Capítulo 07

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La semana pasó volando.

Cuando menos lo esperó, despertó el viernes en la mañana y miró al techo, decidido.

Ese día era oficial. Lo que fuera que hubiera cambiado esos días, se vería reflejado en su futuro. Sólo tenía que llegar al final de la noche, según le instruyó Taeyong.

Estaba nervioso, pero no sabía por qué.

Casi rió. Se sentía como un adolescente de nuevo. Prácticamente lo era.

Como todas las demás mañanas, se levantó, se aseó, y se preparó para la escuela.

Hasta ese momento, había evitado exitosamente a Jaemin, y pasado cada segundo con Donghyuck, mostrándole cuánto lo amaba.

– Aquí tienes, cariño – llamó su madre, depositando un par de huevos cocidos frente a él.

Jeno frunció el ceño.

– ¿No había kimchi? –

– Hoy es tu baile. Debes comer ligero para que te veas bien en las fotos, y come mucha comida deliciosa después –

– Bien – refunfuñó.

La mujer rió y le dio un beso en la frente antes de seguir con lo que fuera que estaba haciendo.

Y luego, él se fue a la escuela con Jisung, como todos los demás días.

Donghyuck estaba radiante.

Sonriente con todos, lindo, brillante como siempre.

Y eso hizo que el día pasara rápido.

Cuando menos lo esperaba, ya era de noche, y él estaba arreglándose para el gran evento.

Se sentía tan nervioso y feliz, que pensaba que iba a estallar. Estaba tan emocionado que casi olvidaba lo que iba a pasar esa noche.

En su escuela, tradicionalmente, había un after party en un hotel. Los ex estudiantes rentaban habitaciones y podían bajar a festejar con el resto, o podían quedarse a pasar la noche con sus citas.

Él ya había pasado por eso, claro. Pero esta vez era diferente. Esta vez era mejor.

Estaba expectante.

Se miró una última vez al espejo y suspiró, relajándose.

Era ridículo. Él ya era un hombre. No debía portarse como un mocoso asustado.

Así que condujo con toda tranquilidad a la casa de Donghyuck, le puso el bonito arreglo de flores que consiguió para él, y lo llevó al salón donde se haría la celebración.

Estaba precioso. Todo estaba bien.

La noche era hermosa, la velada era romántica, y Donghyuck estaba perfecto.

No podía dejar de sonreír.

– ¿Quieres otra bebida, mi amor? – ofreció en medio de un baile lento.

El moreno se limitó a asentir y sonreír suavemente, recibiendo el pequeño beso que Jeno dejó en sus labios.

Gustoso, el otro caminó hacia la mesa de bebidas y eligió una de frutas para su pareja.

Estaba tan tranquilo y absorto, que no pensó que nada podría arruinarlo.

Hasta que sucedió.

– Lee – llamó junto a él, palmeando su espalda amigablemente.

Jeno no pudo obligarse a sonreír de vuelta.

– Mark – saludó también – pensé que no vendrías –

– ¿Por qué? – preguntó, más concentrado en servir limonada en dos vasos.

El otro hizo una mueca.

Por alguna razón, había pensado que si no era con Donghyuck, Mark no tendría una cita. Pero claro que iba a tenerla. Todos lo querían. Era guapo, carismático, y popular.

Mierda, incluso para el mismo Jeno había sido una especie de amigo antes de que pasara todo lo que pasó.

– No tengo idea – terminó por decir.

Mark soltó una suave risa antes de finalmente mirarlo.

– Así que regresaste con Hyuck – inquirió, mirando al aludido – me alegra mucho –

Y por más que Jeno intentó encontrar la mentira en sus palabras, no pudo hacerlo. Realmente parecía sincero.

Pero, ¿por qué? ¿No era que Mark estaba enamorado de Donghyuck? ¿Todo ese tiempo basó sus acciones en celos injustificados?

Bueno, si hubo un momento para obtener la respuesta, sería ese mismo.

Pero antes de que pudiera preguntar, Mark sonrió brillante a alguien, y envolvió su brazo alrededor de la cintura del otro.

Jeno se congeló, sin saber qué otra cosa hacer.

– Hola, bebé – saludó Mark, dejando un beso en la mejilla de su acompañante.

En la mejilla de Jaemin.

Jeno tuvo que reprimir todos sus impulsos. Impulsos que desconocía.

Algo no se sentía correcto, pero no sabía con certeza qué.

Bueno, otro tipo estaba besando a su esposo enfrente de él, y si eso no era suficiente para alterar a un hombre, entonces no sabía qué lo haría.

Pero una vez evaluó el sentimiento, inmediatamente se sintió ridículo.

Jaemin no era su nada. No tenía por qué sentir nada. Era sólo la vieja costumbre.

Y luego recordó lo que dijo Jaemin. "tú invita a Donghyuck. Si te dice que sí, me ocuparé de Mark. Lo prometo".

Sonrió, sin poder detenerse.

Gracias, Jaemin.




Esa noche, cuando llegó a la habitación de hotel, medio se sorprendió de que no hubiera nada fuera de lo común.

¿No había habido un gran escenario la última vez?

Flores por todos lados, pétalos en la cama, champán...

¿Dónde estaba todo eso ahora?

Parpadeó cuando lo recordó.

No había sido él quien hizo eso aquella otra ocasión. Fue Jaemin, que hizo todo para que Jeno se sintiera menos mierda por su fallida relación.

Y luego hicieron el amor en esa misma cama.

– ¿Estás listo? – preguntó Donghyuck, comenzando a deshacer el nudo de su corbata.

– Sí – respondió Jeno inestable.

Y puso toda su mente y corazón en ello. En Donghyuck.

En la sensación de su cálida y deliciosa piel, en la imagen que proyectaba, en su cuerpo. En todo.

Y duraron mucho más de lo que había esperado.

Por eso fue una sorpresa que, en lugar de acurrucarse y dormir abrazados como se suponía que pasaría, Donghyuck comenzó a vestirse.

– ¿A dónde vas? – preguntó Jeno, mirándolo desde la cama.

– A dónde vamos – corrigió, inclinándose a besarlo – la última fiesta del año escolar está ocurriendo allá abajo. No podemos perdérnosla. Todos están ahí –

Jeno tomó un suspiro pesado.

Estaba cansado y quería dormir, pero Donghyuck tenía razón.

Además, él estaba celebrando otra cosa.

Celebraba el principio de una gran historia.

Terminó accediendo, y en cuestión de minutos, estaba de fiesta con todos sus compañeros y amigos.

Después de todo, a Donghyuck no podía decirle que no.

Estoy odiando esto, pero no hay una razón válida para que lo haga.

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