Capítulo 06

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La mañana siguiente, sí perdió la cabeza.

Se levantó de golpe, agitado y confundido.

Ya había hecho lo que tenía que hacer. ¿Por qué no estaba yendo a ningún lado?

Esta vez, no actuó como si nada. No se puso su uniforme ni se preparó para la escuela.

Esta vez, bajó con intención de enfrentar a todo aquel que se encontrara.

– ¿Ma? – llamó, encontrándola en la cocina – ma, esta pasando algo muy extraño –

– Le pasa a todos los chicos de tu edad, cariño – rió.

Jeno frunció el ceño.

Ella le daba la espalda, pero incluso así, sin poder verla, estaba seguro de que lucía diferente. Sonaba igual, pero había algo extraño en ella.

– ¿Mamá? –

Se asustó mucho cuando se giró en su encuentro.

– ¿Sí? –

Esa no era su mamá.

La piel de su nuca se erizó violentamente, y tomó un sartén que encontró por ahí para usarlo como arma en caso de necesitar defenderse.

– ¡Tú! –

– ¡Yo! – rió.

Era el extraño del elevador, al que conoció el día que sucedió todo, disfrazado como su madre.

– ¿Quién eres tú? – preguntó, manteniéndose alejado – ¿qué eres tú? –

– No estás listo para saber lo que soy. Tu mente humana no podría procesarlo. Y si te digo mi nombre real, tendrás que morir. No es como que pudieras pronunciarlo, de todos modos – dijo burlón – llámame Taeyong –

– Tú hiciste esto, ¿no es cierto? – gruñó – ¡tú me enviaste aquí! –

– Te advertí que no oraras en voz alta – se encogió de hombros, siguiendo con su tarea de cocinar mientras silbaba alegremente.

– ¿Qué se supone que significa eso? – dijo ofendido – ¡te estoy hablando! –

– Si pudiera regresar el tiempo, elegiría mejor y lo cambiaría todo – imitó, usando la propia voz de Jeno – aquí estás, amiguito – se giró a pasarle un plato con el desayuno – tiempo atrás y justo donde querías. Es momento de elegir mejor –

– Dios. No puede ser cierto – se lamentó.

– Dios no tiene nada que ver con esto – negó – esto lo hiciste tú y sólo tú, cuando lo deseaste en ese ascensor – lo miró sonriente – así que elige correctamente –

– ¡Ya elegí! – respondió frustrado – lo hice ayer, ¿recuerdas? –

– ¿Y estás seguro de que esa es la mejor elección? –

– Estoy seguro – asintió.

El otro lo miró dubitativo.

– Pues yo pienso que no – se encogió de hombros – pero no es mi vida, así que no diré nada. Tienes hasta el viernes para hacer lo que creas que es mejor –

– ¿Por qué? – sacudió la cabeza – regrésame ahora –

– No puedo hacerlo, bobo – se sentó a la mesa – no hasta que hayas terminado tu misión. Dime – lo miró – ¿ya la terminaste? –

– ¿De qué misión hablas? –

– Oye, ¿eres tonto o algo así? – frunció el ceño – antes de regresar, tienes que asegurarte de que todo quede en su lugar. Recuerda que el futuro depende de eso – suspiró – entiendo que no te importa mucho lo que pase con los otros, ¿pero no recuerdas otra cosa que tuvieras que hacer? ¿Otra cosa que habrías hecho si hubieras podido? –

Jeno parpadeó, recordando esa semana de su vida en específico.

No había nada pendiente.

– Estoy seguro de que ya terminé –

– ¿De verdad? – ladeó la cabeza – ¿no hay nada por lo que al menos sientas curiosidad? –

– Si te refieres a Jaemin – dijo entre dientes – no. No siento curiosidad –

– Si tú lo dices – se encogió de hombros – aún así, vas a pasar los próximos cuatro días aquí. Así que será mejor que lo disfrutes –

– ¿Y qué se supone que haga? – se quejó.

– Creo que ya lo sabes. Ya pasaste por esto, después de todo –

– Claro – resopló – por que el sueño de todo el mundo es revivir la preparatoria –

– Mejor acostúmbrate – rió – ya es hora de que te vayas –

– Pero ni siquiera estoy... – miró abajo, encontrándose con que ya traía puesto su uniforme – ¿cómo hiciste eso? –

– Te regresé al pasado. Creo que puedo manejar vestirte a tiempo –

Alguien tocó la puerta.

– Pase – pidió Taeyong.

Jeno lo miró alarmado, pero antes de que pudiera intervenir, Jisung entró a la cocina.

– Jeno – sonrió – ya es hora de... – se giró al otro – oh, buenos días, señora Lee –

El azabache frunció el ceño.

– ¿De verdad no ves la diferencia? – dijo a Jisung.

– Se... ¿se cortó el cabello, señora Lee? – preguntó inquisitivamente.

– ¡Lo notaste! – exclamó divertido Taeyong, esponjando su peluca con una mano – Jeno tardó bastante en darse cuenta –

– Así es él – rodó los ojos – vamos. Es tarde –

Jeno miró extrañado al par antes de seguir a su amigo.

– Toma buenas decisiones, hijo – canturreó Taeyong, justo cuando salió de la casa.

El menor miró atrás y entrecerró los ojos cuando lo observó despedirse en la puerta.

Ese tipo, lo que sea que fuera, iba a volverlo loco al terminar la semana.

Pero, a pesar de pensar que estaba desquiciado, prestó atención a sus palabras y las meditó cuidadosamente.

¿Qué era eso que tenía que hacer?

¿Qué era esa tarea pendiente que debía completar antes del viernes?

Soltó el aire, sintiéndose estresado.

No importaba ahora, supuso. Tenía tres días más.

En caso de que se lo estén preguntando, Taeyong hizo que Jisung lo viera como si estuviera viendo a la mamá de Jeno, así que no se preocupen, Jisung no sabe nada de lo que está pasando.

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