Capítulo 14

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Tan pronto despertó, cubrió su rostro, completamente abochornado.

Mierda, Taeyong.

No. No tenía tiempo para pensar en eso.

Ya lo haría en la noche.

Esa mañana se levantó, duchó, y robó algo del perfume de su papá.

Se veía bien, pero estaba tan nervioso que le sudaban las palmas de las manos.

Esta era su última oportunidad. Tenía una semana para lograr gustarle a Jaemin.

Sí, antes le había gustado, pero sólo por que Jaemin lo vio todo solitario, intentó consolarlo, y pasaron la noche juntos. Entonces comenzó a sentir algo por él. Pero antes de eso, Jeno no estaba seguro de que el otro hubiera estado interesado en absoluto.

Después de todo, todas las veces, Jaemin fue invitado a ese baile no por una, sino decenas de personas. Siempre prometió que lo consideraría.

A la fecha, Jeno no sabía por qué le había dicho a él que sí, pero sospechaba que tenía algo que ver con el hecho de que tenía el corazón roto.

Y en la otra vida, obviamente, aceptó la invitación de Mark Lee. Sólo alguien como él podría gustarle a alguien como Jaemin.

Soltó un suspiro, desanimado.

– ¿Que tienes, cariño? – preguntó su mamá, atando su delantal para comenzar a cocinar – ¿tuviste una mala noche? Te levantaste muy temprano –

– Algo así – asintió – estoy muy nervioso –

– ¿Por qué? – dijo caminando por la cocina, consiguiendo ingredientes.

– Por que quiero invitar al chico más hermoso del mundo al baile y me da miedo que me diga que no –

– ¿Por qué diría que no? – comentó desinteresada – Donghyuck y tú salían, ¿no? Es probable que te diga que sí –

– No voy a invitarlo a él – sacudió la cabeza – voy a invitar a otro chico –

Eso pareció llamar su atención lo suficiente para que dejara de lado lo que estaba haciendo y se girara a mirarlo con los ojos muy abiertos.

– ¿No vas con tu ex? –

– Trata de no parecer tan feliz – entrecerró los ojos – ¿por qué no te agrada? –

– No es que no me agrade – resopló – es su dinámica lo que no me gusta. Ustedes son algo, luego pelean tan feo que su mamá me llama para preguntarme qué sucedió, y cuando pensamos que por fin están bien y ya no se sienten tristes, nos enteramos de que regresaron – negó – esa es una relación horrible, hijo. Y siento tener que decírtelo yo –

Jeno estaba atónito.

Su mamá tenía razón. Su relación con Hyuck había sido horrible.

¿Por qué se había encaprichado tanto entonces?

Ah, cierto. Para lastimar a Jaemin. Por que si recordaba bien, en sus primeros años de casados, ni siquiera pensaba en su ex. Y no lo hizo hasta que se sintió celoso, que quiso que Jaemin sintiera lo mismo.

Estúpido.

– ¿Y a quién vas a invitar? – preguntó intrigada.

– Na Jaemin –

Su mamá arqueó una ceja.

– No me mal entiendas, yo pienso que eres un chico muy lindo y que cualquiera te diría que sí, pero ¿por qué no mejor invitas a alguien a quien no le lluevan propuestas? –

– Somos amigos – aseguró.

– Podrá ser amigo tuyo – asintió de acuerdo – pero ten en cuenta que es muy atractivo, amable, y accesible. Faltando cuatro días... – suspiró – puede que tus posibilidades estén algo reducidas –

– Ya sé, pero tengo que arriesgarme – dijo decidido – alguien como él vale completamente la pena –

– Bien – rió – espero que tengas razón – se giró a la encimera.

– Espera – la detuvo, colocándose junto a ella – esta puede ser mi última oportunidad – comenzó a atarse otro delantal – ¿puedes enseñarme a preparar tu receta de tortilla de kimchi? –

La mujer sonrió orgullosa.

– Sí, bebé – acarició su mejilla con cariño – todo lo que quieras –



Estaba preparado.

Su mamá le había dado dinero, y Jisung lo acompañó a comprar todo tipo de flores bonitas.

Jaemin merecía más que simples rosas.

Aunque le mortificaba un poco el que otros estudiantes se le quedaran mirando mientras caminaba por los pasillos con su ramo gigante. Sabían que iba a invitar a alguien, y si lo rechazaban, lo sabrían también.

Era vergonzoso.

Como fuera, ya estaba decidido a hacerlo.

Así que al finalizar el día, tomó un profundo suspiro, y se dirigió al lugar donde sabía que sucedería todo.

Por fin, llegó al gran rosal, donde habían otro par de chicos conversando.

– Prometo que lo consideraré – rió uno de ellos.

Jeno sintió su corazón latir con fuerza.

Ignoró al otro que se estaba yendo, por que ni siquiera lo conocía, y fijó la mirada en aquel que se había quedado sentado ahí.

Y Jaemin lo miró, con esa sonrisa perezosa y amigable, sus mejillas coloreadas, su bondad absoluta, contrastado por un bello fondo de rosas rojas... estaba hermoso.

– Jeno Lee – frunció el ceño, divertido – ¿estás bien? –

Este tragó el nudo en su garganta.

– Estoy mejor que bien – susurró.

Jaemin ladeó la cabeza, examinándolo.

– ¿Estás seguro? Te ves algo agitado – señaló el ramo – apuesto a que estás nervioso – palmeó el espacio junto a él.

Jeno se dejó caer, sonriendo suavemente.

– La verdad sí – admitió.

– No te preocupes. Estoy seguro que dirá que sí – lo empujó levemente, intentando animarlo

– ¿Tú crees? –

– Claro que sí – se encogió de hombros – yo lo haría –

Jeno asintió.

– Entonces hazlo – susurró – ve conmigo al baile –

Sintió más que ver a Jaemin tensarse.

– ¿A mí? – preguntó luego de unos segundos – ¿quieres invitarme a mí? –

– Por supuesto – rió – tú has dicho que somos amigos. Y, como amigo, me gustaría que fueras mi cita –

– Uhm... – sacudió la cabeza – perdón. De todas las personas en el mundo, no pensé que fueras a invitarme a mí – rió avergonzado – es... las flores están lindas – tomó el arreglo con cuidado – se ven caras –

– Fueron caras – admitió divertido.

Jaemin escondió su cara detrás de ellas, respirando su perfume.

Jeno perdió toda esperanza, pero se quedó junto a él en lugar de huir como más o menos quería hacer.

No había planeado lo que vendría después si era rechazado.

¿Ahora qué?

– Gracias – susurró Jaemin, luego de un rato – y sí. Me gustaría ser tu cita –

Jeno se giró a él, con la boca ligeramente abierta y la respiración entrecortada.

Jaemin estaba hermoso. Descomunalmente bello.

Como la última vez.

Como siempre sería.

🥺

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