Estaba soñando. Debía estar soñando, por que esto no era posible.
Asustado, se acercó lentamente de nuevo a su reflejo y se miró de cerca.
Su rostro lucía más joven.
No era que se viera viejo ahora, pero definitivamente su piel no tenía esta elasticidad. Y su cabello nunca había estado tan corto como cuando tenía 18.
Además, ¿dónde estaban su músculos? ¿Por qué lucía tan escuálido ahora?
Jadeó repentinamente.
Debía llamar a Jaemin. Tenía que preguntarle.
Pero antes de hacer cualquier cosa, se detuvo en seco.
¿Qué le hacía pensar que Jaemin sabría lo que estaba pasando? ¿Qué le hacía pensar que alguien, además de él, podría tener una idea?
No, tenía que calmarse.
Si era un sueño, iba a despertar en cualquier momento. Si no lo era, alguien había puesto algo en su bebida y estaba alucinando, pero igual regresaría a la realidad eventualmente. Y si no era ninguna de esas cosas... era imposible.
Pero, de cualquier modo, sabía lo que tenía que hacer.
Había visto demasiadas películas para saber que, si perdía la cabeza y comenzaba a actuar como loco, nadie iba a tomarlo en serio. Entonces tenía que actuar lo más tranquilo posible. Tenía que hacer con su día lo que sea que hubiera hecho en ese tiempo mientras se le ocurría alguna idea.
Si estaba en lo correcto, en la puerta de su clóset había un calendario... ¡sí! ¡Ahí estaba!
Parpadeó desconcertado.
Era el lunes de la semana de su baile de graduación.
Se estaba graduando de la preparatoria.
– ¡Jeno Lee! ¡Si no bajas en este instante... –
– ¡Ya voy! – respondió de mala gana.
Dios. Su mamá tenía que calmarse.
Así que sin perder más tiempo, se aseó y se puso su viejo uniforme que no recordaba tan feo. ¿Por qué no cuidaba sus cosas?
Bajó la escalera y caminó sigilosamente hacia la cocina.
– Hasta que nos honras con tu presencia – reclamó la mujer, depositando un plato con comida frente a él.
Jeno estuvo por replicar cuando miró abajo y sonrió brillante.
– Tortilla de kimchi – exclamó emocionado – hace años que no como esto –
La mujer arqueó una ceja.
– Comes esto toda la semana –
– Es una expresión – dijo restándole importancia, probando el primer bocado.
Mierda. Estaba buenísimo.
– Apúrate. Ya tienes que irte a la escuela –
– A qué estoy yendo si no tenemos nada que hacer ya – se encogió de hombros – podría pasar todo el día aquí –
– Pero no lo vas a hacer. Tienes que practicar tu juramento y protesta – le dio la espalda, regresando a la cocina – y conseguir una cita para el viernes – murmuró eso último.
Jeno sonrió enternecido.
Su mamá siempre se preocupó por él. Incluso por ese tipo de cosas.
Y tenía razón. Él no invitó a nadie al baile para ese punto. Y tampoco lo habían invitado a él, por que supuestamente todavía tenía un novio.
Aunque, si no mal recordaba, a su mamá no le agradaba Donghyuck.
¿Por qué? ¿Por qué no le agradaba?
Apenas iba a preguntar, escuchó un par de golpes en la puerta.
– Ya tienes que irte – dijo quitándole el plato con lo que quedaba de su fantástico desayuno.
El otro frunció el ceño antes de recordar lo que estaba pasando.
Su mejor amigo y vecino, Park Jisung, pasaba por él todos los días para ir a la escuela.
Así que se apresuró a tomar su mochila y, tan pronto abrió, no pudo creer lo que veía.
Estaba ahí. El amigo más fiel y leal que pudo conocer en su vida. Con su cabello oscuro y sin volumen que no comenzó a arreglar hasta ya un buen tiempo en la universidad.
Sonrió nostálgico.
– Jisung – lo atrajo en un abrazo – estás igual –
– ¿Que ayer? – lo empujó, luciendo divertido – ¿por qué me estás abrazando? ¿Soñaste que morí? –
– No es nada – rió, apreciándolo con cariño.
Jisung lo miró por un largo rato antes de sacudir la cabeza.
– Como sea – dijo, caminando frente a él y guiando el camino.
Eso era algo bueno, por que Jeno no estaba seguro de recordar por dónde ir.
La escuela era horrible. No lo recordaba así.
Claro que en su tiempo le había parecido todo genial, pero ahora el que todos sabían todo de todos, y que todo el mundo se enfocaba en hacer drama sólo para que su vida fuera interesante le pareció jodidamente absurdo. Estúpidos niños.
Casi quería que hubiera clases, para no tener que escuchar más tonterías.
Pero, para su suerte, se encontró en receso más rápido de lo que le hubiera gustado.
Todavía no sabía que iba a hacer. No sabía como salir de su estúpido trance o alucinación o lo que fuera.
¿Y cuál era la puta contraseña de su candado? Por que ya llevaba un buen rato intentando adivinar, y todavía no lograba descifrarla.
– Oye – llamó su amigo, dejándose caer junto a él – ¿ya tienes pareja para el baile? –
Jeno no lo miró, aún concentrado en su tarea.
– Jaemin – asintió – iré al baile con Jaemin –
Jisung lo miró perplejo de un segundo a otro.
– ¿De qué estás hablando? – susurró desconcertado – ¿Na Jaemin? – sacudió la cabeza – ¿ese Jaemin? –
Jeno al fin cayó en cuenta, recordando repentinamente su historia.
En el pasado, durante su juventud, él iba a invitar a su gran amor como pareja, pero el miércoles de esa semana, cuando había visto al mismo siendo todo amigo de Mark, decidió que no, que los celos y el orgullo eran más importantes, y terminó invitando al inalcanzable Na Jaemin, quien era su amigo cercano y que no había aceptado la invitación de nadie todavía.
Jeno, en ese entonces, pensaba que la vida no tenía sentido, así que fue por ello.
Fue una sorpresa que Jaemin aceptara ir con él. Fue todavía más sorprendente que lo enamorara perdidamente en una sola noche.
Se estremeció, incómodo ante el recuerdo. Claramente su yo de 18 años todavía no conocía al monstruo.
Pero entonces, le llegó otra idea.
Era lunes.
Eso significaba que...
– Chicos – llamó la voz más melodiosa – ¿están emocionados? Esta es la última semana –
Cuando se giró, su corazón latió desenfrenado.
En ese entonces, Donghyuck tenía el cabello castaño dorado. Era más delgado, y... estaba perfecto.
Era su ex novio, sí. Pero sólo por que se habían tomado un tiempo.
Pero ahora aquí estaba. Aquí estaba y esa era su oportunidad.
Él lo haría.
Arreglaría su futuro, y haría lo correcto.
Él se casaría con Donghyuck.

ESTÁS LEYENDO
Back to you
FanfictionSe iban a divorciar, estaba seguro. Después de años de noviazgo, y algunos cuantos más de matrimonio, luego de casi seis meses de sólo pelear y pelear, ya no podían seguir más. Y Jeno pensaba, una y otra vez, que si tan sólo pudiera regresar en el...