Louis Tomlinson es un ex militar norteamericano, con ascendencia italiana, que llega sin un centavo a un Miami de los 80's para convertirse en uno de los más poderosos narcotraficantes de la época.
Con una ambición descarada, el chico hará todo con...
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—Es un chico talentoso y recién llegado de un estado de Sudamérica, amigos. —Habló con énfasis. —¡Un aplauso para nuestro amigo John, de Venezuela!
El animador presentaba al próximo bailarín a cargo del show en el Babylon.
Louis, solo seguía rellenando su vaso de whisky, dispuesto a emborracharse esa noche, estaba en su box privado. Solo y sin ninguno de sus amigos alrededor para acompañarlo a beber.
Profundamente cabreado por todo lo acontecido en la última hora, el rechazo de Harry, su hermano en un baño público manoseándose con un tipo. Y el maldito policía que se entrometió en sus asuntos, Mel White.
Benjamín lo había mandado por él, estaba seguro. El maldito quería decirle que lo tenía en su mira.
Bebió un trago más, aburrido mientras veía el absurdo espectáculo. El bailarín bailaba con algunas personas del público, vestido de un muñeco raro y retorcido.
Más allá, dos hombres también observaban el espectáculo, o eso parecía. Estaban observando todo el local, habían escogido una zona privilegiada en las primeras mesas que daba justo al frente de los boxs privados.
Aseguraron las metralletas debajo de las servilletas, con cuidado. Apuntaron el blanco, sería difícil no fallar a esa distancia, además había bailarines en frente y un par de mesas más con gente. Pero no tenían otra opción esa era su única oportunidad y debían aprovechar.
Louis iba a empezar a fumar su puro habanero y relajarse, cuando se inició el tiroteo.
Dispararon a toda la gente que se encontraba frente a su mesa. El bailarín venezolano cayó frente a él y los demás bailarines se echaron al suelo.
La gente empezó a gritar, asustados por el escándalo.
Pronto el alfa, se fijó que solo disparaban en su dirección.
Como pudo se escabulló detrás de su mesa, tomando el arma de su cinturón, y asegurando el gatillo. Vio frente a él caer los cuerpos de algunos bailarines y del público.
Eran dos alfas, ambos malditos armados de metralletas de corto alcance. Las balas rebotaban a su alrededor, alzó su arma como pudo y apuntó.
Era un maldito militar, carajo. Esto era el puto parque de diversiones para él, buscó los blancos, pero era difícil desde su posición.
Hizo lo posible y apuntó a las piernas de los alfas.
Soltó los disparos seguidos y sin tregua, tenía buena puntería y logró darle a uno en la pierna. Al otro lo alcanzó en el brazo, y luego también en el pecho. El otro alfa cayó tomándose la pierna, pero siguió disparando al frente, entonces tuvo que tratar de apuntar a donde pudiera y logró darle un tiro en el estómago.
