Capítulo 8

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¿Debería hablarle? Después de todo, no fue nada grave lo que sucedió entre nosotros. Solo una tonta discusión. Inmediatamente decido responder y arreglar las cosas.

—Hola, Jase.

—Hola, Mak. Creí que no responderías.

—No iba a contestarte, pero me parecía una tontería evitarte.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Podemos arreglar las cosas ahora?

—Es lo mínimo que deberíamos hacer.

—Perdóname, sé que no he sido un buen compañero, ni un buen novio, no te di la atención que te merecías en esos momentos. No voy a justificarme de ninguna forma, solo quiero disculparme por mis estupideces.

—Yo también quiero disculparme, me tome las cosas muy a la ligera. Además, ambos éramos muy inmaduros.

—Empecemos de nuevo, Mak. Olvidemos todo lo que ocurrió entre nosotros.

—Estoy de acuerdo, eso sería bueno.

—¿Cómo has estado todo este tiempo?

—Bien, como siempre. ¿Y tú , Jase? Hace unos días mi madre me ha dicho que tú y tu familia se han mudado a esta ciudad por negocios.

—Sí, así es. Nos adaptamos poco a poco. Por cierto, me alegra que estés bien.

—Es bueno saberlo.

—Sí, tengo que irme, Mak. ¿Hablamos en estos días?

—Bueno, hablamos luego.

—Adiós, descansa.

Bueno, eso fue fácil. Nunca creí que se lo tomaría tan normal, aunque algo dentro de mí me dice que he hecho bien. Me alegra saber que ya arreglamos las cosas entre nosotros. Él no me gusta, ni me gustará, pero sería algo agradable poder volver a llevarnos bien como antes.

—Maki, ven a comer. —grita mi madre desde el comedor. Bajo y me siento en la mesa. Durante la comida la miro. —Mamá, ¿mañana puede venir Hunter a casa? —Consulté mirándola a los ojos. —¿Hunter? ¿El amiguito de Aiden? -ella divagó.

—Ese mismo. —interviene mi hermano.  —¿Quieres invitarlo? ¿Estás enamorada? —ríe mi madre. —¿Qué?, claro que no. Solo es un amigo. —exclamé —Además, lo invité porque la profesora nos asignó un proyecto juntos. —agregué. —Como digas, ¿ y a qué hora vendrá? —No lo sé, olvidé preguntarle. —expliqué. —Cuando no. —suspira mi mamá. 

Terminamos de comer y fui a mi habitación a dormir. El día siguiente en la escuela, voy al salón de clases. Kally se para frente a mí y me llega un mensaje de Nia, avisándome que no vendrá.

—Oye, Maki. —habla Kally.

—Dime. —levanté mi vista hacia ella.

—Tengo algo que contarte, si quieres acercarte a Hunter...

—¿Qué sucede?

—Él no es un chico al que le interese una relación seria, te lo digo porque lo conozco más que a nadie.

—¿A qué te refieres?

—A él le gusta jugar con los sentimientos de los demás. Es un completo mujeriego. Como me caes bien y somos amigas, te recomiendo que no te acerques mucho a él.

—No sé qué decir.

—No tienes que decir nada, él simplemente no es para ti, y no deberías acercarte a él. A menos que quieras que te rompa el corazón. De igual forma, yo seguiré ayudándote a que se lleven mejor.

—Gracias, supongo.

—A Hunter lo amo como un amigo, pero no es ni será una buena pareja para ti. No lo olvides, te lo digo como amiga.

Por alguna razón, no le creo ni una sola palabra. Jamás lo he visto con otras chicas. ¿Será otra de sus mentiras? ¿Podrá ser tan mitómana? Haré de cuenta que no escuché nada, de igual forma no me interesa. Ni que fuéramos buenos amigos.

Durante el receso, decido comprar un sándwich en la tienda de la escuela. 

—Hey, Maki. Olvidé preguntarte la hora. Mañana a la noche estás disponible?

—¿En la noche? ¿Porqué tan tarde?

—Porque por el día estoy ocupado. Claro está. ¿A las 8 te parece bien?

—Sí, me parece bien.

—Bien, ahora apúrate y compra rápido.

—Sí, don desesperado.

Compro mi sandwich y me alejo a una mesa. Las horas avanzan a paso de tortuga, hasta que por fin llega la hora de irse.

Volvemos a casa con Aiden, almorzamos y pasamos el día como cualquier otro. Al día siguiente me despierta la alarma de Aiden. ¿Por qué tenemos que despertarnos todos con sus alarmas menos él?

Hago mi rutina de la mañana y vamos a la escuela. Prestó atención a las clases, sin importarme el resto. Tomo apuntes y las horas vuelan.  Una vez pongo mis pies en mi casa, almuerzo y por la tarde comienzo a limpiar y ordenar. Entro a mi habitación, guardo mis carpetas con dibujos debajo de mi cama. Bajé al salón para acomodar las sillas y los floreros.

—Adios, Mak. —dijo Aiden desde la puerta principal. —¿A Dónde vas? —pregunté con curiosidad. —Tengo una cita con Nia. —sonrió

—Por fin, ya se estaban tardando. Respondí con una risita.

—Bueno, tú también te estás tardando con Hunter. —Bromea.

—Tal vez tengas razón. Como sea, suerte con Nia.

Aiden se despide y cierra la puerta detrás de él. Después de un rato largo que pasé en el móvil, escucho el timbre de la puerta. 

Mis nervios se pusieron a flor de piel, me levanto y me acerco. Hasta que veo que mi madre lo recibe. Está aquí...

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