Capítulo 5

52 25 6
                                    


De repente, fui despertada por el sonido de la puerta al abrirse. Me levanté rápidamente, aún un poco aturdida por el sueño. Allí estaba mi hermano Aiden y Nia. 

—¡Hola, Aiden! ¡Hola, Nia! ¿Cómo la pasaron? —saludé alegremente a mi hermano y a mi amiga mientras se adentraban en la casa con las bolsas en las manos.

—Hola, Maki. —Sonríe Nia, acercandose a mi.

—Hola, Mak. Ya sabes, igual que siempre. ¿Y tú?, ¿cómo has estado? —respondió Aiden con una sonrisa, depositando las bolsas en la cocina. —He estado bien, gracias por preguntar. —le devuelvo la sonrisa mientras me acerco a él

Los tres nos dirigimos a la cocina y comenzamos a preparar la comida. Colocamos los platos en la mesa mientras charlamos y nos reímos. En ese momento, recuerdo algo importante.

—Aiden, mamá no llegará a casa hoy. Tiene una reunión de trabajo. — le informo mientras pongo los cubiertos en la mesa. Asintió en señal de entendimiento y nos sentamos a comer.

—Maki, ¿has hablado con Hunter recientemente? —pregunta Aiden, mostrando curiosidad en su rostro. — No quiero hablar de él, ademas tiene novia. —reflexioné, mostrandome incomoda.

—¿Qué? ¿Cuál novia? si te refieres a Kally, dejame decirte que se rió en tu cara. —comentó Aiden. —No es su novia, solo son amigos. Aunque no dudo que a ella pueda gustarle Hunter. —aclaró.

—¿Estás diciendo que hice todo este drama por nada? —suspiro aliviada. —Eso parece. —concluyó Aiden, con un una risita. —Yo sabía que esa chica tenía algo raro. — expresó Nia, con molestia en su voz.

   —Ella no tiene nada, lo que pasa es que tú estás celosa — replicó Aiden.

—No es cierto. —murmuró sonrojada.

 —Como digas. —Dijo sarcásticamente

A la mañana siguiente, me despierto con el cabello hecho un desastre y mi pijama blanco puesto. Me dirijo al baño para cepillarme los dientes y luego bajo a la sala, ya que escucho la puerta de la casa abrirse. Es nuestra madre.

— Mamá, ¿estás bien? —muestro preocupación en mi rostro mientras la saludo y la abrazo. —Sí, cariño, estoy bien. Solo tuve una noche larga en el trabajo. —mamá sonríe y corresponde al abrazo. —¿Por cierto, cómo están Aiden y tú?—agregó.

—Estamos bien, descuida. ¿Necesitas algo de la tienda? Saldré a comprar para desayunar. —espeté.  —No, no hace falta, ¿con qué dinero iras a comprar? —cuestionó mi madre. 

—Con el dinero que sobró de la cena. —repliqué. —De acuerdo, cielo. Iré a dormir un poco, estoy agotada. No te tardes mucho allí afuera, —aclaró mamá.

—Descuida, volveré rápido. —concluí. Mamá besó mi frente y caminó a su habitación. Sin molestarme en cambiarme, me puse mis zapatillas al salir de casa. Avanzo hacia la tienda y veo unos rostros muy conocidos.

¡Hunter!, ah, y Kally también. Intento pasar desapercibida y cruzarme de calle. De la nada, oigo la voz de Kally, a unos pasos lejos de mí. — Mira a esa chica, pobre indigente.  — Alzó la voz. Siento su mirada juzgándome por detrás mientras me ahorro las ganas de pelear.

—¿Esa no es Maki? —interrumpió Hunter. Él me vio y se rió juguetón. —¡Mira quién está aquí! Tu cabello es un desastre —exclamó, mientras Kally también me saludaba. 

—¡Hola, Maki! ¿Dormiste bien? —Kally también se búrla y se me acerca. —Sí, dormí bien, pero veo que tú no. —aseguré señalando la blusa puesta al revés de Kally. 

Kally se sobresaltó y dejó escapar una maldición en voz baja, lo cual hizo que Hunter soltara una risa burlona. Mi mirada se encontró con los ojos grises de Hunter, y me perdí en su intensa mirada por un momento. Sin embargo, Kally lo notó  decidió interrumpir.

¿Te estás burlando de mí? —inquirió, arrugando su nariz con desagrado.  —Bueno, ya basta, Kally. Pareces una niña de 5 años. —exige Hunter, aun riéndose. 

—No tienes que defenderla. —Gruño Kally, mientras se alejaba de nosotros. Hunter la mira irse incrédulo, pero no le da mucha importancia.

—No tenías que defenderme. —mencioné, mirándolo nuevamente a los ojos. 

—¿Quién dijo que estaba defendiéndote? Solo me pareció una inmadurez, nada más —explicó, sin apartar su mirada de la mía. -

—Ah, pero no es mi culpa que tengas amigas inmaduras. 

—Tú tampoco te salvas, porque también eres mi amiga. -Rió burlonamente.

—Yo no le dije nada. Además, tú y yo no somos amigos, sino conocidos.

—¿Ah, sí?, pues no pensabas lo mismo antes de que Kally bromeara que somos novios. 

Me sonrojé levemente y solo me limité a mirarlo. Mientras nuestros ojos se encontraban, sentí un cosquilleo en el estómago y mi corazón comenzó a latir desbocado. En ese instante, el mundo a nuestro alrededor pareció desvanecerse.


Silly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora