5.3.

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[3000 palabras]

Había impaciencia en Feitan, por alguna razón Shalknart, la sorpresa que tenían guardado, un integrante que se movía desde las sombras, no contestaba.

Gon estaba noqueado en el suelo, fue un golpe tan limpio como certero por parte de Feitan.

—Se está tardando demasiado—. Admitió, impaciente.

—Seguro el imbécil de Shalknart se quedó jugando con alguno de ellos—. Le restó importancia Machi. Moviendo el cuerpo de Gon de un lado a otro, sin la necesidad de desprender sus hilos.

—Igualmente están tardando demasiado—. Negó con la cabeza, suspirando.

—¿Quieres que vaya a revisar?— Se ofreció la pelirosa, deteniendo su paso para observarle.

Feitan le dirigió la mirada, y le negó con la cabeza. —¿Qué pudo haber salido mal? Los disparos de nen son tan peligroso en un área cerrada ni siquiera habrán podido moverse, o si intentaron contraatacar, es seguro que no pudieron salir ilesos.

—Nuestra parte está hecha, capturamos a este mocoso, su parte era entretenerlos—. Le recordó Machi. —Por nuestras habilidades era lo más conveniente.

Pasaron unos instantes más sin señales de nada, ambos intercambiaban miradas nerviosas.

—Voy yo—. Decretó Feitan. No se añadieron palabras.

Una bala de nen había penetrado, traspasado, su cuerpo, específicamente su torso, en una costilla de lado izquierdo

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Una bala de nen había penetrado, traspasado, su cuerpo, específicamente su torso, en una costilla de lado izquierdo. Pará su suerte, las balas de nen tienen la costumbre de traspasar y no de rebotar, de la otra forma, muchas de sus órganos internos estarían dañados y, probablemente, herido de gravedad. Ahora mismo estaba con mucho dolor, pero no herido de muerte.

—Hermano—. Killua se sorprendió, dejando de lado a Hisoka, que había perdido el control.

—Tranquilo—. Habló Illumi, inexpresivo como siempre, disimulando el dolor que había afectado claramente a su respiración. Alguien tan correctamente perfecto en el sentido de la estética se notaría hasta al más mínimo detalle erróneo, y este era el caso; su respiración era errática y un manchón de sangre se asomaba por su dorsal izquierdo.

Alluka y Kalluto seguían en un abrazo, con miedo, pero salvas.

Killua no sabía muy bien que hacer, nunca había sido bueno para arreglar situaciones, y menos una en la que el tenía que salvar a otros. —¿Puedo hacer algo?— Preguntó. Esperando alguna respuesta, que no recibió.

—Hisoka, para. No es necesario—. Lo detuvo, caminando con dificultad hacia el lado del payaso, que se detuvo abruptamente y se comenzó a intercalar miradas entre el torso ensangrentado, y el rostro de su... pareja.

—Ese maldito—. Dijo Hisoka, cegado. Illumi lo detuvo nuevamente, estaba por salir a la calle, a pelear contra Franklin, que seguía en un mano a mano contra Kite.

Un Omega Diferente || Wattys 2021 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora