.

Luke Hemmings, le señaló la terraza, antes de disculparse porque tenía otro asunto pendiente. Louis le palmeó el hombro, agradecido.

Se dirigió a la bonita terraza de la casa, donde había una piscina con vista al mar.

The World Is Yours L.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora